EL LENGUAJE POLÍTICO DE LOS AÑOS VEINTE, TREINTA Y CUARENTA EN COLOMBIA: UNA PROPUESTA DE INVESTIGACIÓN.
Enviado por Albert • 5 de Noviembre de 2018 • 4.749 Palabras (19 Páginas) • 397 Visitas
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Dicho lo anterior, para que esta investigación sea viable no queda más que demostrar que efectivamente desde los años veinte y hasta los años cuarenta ocurrió una reconfiguración semántica del lenguaje político en Colombia. Pero antes de eso, es mi deber advertir que tengo la sospecha, pero no la certeza, de que existen algunos obstáculos de orden teórico que debo afrontar[13]. Uno de ellos es el hecho de que gran parte de los postulados de la Historia Conceptual fueron pensados para abordar el cambio semántico de la modernidad política de los siglos XVIII y XIX como lenguaje, y no las reconfiguraciones que ocurren en su interior durante el siglo XX, de allí que para hacer un trabajo de este tipo en una temporalidad distinta no basta con tener la voluntad de hacerlo, sino la de saber afrontarla. Es por este motivo que apelo directamente a las fuentes filosóficas, porque así puedo hacer su traducción para una Historia Conceptual del siglo XX. Explicaré mejor este problema haciendo uso de una metáfora: la historia conceptual en el siglo XX es una daga de doble filo, en donde sólo uno de sus bordes se encuentra afilado: el estudio de la modernidad política y la transformación del lenguaje político del antiguo régimen al republicano. No obstante, su otro borde: el del cambio semántico que ocurre al interior de este régimen[14], a pesar de los debates sobre la temporalidad y la Historia Conceptual, aun es muy débil[15]. Prueba de ello, es que durante la Escuela de Verano en el Colegio de México, Francisco Ortega puso en la mesa el debate del por qué la Historia Conceptual es indisociable del estudio de la modernidad política y ni Elías Palti, ni Guillermo Zermeño ni Javier Fernandez Sebastián dieron una respuesta concreta, quizá el que más se aproximó fue Palti al denunciar las falencias de la obra de Koselleck por la inaplicabilidad de algunas de sus categoría a contextos distintos al europeo.
Dejando en suspenso la discusión teórica, en el terreno historiográfico esta introducción quedaría incompleta si no se hace una aproximación, por lo menos, al cómo se ha venido estudiando el periodo en cuestión. La república liberal, como se ha decidido denominar a los 16 años de gobiernos literales de la primera parte del siglo XX en Colombia, tiene la característica de que sus estudios no son tan amplios, en comparación con otro periodos de la historia colombiana. No obstante, ha existido gran interés desde el punto de vista político e intelectual por el periodo, debido principalmente porque sus protagonistas pertenecieron a una generación que en términos económicos cambio el país. Se habla que fue durante este periodo en donde el país -por fin se modernizó-, a pesar de la crisis económica que experimento el mundo a partir de 1929. Políticamente ha sido objeto de interés porque, como es bien sabido, fue un tiempo turbulento para el mundo: el ascenso de los autoritarismo, las ideologías extremas, las dos guerras mundiales, la consolidación de los Estados Unidos como principal potencia mundial, entre otras cosas.
Pero en términos concretos ¿cómo se ha abordado esta temporalidad? De modo general, las investigaciones han partido de una cuestión un tanto profunda: ¿qué tan liberal fue la república liberal? y de las que han surgido dos bandos que engloban sus principales interpretaciones que han servido como respuesta. De un lado están los escépticos[16] y del otro los mitificadores[17]. Ahora, hago la salvedad que con esto no quiero que se piense que las respuestas a esta respuesta han sido juicios de valor (que los hay), sino de dos perspectiva, en las que, consciente o inconscientemente han caído en alguna parte de esta dicotomía (del si y del no, de lo positivo y lo negativo) los principales trabajos de la historiografía tradicional, ya bien porque sus respuesta otorgan, de alguna manera, soporte a alguna perspectiva, o, porque sus preguntas son ramificaciones directas de la central. No obstante, con la renovación epistemológica que está experimentando la historiografía nacional, han surgido trabajos como el de John Jaime Correa[18] que logran salir de la dicotomía poniendo la mirada en las cuestiones del lenguaje, pero, como se dijo en el principio de esta introducción, su trabajo se ubica mayoritariamente en el terreno de las representaciones discursivas, como el mismo lo señala “el análisis conceptual no es tan rico como el discursivo”[19] y decidiéndose por la metodología Vandijkeana.
Dicho lo anterior, ¿por qué se da esta dicotomía interpretativa? Una hipótesis es que todos estos trabajos pertenecen al mismo paradigma del periodo que pretenden estudiar, sólo que la perspectiva escéptica responde a la frustración de que el discurso de los gobiernos liberales no se haya materializado y la mítica, por el intento nostálgico de salvaguardar en la memoria lo que si se trajo al mundo, ya sea esto como un acto de habla o como ejecución material del programa liberal. Ahora, esta hipótesis no se agota en este enunciado, es más, constituye una parte fundamental de la legitimación de la tesis que merece ser desarrollada, pero sólo después de abordar algo que está anterior a cuestiones historiográficas, y es ¿ocurre una reconfiguración del lenguaje político entre los años veinte y cuarenta del siglo XX en Colombia que haga viable esta investigación?
Objetivos
- Develar los presupuestos que trajo consigo la reconfiguración del lenguaje político que inició en años veinte.
- Describir el cambio semántico ocurrido en los años veinte, treinta y cuarenta.
- Arrojar una explicación sobre cómo influyo las ideologías extremas que marcaron la primera parte del siglo XX en la reconfiguración del lenguaje político en Colombia.
Problematización[20]
Terminada la Guerra de los Mil días y hasta 1929, se vivió en el país un periodo de relativa estabilidad política caracterizada por el encadenamiento, uno tras de otro, de gobiernos conservadores, una paz sustentada por la experiencia que dejó la pérdida de panamá y el fracaso bélico del partido liberal, dos acontecimientos que dieron dos lecciones: Panamá les demostró a los conservadores que en la construcción de la nación, proyecto nacionalista emprendido con el Partido Nacional en cabeza de Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro, era necesario incluir a los liberales o de lo contario sería inviable. A su vez, a los liberales, la derrota les dio la lección de que la vía bélica para tomar el poder no funcionaba y solo dejaba ruina, recordemos que por aquellos tiempos la prosperidad que estaba dejando el boom exportador latinoamericano abrazó a varios países
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