Ética, Moral y Religión
Enviado por robinsonfabricio • 18 de Noviembre de 2018 • Apuntes • 1.302 Palabras (6 Páginas) • 522 Visitas
Ética, Moral y Religión, rigen la vida de los seres humanos. La Ética nos enseña a vivir en armonía como seres humanos y la Moral nos ayuda a diferencias lo bueno de lo malo en un momento determinado y la Religión nos da esa conexión con lo divino y lo sobre natural.
La religión tiene como fin acercarnos a Dios. Ha estado presente en la vida del hombre, ya sea que tenga fe en Dios o en otra divinidad o creencia, la religión le hace sentir parte de un grupo cultural que comparte sus creencias, ritos y costumbres, además tienen una manera común de ver el mundo y sus fenómenos
La religión debería ser una fuente de fe, a la que las personas puedan recurrir en cualquier etapa de su vida, para obtener alguna esperanza o simplemente para sentirse bien consigo mismos. Dios nos ha puesto en este mundo para cuidar y respetar el Universo que nos ha puesto a nuestra disposición, lleno de cosas bellas y maravillosas, para compartirlas con nuestros hermanos y vivir en armonía con la naturaleza respetando las leyes que Dios nos ha dado para llegar a una felicidad eterna.
La Ética y la Moral están impregnados por principios religioso como como podemos ver en los principios éticos de Powell: Hacer el bien, sobretodo haciendo felices a los demás, ver el lado bueno de las cosas y no el malo; podemos hacer felices a los demás a través del pensamiento positivo, tu alegría y tu sonrisa da confianza y les hace sentir bien y personalmente nos llena de felicidad y satisfacción para seguir adelante, en busca de la felicidad común.
Es importante destacar que la ética y moral se enriquecen con la religión, porque la religión le da sentido a la vida de cada ser humano, brinda desde sus creencias, doctrinas y prácticas, una razón para vivir, en busca de una felicidad, que se la alcanza por medio del camino de vida más correcto, es un medio por el cual se practica la fe que se profesa y permite el crecimiento personal e integral, llevándote a una vida plena, recta y feliz.
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De un tiempo para acá, relativamente reciente, se ha venido empleando una nueva expresión “ética cívica o civil”, aparentemente contrapuesta a “ética religiosa”.
¿Qué es lo que se entiende entonces por ética civil? Con dicha expresión se quiere dar a entender el modo peculiar y específico de vivir y de formular la moral de una sociedad pluralista, basándose exclusivamente en la racionalidad humana sin necesidad de acudir a referencias religiosas o teológicas. En cambio, la ética religiosa es aquella que apela a Dios expresamente como un referente indispensable para orientar nuestro quehacer personal o comunitario.
La ética civil consiste, pues, en aquel conjunto de valores y normas que comparte una sociedad pluralista y que permite a los distintos grupos, cualesquiera que sean sus creencias, religiosas, agnósticas o ateas no sólo convivir unos con otros, sino también construir juntos la vida, a través de proyectos compartidos y descubrir respuestas comunes a los desafíos a los que se ven abocados. Antes de pertenecer a cualquier credo religioso, se dice, somos ciudadanos del mundo. La ética cívica es la ética de las personas consideradas como ciudadanas. No pretende abarcar la totalidad de la persona ni satisfacer sus anhelos de felicidad. Sólo intenta modestamente satisfacer sus aspiraciones en tanto que ciudadanos, de un grupo social que no está unido por lazos de fe sino por otros vínculos.
Para aclarar en qué consiste la diferencia entre ética civil y la ética religiosa. La moral civil contendría aquellos mínimos axiológicos y normativos, al menos de justicia, compartidos entre ciudadanos que tienen distintas concepciones del hombre y distintos ideales de vida humana. Por tanto, las éticas de mínimos se ocupan de aquellos deberes de justicia que son exigibles a cualquier ser racional y que, en definitiva, sólo componen unas exigencias mínimas para lograr una convivencia pacífica entre los ciudadanos.
En conclusión, podríamos decir que ni la ética civil, ni esta propuesta de una ética planetaria entran en colusión con las éticas de corte religioso que, a pesar de las diferencias doctrinales, símbolos, ritos y códigos morales propuestos, convergen en algunos puntos y principios básicos, decisivos para configurar ese ethos mundial deseable. Cualquier pensamiento ético actual que quiera ser realista debe contar con el hecho de que las religiones, sobre todo las enraizadas en la historia y de gran de implantación mundial, siguen teniendo un peso muy grande en la configuración del “ethos” de una parte muy importante, incluso mayoritaria, de la humanidad.
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