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El contrato social.

Enviado por   •  28 de Abril de 2018  •  1.877 Palabras (8 Páginas)  •  240 Visitas

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Un cuerpo político puede medirse o apreciarse de dos maneras a saber: por su extensión territorial y por el número de habitantes. No es posible calcular con precisión la relación entre la extensión territorial y el número de habitantes, tanto a causa de las diferencias que existen en las tierras, como los grados de fertilidad, la naturaleza de sus producciones, la influencia del clima, como las que se notan en los temperamentos de los pobladores, de los cuales unos consumen poco en un país fértil y otros mucho en un suelo ingrato.

La constitución de un Estado viene a ser verdaderamente sólida y durable, cuando las conveniencias son de tal suerte observadas. Que las relaciones naturales y las leyes se hallan siempre de acuerdo, no haciendo éstas, por decirlo así, sino asegurar y rectificar aquéllas. Pero si el legislador, equivocándose en su objeto, toma un camino diferente del indicado por la naturaleza de las cosas, es decir, tendiente el uno a la esclavitud y el otro a la liberta; el uno a las riquezas, el otro a la población; uno a la paz y otro a las conquistas, se verán las leyes debilitarse insensiblemente, la constitución alterarse y el Estado no cesar de estar agitado hasta que destruido o modificado, la invencible naturaleza haya recobrado su imperio.

El soberano puede confiar el depósito de gobierno a todo el pueblo o a su mayoría, de suerte que haya más ciudadanos magistrados que simples particulares. A esta forma de gobierno se da el nombre de democracia. O puede también reducir o limitar el gobierno, depositándolo en manos de los menos, de manera que resulten más ciudadanos que magistrados. Este sistema toma el nombre de aristocracia. Es en contra el orden natural que el mayor número gobierne y los menos sean gobernados.

La aristocracia, esta forma de gobierno tiene dos personas morales muy distintas; el gobierno y el soberano, y por consiguiente dos voluntades generales, una con relación a todos los ciudadanos, la otra con relación a los miembros de la administración solamente. Las primeras sociedades se gobernaron aristocrá-ticamente. El poder ejecutivo concentrado en las manos de una persona natural, de un hombre real, único que tenga derecho a disponer de él en conformidad con las leyes. A esta persona se le llama monarca o rey.

El sistema simple es el mejor por el solo hecho de ser simple. Pero cuando el poder ejecutivo no depende lo bastante del legislativo, es decir, cuando la relación del príncipe con el cuerpo soberano es mayor que la del pueblo con el príncipe, es necesario remediar esta falta de proporción dividiendo el gobierno, de suerte que todas sus partes tengan igual autoridad sobre los súbditos y que la división las haga en conjunto menos fuertes contra el soberano.

No siendo la libertad fruto de todos los climas, no está por tanto al alcance de todos los pueblos.

Existen dos vías o medios generales por los cuales un gobierno degenera, a saber: cuando se concentra o cuando el Estado se disuelve. El gobierno se concentra cuando pasa de gran número al pequeño, es decir, de la democracia a la aristocracia y de ésta a la monarquía. Ésta es su inclinación natural. La disolución del Estado puede efectuarse de dos maneras: primeramente, cuando el príncipe no administra el Estado de acuerdo con las leyes y usurpa el poder soberano.

El principio de la vida política reside en la autoridad soberana. El poder legislativo es el corazón del Estado; el ejecutivo el cerebro, que lleva el movimiento a todas partes. El cerebro puede paralizarse y la vida continuar, pero tan pronto el corazón cesa en sus funciones, aquélla se extingue. El Estado no subsiste por las leyes, sino por el poder legislativo.

Desde el instante en que se reúne legítimamente en cuerpo soberano, cesa toda jurisdicción del gobierno; el poder ejecutivo queda en suspenso y la persona del último ciudadano es tan sagrada e inviolable como la del primer magistrado, porque ante el representado desaparece el representante.

Tan pronto como el servicio público deja de constituir el principal cuidado de los ciudadanos, prefiriendo prestar sus bolsas a sus personas, el Estado está próximo a su ruina.

Siendo todos los ciudadanos iguales por el contrato social, todos pueden prescribir lo que es deber de todos, pero ninguno tiene el derecho de exigir a otro que haga lo que él no hace. Es este propiamente el Derecho indispensable para la vida y movimiento del cuerpo político y que le soberano otorga al príncipe al instruir el gobierno.

Un Estado así gobernado necesita pocas leyes, y cuando se hace necesaria la promulgación de otras nuevas, tal necesidad es universalmente reconocida.

En conclusión: el objetivo de Rosseau no es descubrir el origen de la sociedad, sino buscar su justificación, su obra no es una investigación es más bien una teoría política. Rosseau hizo que algunas palabras tomaran más relevancia a través de su obra, palabras como libertad, igualdad, fraternidad. El contrato social es una lectura un poco complicada, pero deja en claro las libertades y derechos de los ciudadanos y dio su opinión sobre sus ideales de religión. Aunque Rosseau dice que es un tratadito queda muy en claro que es una enorme enseñanza que deja al hombre.

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