Ludwig Wittgenstein Pensamiento filosófico (Tractatus)
Enviado por mondoro • 20 de Septiembre de 2018 • 3.675 Palabras (15 Páginas) • 346 Visitas
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El 11 de noviembre de 1918, el emperador Guillermo II se vio obligado a firmar el armisticio y a aceptar las condiciones francesas de reparación. Se ponía así punto y final a la historia de un imperio cuya necrológica ya venían cantando las nuevas ideas políticas y culturales de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Esta cultura vienesa, sometida a la crisis inevitable configuró el universo simbólico de Ludwig Wittgenstein.
3. Los límites del lenguaje
El primer Wittgenstein defiende una teoría de la realidad que recibe el nombre de atomismo lógico. Ciertamente las ideas del Tractatus, se asemejan a las de los atomistas lógicos (especialmente Bertrand Russell), sin embargo no son del todo coincidentes. Este libro, perteneciente a la primera etapa del pensamiento de Wittgenstein, continúa la línea del atomismo lógico abierta por Russell, el cual realizó el prólogo de dicha obra y en la que Wittgenstein intenta desentrañar la estructura del mundo, tomando como modelo la lógica matemática y su riguroso lenguaje simbólico para acceder a la realidad.
Wittgenstein afirmará que el mundo está constituido por la totalidad de los hecho atomicos y no de las cosas. A su vez, los hechos compuestos se dividen en hechos atómicos o simples El mundo se compone de hechos o estados de cosas, como por ejemplo, el hecho de que el libro esté encima de la mesa y al lado del reloj. A su vez los hechos compuestos se dividen en hechos atómicos o simples. El hecho de cosas mencionado anteriormente se compone de dos hechos atómicos: uno es que el libro está encima de la mesa y otro que el libro está al lado del reloj. Lo fundamental del Tractatus consiste en la afirmación de que el mundo es el conjunto de los hechos atómicos, o conjunto de sucesos y acaecimientos, no de las cosas:
“1. El mundo es todo lo que acaece.
1.1. El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas.
(...)
2, Lo que acaece, el hecho, es la existencia de los hechos atómicos.
(...)
2.04. La totalidad de los hechos atómicos existentes es el mundo.” (Tractatus).
Las proposiciones atómicas representan hechos atómicos en el sentido que son cuadros de dichos hechos. Tanto las proposiciones atómicas como los hechos atómicos tienen la misma estructura: son isomórficos, es decir, el conjunto del lenguaje es un mapa de la realidad. Cada elemento del lenguaje se corresponde con un elemento del mundo: las proposiciones moleculares, con los hechos compuestos, las proposiciones atómicas con los hechos atómicos y los nombres con los objetos. Las proposiciones moleculares se componen de proposiciones atómicas que son combinaciones de nombres.
Las proposiciones atómicas que no representan hechos atómicos carecen de sentido. Los hechos atómicos, son las relaciones más simples que puedan darse entre ellas, relaciones que no pueden reducirse a ninguna otra más elemental (“esto es azul, el papel está en la mesa”). Podemos hacernos una imagen, una figura de la realidad de cada hecho. Las proposiciones atómicas mantienen la misma estructura que el hecho atómico a que se refieren. El mero análisis de una proposición revelaría la estructura del hecho.
“2.1. Nosotros nos hacemos figuras de los hechos.
2.11. La figura presenta los estados de cosas en el espacio lógico, la existencia y no-existencia de los hechos atómicos.
2.12. La figura es un modelo de la realidad.
2.13. A los objetos corresponde en la figura los elementos de la figura.
2.131. Los elementos de la figura están en la figura en lugar de los objetos.” (Tractatus).
No es fácil poner ejemplos de este tipo de afirmaciones. A diferencia de Russell, Wittgenstein no pone ejemplos de lo que considera hechos simples o elementales. No obstante, sí que pone ejemplos de la correlación de hechos y proposiciones: la partitura musical es una figura de la melodía que se ejecuta. De aquí se desprende su tesis según la cual los límites del lenguaje son los límites de mi mundo, una tesis que a menudo se ha considerado solipsista.
Por lo tanto, el lenguaje es el mapa de un territorio constituido por hechos atómicos, siendo el instrumento a través del cual conocemos y expresamos el mundo. El lenguaje representa figurativamente el mundo, es decir, la estructura del lenguaje muestra la estructura del mundo del mismo modo que un mapa representa la realidad. Ahora bien, todas las proposiciones tienen un sentido si expresan la realidad o la posibilidad de un hecho y posee un valor de verdad (es decir, es verdadera o falsa) que puede ser inferido gracias a las leyes de la lógica y al método de las tablas de verdad. Sin embargo, y a consecuencia de que sólo poseen sentido aquellas proposiciones (verdaderas o falsas) que se adecuan a las figuras de hechos del mundo, o imágenes similares, las proposiciones de la metafísica, de la teología, de la ética y de la psicología, carecen de sentido porque no representan hechos atómicos, siendo imposible decir algo sobre estas cuestiones sin caer en el absurdo. El valor de verdad de las proposiciones atómicas que la componen y que una proposición atómica sea verdadera si es figura de un hecho atómico. Este hecho refleja una de las intenciones fundamentales del Tractatus de Wittgenstein:
“El libro trata de problemas de filosofía y muestra, al menos así lo creo, que la formulación de estos problemas descansa en la falta de comprensión de la lógica de nuestro lenguaje. Todo el significado del libro puede resumirse en cierto modo en lo siguiente: Todo aquello que puede ser dicho puede decirse con claridad: y de lo que no se puede hablar, mejor es callarse. Este libro quiere, pues, trazar unos límites al pensamiento o mejor, no al pensamiento, sino a la expresión de los pensamiento.” (Tractatus, prólogo).
Más allá de este uso figurativo y de las tautologías (tan legítimas como vacías), no existe ningún otro uso aceptable del lenguaje y cualquier intento de utilizarlo de forma distinta no tendrá sentido:
- Todos los enunciados éticos o metafísicos serán sino pseudoproposiciones, violaciones sin sentidos del uso adecuado del lenguaje. Wittgenstein está convencido que en el mundo no hay ningún otro valor.
- De aquí extrae la imposibilidad de las proposiciones éticas, puesto que las proposiciones no pueden expresar nada que
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