La Inquisición Delitos Torturas Sodomía
Enviado por Albert • 24 de Abril de 2018 • 2.878 Palabras (12 Páginas) • 382 Visitas
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Torturas
Ahora voy a pasar a hablar sobre algunas de las torturas que realizaban, hemos elegido 5 ya que hay muchisimas.
Una de ellas es la tortura del potro consistía en colocar al preso en una mesa, amarrado de las extremidades por una soga sujetada a un carrete que al ser girado poco a poco las iba estirando al sentido contrario, causándole un terrible dolor. Éste era en la época el instrumento de tortura más empleado del mundo.
Los zapatos castigadores eran unos zapatos metálicos que poseían en la planta unos pinchos que en caso de apoyar la planta del pie se clavan y para que no se te clavaran debías mantenerte de puntillas el máximo tiempo posible, para más sufrimiento esto se combinaba con un sistema que inmovilizaba las manos y las muñecas cerca de la cabeza y te obligaban a permanecer erguido.
La pera, dependiendo del género del torturado la pera se introducía en la vagina o en el ano, una vez dentro del cuerpo se giraba una manivela que abría el artilugio en su interior causando un dolor insoportable, además este artilugio tenían en su punta unos pinchos que se clavaban en el interior. El uso de la pera originalmente fue ideado para aquellas mujeres que habían sido encontradas culpables de la unión sexual con el diablo o sus familiares
El machacador de cabezas introducían tu cabeza y mediante un rodamiento te apretaban la cabeza por arriba, mientras que por abajo había tope con tu barbilla. Los diestes estallaban o se iban clavando en los huesos de la mandíbula, los ojos se salían de sus cuencas debido a la presión cuando el cráneo el cráneo se rompía y finalmente podía salirse el cerebro por los oídos.
Por último el brasero en llamas consistía en en acercar los pies del prisionero a un brasero para que tuviese una primera impresión de lo que sería su muerte en la hoguera si no confesaba sus pecados.
Sodomía
La sodomía era considerado un delito en la Inquisición y hace referencia a determinados comportamientos sexuales, históricamente utilizado para describir el acto del sexo anal entre hombres y las demás prácticas homosexuales masculinas, si bien también puede usarse para describir el sexo anal heterosexuales. El castigo contra los delitos sexuales relacionados con la sodomía eran fuertemente reprimidos, siendo la pena de muerte la más extendida. Cabe destacar la brutalidad de la diócesis zaragozana, donde, entre 1571 y 1630, se abrieron 534 procesos por crímenes de sodomía (recogido en el Derecho Canónico como "contra naturam"), de los cuales 102 fueron ejecutados.
La sodomía a principios de la Edad Moderna no era un dominio exclusivo del hombre. Estas mujeres recibían "doscientos latigazos y el tribunal las desterraba a perpetuidad del Reino". Antonio Gómez, moralista del siglo dieciséis, escribió que si dos mujeres cometían el crimen de sodomía contra la naturaleza "mediante aliquo instrumento materiali" debían ser quemadas. Pero en ausencia de un instrumento empleado para la penetración,se mostraba partidario de una pena menor que la de muerte. Y es que, muchos moralistas consideraron la sodomía entre mujeres como "no auténtica, imperfecta, desprovista de semen desperdiciado o dispersado" y los tribunales por lo general delegaban estos casos y sus sentencias a los obispos locales. En 1509 el Consejo de la Suprema ordenó a los tribunales que no actuaran contra los homosexuales, excepto si estaban implicados en casos de herejía . Previamente había habido protestas de algunas instituciones, como la que presentó la ciudad de Cartagena en 1504 o la de Murcia al año siguiente, porque consideraban que la sodomía no debía ser juzgada por la Inquisición sino por los tribunales ordinarios. Sin embargo, la Inquisición de la Corona de Aragón consiguió que el papa Clemente VII en 1524 la autorizara a perseguir a los "sodomitas", independientemente de si eran herejes o no. En cambio en la Corona de Castilla los tribunales inquisitoriales cumplieron la orden de la Suprema y no se ocuparon del "pecado nefando", cuya jurisdicción correspondía a los tribunales seculares y eclesiásticos ordinarios. La Inquisición aragonesa aplicó la pena de ser quemado vivo a los homosexuales (tanto hombres como mujeres), aunque a los menores de veinticinco años, "que eran inevitablemente una gran proporción de estos acusados", fueron condenados a galeras tras ser azotados. Las galeras era una pena que se imponía a ciertos delincuentes y que consistía en remar en las galeras del rey. Embarcación grande de vela y remo usada en las guerras.
También cabe destacar este libro "El sodomita y la inquisición"que es una novela histórica de Rocío Rodriguez que nos muestra el terror en que vivían muchas personas, especialmente los "sodomitas", a mediados del siglo XVII.
El interesante trabajo de Rocio Rodríguez, "Sodomía e Inquisición, El miedo al castigo", investigando en las actas de la Inquisición, nos ofrece una oportunidad para conocer esta dura realidad. Este ensayo le ha llevado a escribir la novela histórica "El sodomita y la inquisición", una obra que nos muestra el pánico y el terror que vivían quienes estaban fuera de las normas establecidas a mediados del siglo XVII.
La reseña del libro nos ofrece este resumen de la novela "Un día en que se estaban bañando juntos, a Pedro se le resbalaron los calzones y apareció delante de él completamente desnudo... No pudo resistirse ante tal visión y esa fue la primera vez que se unió a un varón... Ése fue el principio de la historia de Gonzalo, que le llevaría a huir de la casa de sus padres y a vivir difíciles y a veces trágicas situaciones en la Corona de Aragón y en Madrid, siempre bajo la negra amenaza de los terribles castigos que la Inquisición imponía a los sodomitas, hasta intentar una nueva vida en la costa de Marruecos. Los hechos históricos que aparecen en esta novela están extraídos del ensayo de la misma autora Sodomía e Inquisición: el miedo al castigo."
En su blog , Rocio, nos cuenta: "Los acusados de sodomía eran encerrados, por lo general, en las cárceles secretas. Sólo en contadas ocasiones fueron llevados a las cárceles de los familiares, o a las comunes. Las cárceles secretas se distinguían del resto, en que los presos estaban completamente aislados del mundo exterior. A los herejes se les instalaba en celdas individuales, pero los sodomitas - según se desprende de algunos procesos - estaban con otros hombres en la misma celda. Cuando una persona era liberada, al abandonar la cárcel
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