Filosofía y Ciencias de la Educación en la Práctica Educativa
Enviado por Stella • 21 de Abril de 2018 • 2.479 Palabras (10 Páginas) • 399 Visitas
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Como parte de las nuevas tecnologías de la información, la comunicación en la educación experimenta hoy gran protagonismo por su competencia con los medios masivos en materia de consumo cultural en materia de valores. Frabboni y Pinto (2006), cuestionan que hoy se dispone de acceso las 24 horas, a cantidades inconmensurables de información traducida como alfabetización débil al ser receptiva, estéril, inducida y lejos del contacto real de ensayar, probar, descubrir, ya que todo está mediado por la pantalla. Esta perspectiva crítica se convierte en una oportunidad y exigencia para que la comunicación en la educación sea rigurosa al enfocarse en lo constructivo, promoviendo una cultura fundada en el diálogo, en la problematización y en la interdisciplinariedad, buscando preparar al hombre para convivir armónicamente con sus semejantes, con la naturaleza y con todo el cosmos como sugiere Lampert (2008) para recuperar los valores fundamentales y la calidad de la educación.
En la actualidad, la comunicación en la educación se da en distintos niveles, es decir, se puede hablar de la comunicación del educando con el docente y viceversa y también se puede hablar de la que existe entre los educandos. Se continúa así la oferta desde las diversas escuelas filosóficas estudiadas que desde la antigüedad proponían la dialéctica o la mayéutica para ayudar a desarrollar el pensamiento crítico de los alumnos (Moore, 2009). Esta actuación educativa como desempeño de los docentes en relación con la responsabilidad de ayudar al alumno en su proceso de enseñanza-aprendizaje, implica no sólo la transmisión de saberes, sino también, cultivar valores esenciales y desarrollar hábitos a fin de que el individuo sea capaz de integrase efectivamente a la sociedad y de transformar positivamente su entorno. Como Freire (2002) sostiene: “… no hay docencia sin discencia”; este autor utiliza el neologismo discencia para referirse al conjunto de funciones y actividades de los educandos, de manera que docente y alumnos se enriquecen con la comunicación porque ésta va en dos vías, aprende el que enseña y aprende a quien se le enseña.
Desde la perspectiva de la filosofía de la educación, la actuación educativa se define como el vínculo de enseñar y aprender, mientras que la actividad de enseñar se asocia a la docencia y la formación. Así definidas, la relación existente se mantiene en recíproca transacción vinculante y ambas se benefician. Esa mutua interdependencia entre actuación educativa y actividad de enseñar se integra en una red infinita de vías comunicantes con el entorno, donde alumnos y maestros están en continua transacción, no sólo unos con otros, sino también con todos los elementos ambientales, culturales e institucionales propios de la situación escolar como describe Dubois (2011).
Asimismo, la propia experiencia docente, permite reconocer que la interacción con el estudiante implica ir más allá del simple contenido curricular; se espera también impactar en la formación como persona de cada uno de sus alumnos. Esta oportunidad pone a prueba los postulados de la filosofía de la educación al contrastarlos con la realidad del estudiante actual, con la diversidad de sus actitudes, valores y expectativas. Variedad sujeta a las características de la escuela o auditorio ante la que se ejerce la actividad de enseñar, unas más receptivas a la formación y otras más desafiantes.
Por otro lado, cabe destacar la relación entre estudiante y docente, paralela a la relación de actuación educativa y la actividad de enseñar. Educador y educando son parte del proceso global de la transacción y por lo tanto, ambos determinan su desarrollo y son a la vez determinados por él. En esa dinámica, si el docente se concentra en las fortalezas del estudiante, ayuda a desarrollar su creatividad y capacidad reflexiva. A este respecto, Sternberg y Grigorenko, (2004), proponen una teoría de la inteligencia exitosa como un enfoque educativo que considera el desarrollo de los tres componentes de la inteligencia: la inteligencia analítica, la inteligencia creativa y la inteligencia práctica. De donde se extrae que una persona exitosa no es aquella que tan sólo tiene éxito académico, sino la que sabe utilizar el conocimiento para resolver problemas de la vida cotidiana. Por tanto, es responsabilidad del docente ayudar al estudiante a descubrir sus fortalezas a fin de fomentarlas y corregir sus debilidades.
Resulta importante hacer notar que la educación formativa con su papel trascendente de guía, vuelve a recobrar fuerza en la actual sociedad de cambio; ya que ésta enarbola los ideales sociales y mantiene el ajuste o corrección de los cambios hacia los principios axiológicos que la identifican. Se promueve una educación formativa que responda a las fuertes tendencias culturales de una sociedad multicultural, que plantea un nuevo escenario de práctica educativa. De igual forma, se propone reconocer la diferencia y complejidad del presente, hacia la inclusión sin estereotipos o dogmatismos en un ambiente abierto que transforme las formas de relación social.
Por lo anterior, se requiere una mirada amplia y constructiva como respuesta coherente desde la filosofía y ciencias de la educación ante las tendencias del cambio sociocultural. La formación de los educandos debe centrarse en el desarrollo de valores básicos tales como el respeto de la vida, la necesidad de establecer una cultura en contra de la violencia y a favor de la paz. En igual forma, la sociedad actual demanda una educación que se esfuerce en desarrollar compromiso social y solidaridad, así como una educación centrada en el desarrollo integral de los educandos. Educación que sirva también como modelo y apoyo para la familia en su rol formativo de preparación para la vida, de manera que pueda culturizar y socializar desde la ética.
Conclusiones
El presente ensayo tuvo como finalidad reflexionar sobre la relación entre la filosofía de la educación y el sistema formativo, tomando en cuenta la actuación educativa, la actividad de enseñar y la comunicación educativa. Al inicio del trabajo se menciona la importancia de los hábitos y virtudes en el ámbito educativo, se identifica el papel de la escuela, la cual promueve los valores y hábitos de manera transversal en un programa educativo. La finalidad de promover hábitos y virtudes en la escuela es formar un alumno capaz de convivir de manera armoniosa en la sociedad. Pero la sociedad está constituida por la familia y de manera inicial los valores y hábitos son fomentados por ésta. De esta forma se fortalece la cultura del alumno y de la misma sociedad, además se enseña a vivir en una sociedad diversa y compleja.
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