Carnaval en la nueva españa

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La fiesta de carnaval de san Fernando dura cuatro días de sábado a martes. Los que participan en la misma son el tigre, el mono, los dos gigantes, el David, los shurs o perros y los variteros. En la danza los variteros son los que acompañan al monito y al David.

Esta danza a diferencia de otros bailes chiapanecos tradicionales, no se ejecuta en la fecha previamente determinada; no se repite por ningún motivo en festivales o por llegada de algún personaje importante. Tiene una especie de halo religioso; durante la danza no se pueden tocar las máscaras ni los atuendos de los danzantes; hay insultos y penas para el que lo hace.

Quienes andan solos son los gigantes, con sus capas rojas, sus espadas de madera plateadas y sus gorros rojos de forma cónica y adornados con flores de plástico, listones y campanas.

La segunda batalla tiene que ver con la legendaria lucha entre el bien y el mal, los fieles y los paganos, los conquistados y los conquistadores, los dioses y los demonios, el hielo contra el fuego de la creación.

La danza se realiza en el mismo lugar de la selva donde el felino perdió su dignidad, ahí habitan dos gigantes que son leperos como pocos y a los que les encanta hacer diabluras.

III.V El carnaval hecho batalla en Huejotzingo.

En el estado de Puebla durante la fiesta se representan tres escenas de la historia local; la batalla de Puebla de 1862, el primer matrimonio celebrado en este lugar según el rito católico y la romántica leyenda de Agustín Lorenzo.

III.VI La octava del carnaval de Huixquilucan

En el pueblo otomí de Huixquilucan Estado de México, se realiza durante la octava del carnaval ocho días después del domingo de carnaval, una batalla asociada a la enemistad entre dos de sus barrios y los santos de sus respectivas iglesias (La virgen de la candelaria y San Martin).

Durante el transcurso de la batalla se hace bailar sobre un palo a una muñeca para ridiculizar a la virgen; entonces los de san Juan se enfurecen y muestran un muñeco montado sobre una mula. Ambos muñecos son hechos pedazos en cohetes, los insultos se tornaran ofensivos y picantes.

III.VII Zaachila, otro Carnaval en guerra.

La misma Toor narra que en Zaachila pueblo cercano de Oaxaca, la batalla vuelta carnaval se lleva a cabo entre Diablos y sacerdotes, y que los ganadores son los Diablos.

Los disfraces son extraordinariamente imaginativos

III.VIII El carnaval Huichol en Tuxpan.

Esta gira entorno de tres ejes principales: el canto de mitos cristianos, la danza del toro y la burla de los buscadores de tesoros mexicanos.

La fiesta tiene duración de nueve días y se realiza en la casa real. Las mayordomías o sistemas de organización son de dos tipos: unas que son dedicadas a un santo patrón en particular y que poseen un mayor contenido religioso, y las otras, denominadas fiestas titulares o Saa Guidix e identidad cultural del pueblo zapoteco. Los mayordomos son una especie de coordinadores que se encargan de recibir, distribuir y dirigir todo.

En estas fiestas existen elementos indígenas y cristianos. Tanto en o indígena como en lo cristiano hay elementos comunes: hacer una fiesta para alabar a la divinidad y bendecirla; pedir perdón por las faltas e pedir misericordia para el nuevo ciclo de vida anual,; unir más a la comunidad en el amor y la solidaridad, por medio de una colaboración más fraterna y desinteresada.

III.IX Un paréntesis el hacedor de personalidades.

“La máscara saca al otro, al que nunca podemos ser, pero que todos traeos dentro”.

Alejado de los cohetes y las danzas el mascarero trabaja. En su humilde choza de techo de paja, de teja o de palma, el artesano-artista da vida a sus personajes.

En algunas poblaciones, el mascarero también participa en las danzas; es el capitán, el mayor o el patrón de las cuadrillas, o bien, aparece como un participante más. En otras palabras es el depositario de la tradición, es decir vigila que cumplan los requisitos transmitidos de generación en generación para que el propósito del ritual o la ceremonia resulte exitoso.

III.X Breve colofón

Xochistlahuaca, Guerrero, tiene lugar una gran batalla entre los oritos de petate y un cortejo que llaman “el Machomula”, que marcha con un descomunal caballo de palo. Hombres y niños se visten de mujer con los más extraordinarios huipiles, tejidos por las mujeres en telar de cintura, y envuelven su rostro e incluso su sombrero de palma con paliacates rojos. Se trata de una festividad de gran colorido y algarabía.