Retorica como herramienta etica

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Si bien, algunos retóricos no se ocupan del valor ético de la argumentación (la verdad), los moralistas si deberían ocuparse de la retórica, aunque algunos de estos se empecinen en maltratarla por preconceptos que encasillan la retórica negativamente como se describió en el segundo párrafo de este escrito. Podrían sin embargo, emprender la tarea de la reforma, del cambio, y ocuparse no solamente de la ética sino también de cómo promoverla a través de la retórica.

En razón de estas premisas, se puede afirmar que la retórica está diseñada tanto para hacer adeptos, como para su uso positivo el cual implica el crecimiento moral, y el crecimiento intelectual; así, además de servir como herramienta persuasiva, teniendo en cuenta el ethos del orador, se pueden construir verdades en base a la retórica, y no elaborar o recitar un simple decorado lingüístico.

En conclusión, he partido de la base (claro como hipótesis) de afirmar que la retórica y la ética tienen mucho en común. Teniendo en cuenta a Aristóteles y por supuesto a Perelman se puede decir que esta hipótesis es factible. Hay no solo relación entre la ética y la retórica, sino que también existe entre ellas una íntima relación que podría sostener que la retórica debería estar subordinada a la ética, en la medida en que no se daría la verdadera retórica si ésta no cumpliera con unas normas mínimas morales.

He querido hacer uso de las teorías de Aristóteles pues es éste quien toma en cuenta esta relación, además de que, cuando se quiere hacer referencia a estos temas no hay nadie mejor para describirlos; así también me pareció prudente confrontarlo con la teoría retorica de Perelman, puesto que desde una visión muy subjetiva su tesis apunta a la reivindicación de la retórica en un sentido ético. Una retórica que permita la búsqueda de la verdad en un escenario de discusión y no solo se trate de expresar verdades particulares inmutables que todos deban aceptar, una nueva retórica “que pretende ganar la adhesión tanto intelectual como emotiva de un auditorio cualquiera que sea, afirmamos que todo discurso que no pretende una validez impersonal tiene que ver con la retórica”.[5]

La conclusión a la que he llegado es que si tenemos en cuenta la construcción ético-retórica que se puede generar a partir de autores como Aristóteles y Perelman, podríamos analizar y juzgar éticamente cualquier contenido persuasivo, de esta manera se puede decir “que el fin no justifica los medios, y que las circunstancias ayudan grandemente a aquilatar el contenido ético de la retórica”[6].

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Para terminar teniendo en cuenta las anteriores premisas, definiría que la retórica desde un punto de vista ético sirve tanto para el descubrimiento de significados, como para la demostración de verdades, que conducen al más grande entendimiento y mutuo control. Esto último impone una posible conclusión: que la retórica ética tiene la promesa de crear aquellas cosas de la comunicación que pueden ayudar al ser humano a salvarse de la desintegración, transformándole en lo mejor que él pueda llegar a ser.

Conclusión

ARISTÓTELES. Retórica. Madrid, Gredos, 1988.

PERELMAN, Chaïm. El Imperio Retórico: Retórica y argumentación. Ed. Norma. 1997

CRUZ, Danilo. Aproximaciones a la filosofía. Colombia. Instituto Colombiano de Cultura. 1977.

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