La Educación en Costa Rica y sus forjadores
Enviado por Ninoka • 21 de Marzo de 2018 • 2.514 Palabras (11 Páginas) • 376 Visitas
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En la Universidad del León, Nicaragua, en 1802 obtiene el grado de bachillerato y recibe su ordenación sacerdotal. Al año siguiente se le nombre como profesor de geometría y en 1808 a la edad de 30 años se le designa profesor de filosofía y vicerrector de la Universidad.
Es en el año de 1810, fue electo diputado en las cortes de Cádiz en ese entonces por la provincia de Costa Rica, fue uno de los congresistas más influyentes de esta asamblea, llegó a estar al frente de la misma y fue parte de la promulgación de la constitución de Cádiz en 1812. En las palabras y el corazón de Florencio del Castillo siempre estuvo presente su amada Costa Rica, y la lucha para que sus coterráneos tuvieran mejores condiciones de trabajo, vida y educación, impulsando mecanismos que promovieran el bien común, también se reconocen sus aportes por alivianar la vida de indios y negros en América y en abolir disposiciones que por motivos raciales eran discriminatorias, tales como la mita, la encomienda, el tributo indígena y el repartimiento.
Florencio del Castillo muere el 26 de noviembre de 1834 a la edad de 56 años, en la ciudad de Oaxaca, México siendo canónigo y gobernador del obispado, sus restos descansan en la población de Paraíso, su cantón de origen.
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Se consideraría que la vida de Mauro Fernández Acuña, Pedro Pérez Zeledón y Florencio del Castillo junto a otros personajes ha terminado, que ya son parte de la historia de un pueblo que menos y menos recuerda su memoria y todo lo que hicieron por nuestro país. Sin embargo cuando una placa, figura o imagen es colocada en nuestro territorio de alguno de estos personajes, lo inmortaliza, lo deja en la curiosidad del que no le conoce y en la memoria de quién le recuerda.
En la sede central de la Universidad Estatal a Distancia en Sabanilla, “vive” ese pedazo de historia de nuestro país, que recuerda las figuras de hombres que con su vida dan ejemplo a estas y a las futuras generaciones, de una formación académica elevada, aún y cuando en esas épocas mayoritariamente sólo las clases dominantes tenían acceso a una educación de calidad, hombres de una gran fuerza de voluntad y tenacidad que les caracterizó, visionarios y adelantados a su época, decididos a representar y dejar en alto tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, el patriotismo por una provincia en el caso de Del Castillo o un país en el de los demás. Fueron estos hombres personas que respetaban su gente, consientes de donde venían y decididos de lo que querían ver en la tierra que les vio nacer.
Aún cuando sólo por su manera de ser y vivir, daban ejemplo de un honorable ciudadano, sus acciones y su legado aúnan a ello la combinación de lo que en estos tiempos se ha perdido tanto, donde personas como ellos luchaban por los interés comunes, la justicia y la equidad social, mientras que ahora a cada momento se nos presentan por los medios de comunicación personas que llegan a tener un cargo público de alta importancia y que sólo lo utilizan como palanca para fructificar sus propios negocios e intereses, siendo manipulados por sentimientos de avaricia y deshonestidad.
Cuanto nos hemos olvidado de obras de tanta envergadura para este país como la reforma educativa de Mauro Fernández, la atinada asesoría en su momento de los límites territoriales de nuestro país por parte de Pérez Zeledón y la lucha interminable de Del Castillo por hacer de Costa Rica lo que hoy disfrutamos estas generaciones, el legado de personas de las cuales este país llama héroes, pero que no osamos a imitar para construir el país que tanto queremos ver.
Ahora sí dejamos de lado nuestra actualidad, que ya de por sí no nos trae gran orgullo, podemos inferir que de estos 3 grandes personajes, el que tuvo un mayor peso en el campo educativo y cuyos aportes fueron más enfocados hacia esta área fue: Mauro Fernández.
Primeramente podemos citar la reforma educativa que implementó cuando era ministro de Instrucción Pública, en esta se crearon diversas y respetadas instituciones educativas que aún hoy permanecen, tal como el Liceo de Costa Rica y el Colegio de Señoritas. Mauro Fernández fue una persona adelantada a su época, con el artículo número 2 de la Ley General de Educación Común en la cual expresaba la universalidad y promoción de la educación básica para los niños entre 7 y 14 años con el afán de aumentar la alfabetización y con ello formar una Costa Rica más culta y próspera.
De segundo podemos evidenciar otra razón mediante la preocupación de Mauro Fernández por velar por la educación de la mujer, muestra de ello fue la fundación del Colegio de Señoritas en el año 1988, para Mauro la mujer jugaba un papel importantísimo en la formación de los niños, futuros hombres de Costa Rica y creyó que la mujer debía estar como una compañera intelectual a la par del hombre en lugar de una sumisa y reprimida ama de casa.
Esto se resume en las palabras expresadas por Don Mauro en la reseña de la Asamblea Legislativa:
“Hay que preparar a la mujer para hacerla verdadera compañera intelectual del hombre, para cultivar las virtudes del hogar, formar al primero de los maestros, la madre, pues nadie como ella deja huellas más profundas en la naturaleza del niño, difícilmente borrables, aún por las múltiples influencias de la vida.”
Imaginaremos el gusto y el placer de escuchar a un hombre como Mauro Fernández pronunciando sus discursos sobre la educación, que si bien en esa época se deslumbraban un poco ambiciosos, ahora son pilar sobre el que descansa la educación costarricense y es un logro que nuestros niños y jóvenes están disfrutando actualmente.
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Conclusión
El sistema educativo que tiene Costa Rica en estos momentos, es producto del esfuerzo de muchos hombres y mujeres que vieron en la educación la llave para abrir las puertas del éxito y el progreso, que valoraron el derecho pero también el privilegio que era el ser instruido, que vieron la necesidad de formar al instructor, al maestro, a ese baluarte de la educación.
Pues aunque por lo general nos enfocábamos en el alumno, a veces dejábamos de lado la otra cara de la moneda, el educador. Mauro Fernández supo discernir y hacer un majestuoso balance al fomentar la educación del alumno y capacitar y dotar al educador de las herramientas para poder llevar la educación a otro nivel.
Por otra parte un
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