La Cultura libresca en El Quijote
Enviado por karlo • 24 de Octubre de 2018 • 2.341 Palabras (10 Páginas) • 304 Visitas
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Y que cierto es esto, ya don Alonso Quijano había quedado atrás y El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha empezaba a nacer. Pues bien, lo que significa que haya existido esa transición entre las dos figuras, es que, en cierta medida, algún tinte de realismo está inmerso en la obra de Cervantes, quizá mas del que nos podamos imaginar y por eso Jorge Luis Borges, en su escrito titulado, Magias Parciales del Quijote, afirma lo siguiente:
Cotejado con otros libros clásicos (la Ilíada, la Eneida, la Farsalia, la comedia dantesca, las tragedias y comedias de Shakespeare), el Quijote es realista; (…) pero sé que la forma del Quijote le hizo contraponer a un mundo imaginario poético, un mundo real prosaico. (Borges, 2010, p.42)
Ante esto, debemos entonces cambiar el paradigma que se puede tener del libro y del hidalgo como tal, pues claramente está demostrado, que tanto en la figura de Alonso Quijano y del Quijote de la Mancha, lo que prevalece es una verdad interpretada por él mismo y acoplada a su vida sin mayor inconveniente. Es evidente que la vida de este personaje a transcurrido en sus libros, en su biblioteca, que no fue a partir de los libros de caballería que él se acercó a la lectura, pero si fue a través de esos libros caballerescos y sus historias que se acercó a la locura, pero una locura que no está demarcada por la insensatez y la ligereza brusca habitual de esas personas, sino por las convicciones de vida que un bibliófilo adopta cuando de sus libros y sus historias se enamora.
En cierta medida, la inocencia de Alonso Quijano es la cómplice de las aventuras del Quijote. Un ideal de vida hay detrás de la locura, unas convicciones se reflejan en las letras que enaltecen a los caballeros en los textos de caballería, por sus hazañas, sus batallas y sus amores, y, a fin de cuentas, ¿no es eso lo que termina haciendo el Quijote? ¿acaso no se enamora, no lucha y se entrega a la vida de caballero como si lo fuera en realidad?
Pues bien, sí que lo hace y hasta el punto más extremo, pero al no ser conciente de que esa verdad que él veía en las líneas de sus libros y que consideraba única y certera, no lo era del todo en su realidad, no pudo, pues, controlar sus acciones, de manera que tuvo que ser ayudado por otros, que tampoco entendían que pasaba, pero lo único que afirmaban era la locura de don Alonso y las malas acciones del Quijote. Pero, aun así, y como prueba fiable de sus convicciones, había que seguir el camino, no había tiempo para descansar, por lo cual, el hecho de haberse armado caballero le daba ya, la suficiente potestad desde su visión de bibliófilo para luchar, amar y sentir lo mismo que un caballero verdadero. La verdad que poseía era única, pero poderosa para él y peligrosa para los demás.
Ante acciones peligrosas para don Alonso desde la visión del cura, el barbero y la sobrina, hay que tomar medidas y ayudarlo a desposeer dicha verdad para ellos llamada locura; lo curioso es saber, que esto no serviría. Pensar que la solución ejecutada por ellos iba a cambiar al convencido Quijote, era una idea falsa, pues podríamos decir, que, dentro de una cultura libresca, como la que encontramos en el Quijote, el bibliófilo es libre a su manera y encuentra verdades donde otros solo ven locuras. Pues simple y vergonzoso fue lo que estos tres personajes hicieron y que nos lo cuenta cervantes:
Mando el cura al barbero que le fuese dando de aquellos libros uno a uno, para ver de que trataban, pues podría ser hallar algunos que no mereciesen castigo de fuego. No, dijo la sobrina, no hay para qué perdonar a ninguno; mejor será arrojarlos por las ventanas al patio, hacer un rimero dellos y pegarles fuego, y si no llevarlos al corral, y allí se hará la hoguera y no ofenderá el humo. (Cervantes, 1969, p. 43).
Pero qué bueno, que podamos utilizar este ejemplo, como un argumento más a lo que en este ensayo nos hemos propuesto defender, pues, el hecho no está en quemar los libros, porque podríamos decir, que el Quijote ahora es un gran libro, en el cual, convergen todos los que por sus ojos pasaron y que lo convirtieron en el caballero de la triste figura; en él están presentes los ideales caballerescos que sus libros narraban, esos de valor, honor, fidelidad, protección y cortesía y que ahora el enmarca de manera única y significativa.
No interesa donde quedó la biblioteca, tampoco el engaño que sufrió a causa de los tres personajes que quemaron sus libros, lo que importa es él, ya no Alonso Quijano, sino el Quijote de la Mancha, el empedernido enamorado de doña Dulcinea del Toboso, el jinete de rocinante y el amigo de Sancho. Su mente sueña y delira con hazañas y proezas, su corazón anhela el amor de Dulcinea, pero su vida ya posee la verdad que en sus libros estaba escrita y sin interpretar, él ya posee esa magia de la cual habla Borges, él ya es el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, el hombre que se convirtió en caballero, al que se le seco el cerebro y perdió el juicio, pero que se convenció, fue libre y fue feliz.
IV.
A modo de conclusión, lo que hicimos a lo largo de este ensayo, fue argumentar y defender la idea según la cual, Alonso Quijano encuentra en sus libros de caballería una verdad que adopta en su vida misma y posteriormente en su oficio de caballero andante. Por un lado, hemos demostrado, que la locura por la cual el hidalgo se caracteriza, no es del todo algo que tenga que ser estigmatizado o mal interpretado, pues, una es la interpretación que hace a sí mismo el Quijote y otra la de los demás personajes del libro, pues para el primero, no existe tal locura, lo que existe es un sueño, una vida, una ilusión, una verdad, mientras que para los segundos lo que hay es un des-juicio de su mente a causa de su empedernida y descontrolada lectura.
Por otro lado, hemos demostrado que la idea de verdad que el Quijote adquiere a partir de las lecturas que realiza a sus libros de caballería, es una verdad que podemos caracterizar únicamente en la figura del bibliófilo, pues él ama sus libros, ama lo que hay en ellos, se encanta en sus aventuras y ve allí lo que a los demás se oculta. Y en tercer lugar y, por último, teniendo en cuenta el contexto cultural de Alonso Quijano, su posición de bibliófilo e hidalgo y más tarde su vida de Quijote, es claro que en este libro, la cultura libresca es determinante para entender y darle significado a la gran mayoría de situaciones que ocurren a lo largo de la lectura del libro, en esta ocasión y partiendo de esa cultura libresca, no ocupamos de la figura de Alonso Quijano y el Quijote desde una perspectiva interpretativa de los textos de caballería.
Pues bien, hemos defendido
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