La etica como arma contra la corrupcion

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Lo anterior con el fin de lograr objetivos de una forma más económica y eficiente a través de estrategias coherentes, de tácticas y de estructuras apropiadas, de un personal motivado y de técnicas gerenciales adecuadas para desplegar y controlar la utilización de recursos organizativos financieros, humanos, materiales, informativos, etc.”

Pero esta implementación no fue fácil, pues tuvo varios errores en su ejecución, como el no tener en cuenta los factores culturales, sociales, administrativos propios de cada país, la conducta del personal público, ya que de este último se esperaba que actuara de igual forma que el personal de la administración privada olvidando que los objetivos entre el ámbito público y el privado son diferentes.

Como herramienta para combatir estas dificultades, los precursores de la Nueva Gestión Pública modificaron normas y reglas para enfrentar la moral del servidor público, incorporando valores como: calidad, cambio, capacidad de acción, competencia, eficacia, innovación, productividad, racionalidad, y transparencia.

Estas modificaciones tuvieron como resultado, la motivación de los servidores públicos, elevación de la productividad, mayor aprovechamiento de recursos, iniciativa personal y optimización del tiempo.

Pero no todo fue positivo en implementación de técnicas privadas en la gestión Pública pues el solo hecho de introducir en los gobiernos los principios de la competencia privada, acompañados del espíritu capitalista, comenzó a generar conductas inadecuadas como lo son: la confusión de objetivos y valores del servidor público, la pérdida del protagonismo de las instituciones públicas, evasión de la responsabilidad publica, alternación de los fines públicos, comercialización de los servicios públicos, sueldos excesivos etc.

La suma de estas y otras situaciones, generó una tendencia en la actitud de los servidores hacia una postura individualista acompañada de ansias por enriquecerse desde los cargos públicos, y una total pérdida de valores éticos y morales.

Esta pérdida de ética por la que atraviesan las instituciones de gobierno provocó que los cimientos de lo público se fracturaran, que normas, leyes y valores sean alterados generando un nuevo tipo de conductas que no son necesariamente positivas.

Mientras la ética de los funcionarios públicos permaneció alejada del espíritu emprendedor, estuvo asegurada, pero en una sociedad donde se quiere relegar a estos valores esenciales al baúl del olvido, empiezan las verdaderas preocupaciones y desafíos.

Aparte del tema ético, también tenemos como consecuencia la incapacidad de comprender que a pesar de las dimensiones del ejecutivo y de su complejidad, Gobernar no consiste en agregar dimensiones, sino en manejar un sistema de múltiples aristas que operan en una determinada cultura político administrativa pues la gestión pública no trata sólo sobre cómo proporcionar servicios públicos, sino que al mismo tiempo trata de institucionalizar valores profundos sobre el orden de gobierno.

¿Qué camino nos queda ante los nuevos desafíos?

Evaluar constantemente la eficacia de las nuevas técnicas gerenciales, y ver si se traducen en bienestar sobre la comunidad y hay una verdadera disminución en la

Concentración de la riqueza, desigualdad social, desempleo, pobreza, corrupción, y demás situaciones que generan en los ciudadanos malestar y desconfianza hacía su gobierno.

Mirar hacia la ética pública como el conjunto de principios y valores que fortalecerán la política, la administración pública y en general todos aquellos asuntos que se relacionan con el ámbito de lo público y se pueda volver a los principios originales de la administración pública.