Trabajo sobre Complejidad

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No obstante, es cierto que las limitaciones de las ciencias modernas a la hora de estudiar la realidad han promovido la idea de un sujeto abstracto, sin identidad, a veces siendo objeto de otras ciencias o disciplinas y reducido a un dato, a una serie de variables. Pensar o repensar al sujeto desde la complejidad nos obliga a verlo como una abstracción multidimensional.

Anteriormente el sujeto era uno, único, solo existía en tanto y en cuanto se correspondía con una determinada realidad a conocer. En la actualidad, podemos comprender que todos somos un montón de sujetos a la vez, atravesados en distintos roles y lugares sociales y culturales. Una persona puede ser docente, madre, encargada del cuidado de su padre inválido, víctima o victimaria de tal o cual problema en otro momento de su vida, integrante de un grupo de lectura y alumna de un curso de cocina, así como católica, egresada de una escuela estatal con una pedagogía tradicional, y con interés en la actualidad en tal o cual teoría didáctica. Todas las dimensiones de la vida de esa persona existen al mismo tiempo, todas se influyen, todas constituyen esa abstracción que llama “yo”. Pretender reducirla o comprender sólo una faceta de ella con relación a un objeto de conocimiento es atarse a una ilusión, no ver la totalidad de la persona.

Esto nos plantea la necesidad de trabajar con la intervención de distintos campos del saber, con el fin de tener una mirada lo más comprensiva posible sobre el sujeto. La interdisciplinariedad se convierte en una herramienta de trabajo importantísima para poder ver y escuchar a los sujetos desde sus diferentes dimensiones.

El aprendizaje es otro de los fenómenos que también está atravesado por estos replanteamientos ontológicos y epistemológicos. Diagnosticar, evaluar, intevenir sobre el aprendizaje implica siempre un análisis multidimensional del sujeto que aprende, con el fin de ser conscientes de las distintas relaciones que ese sujeto tiene con el saber, con el conocimiento y con los posibles sistemas sociales en los que debe o debería aprender: escuela, familia, etc.

Paralelamente, las transformaciones de las últimas décadas nos obligan a tener en cuenta lo complejo que se ha vuelto vivir en el siglo XXI. Las instituciones modernas parecen caer, los discursos, incluso de las ciencias humanas, parecen naturalizar y resignarse a esa caída, los objetivos de vida modernos se esfuman, lo efímero triunfa sobre lo auténtico en las conciencias y subjetividades. Todo esto sumado a cruentos procesos de segmentación y fragmentación.

Lo complejo del mundo actual nos está pidiendo tener una mirada abierta, a través de la cual seamos conscientes de los nuevos sujetos y sus múltiples dimensiones de existencias, inéditas, contestatarias, que parecen no concordar con lo esperable de las disciplinas cerradas en sí mismas, llenando de interrogantes a los profesionales y especialistas.