Montoneros y su nueva introduccion
Enviado por Eric • 17 de Noviembre de 2018 • 6.777 Palabras (28 Páginas) • 292 Visitas
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Una de las frases más populares de la revista era: "El deber de todo catolico es ser solucionario" "El deber de todo revolucionario es el de hacer la revolucion"
Esta revista contaba con la direccion de Garcia Elorrio periodista y uno de los primeros montoneros que fortalecio el tercer mundismo de su movimiento, su solaridad con los oprimidos y indentificacion con las luchas de liberacion nacional de tercer mundo.
Aparte a traves de su revista aseguraba a los futuros caidos que disfrutarian de una perfecta paz celestial, es decir, se les prometia la vida despues de la muerte entre las personas por las que habian luchado.
En su primer editorial se leía a modo de presentación:
"Camilo Torres (1929-1966), silenciado y retaceado por sus propios hermanos cristianos, nos señala el carisma evangélico en la lucha por la liberación de nuestros pueblos y su nombre es bandera del movimiento revolucionario latinoamericano."
Además de los Montoneros, también publicaban allí sus comunicados las Fuerzas Armadas Peronistas y el Ejército Revolucionario del Pueblo, y aunque esta organización armada no tenía relación con el cristianismo (su ideología era marxista-leninista), la revista Cristianismo y Revolución constituía el medio más indicado y lectura obligada que les permitía llegar a la gran mayoría de los jóvenes y militantes de la época.
LOS MONTONEROS SALEN A LA LUZ: La muerte de Aramburu
La organización armada Montoneros se presentó ante la sociedad el 1 de junio de 1970 mediante el resonante secuestro y posterior "enjuiciamento" en cautiverio seguido de ejecución del general Pedro Eugenio Aramburu, quien fuera el cabecilla de la autodenominada Revolución Libertadora, una sublevación militar que en 1955 había derrocado al segundo gobierno constitucional peronista.
Los montoneros y el peronismo:
En vista a su compromiso conn la justicia social y la causa popular, el catolisismo radical condujo a muchos jovenes hacia el movimiento peronista. Muchos llegaron al peronismo con sentimiento de culpabilidad por su anterior antiperonismo, y se integraron entonces en el movimiento con un celo propio de pecadores arrepentidos.
El peronismo se beneficio mucho con la llegada de los montoneros a su partido aunque siempre rechazó las ideologías de izquierda. Desde su exilio en Madrid, Perón los alentó en su proceder revolucionario, incluso citaba un famoso refran español para alentarlos "Detras de mi vendran, los que bueno me haran" pues la lealtad incondicional de esta fuerza de choque le resultaba útil para presionar y desestabilizar a la dictadura militar de la llamada Revolución Arentina que gobernaba por entonces en el país.
En dicha línea estratégica, a la distancia Perón los denominaba afectuosamente "formaciones especiales", "juventud maravillosa", e inclusive en una carta les escribió "encomio todo lo actuado".
En 1973, luego de las elecciones generales en las que el Frente Justicialista (peronista) ganó por abrumadora mayoría llevando como candidato a presidente al Dr.Héctor José Cámpora, Perón retorna definitivamente a la Argentina, y a partir de esos días modifica sustancialmente su relación con las corrientes de izquierda de su propio partido.
Prefiere aliarse con el ala histórica más conservadora del amplio espectro de sus colaboradores y simpatizantes de derecha, marcando por lo tanto una creciente distancia discursiva hacia Montoneros, y quitándole gradualmente todo tipo de espacio y protagonismo político dentro del movimiento que indiscutiblemente él lideraba.
LA MASACRE DE EZEIZA:
El 20 de junio de 1973, durante la tan esperada oportunidad del regreso de Perón a su país luego de 18 años de exilio, ocurren los hechos conocidos como masacre de Ezeiza, dramático anticipo de todo lo que sobrevendría en los siguientes años del escenario político argentino.
Enfrentamientos armados con decenas de muertos y centenares de heridos se generaron durante todo el día entre las bandas armadas paramilitares a cargo del operativo de seguridad, y las multitudinarias columnas de manifestantes Montoneros, en medio de casi un millón de obreros peronistas con sus familias y desorientados simpatizantes del viejo general, quienes no entendían lo que estaba ocurriendo.
No había transcurrido un mes desde la asunción de Héctor Cámpora como presidente de los argentinos, cuando Perón regresó definitivamente al país. El 20 de junio de 1973 se produjo, quizás, la mayor movilización de masas de la historia política argentina, en respuesta a la gran expectativa que había despertado en gran parte de la sociedad, el retorno del líder peronista. Cientos de miles de personas fueron movilizadas por las agrupaciones de la izquierda peronista, en un acto cuya organización estuvo a cargo de los sectores vinculados a la derecha del movimiento. Ezeiza se transformaría en el escenario en el que medirían fuerzas las agrupaciones que respondían a la Tendencia (la JP, sectores de izquierda) y aquellas que representaban al peronismo ortodoxo (sindicatos, sectores de derecha), sostenidos estos últimos por bandas ultraderechistas. La pelea era por lograr el mayor acercamiento a Perón. Ambos sectores habían luchado durante la proscripción, desde sus espacios, por la vuelta del líder.
Los sectores ortodoxos dejaron fuera de la organización del acto a los de la Tendencia, y se prepararon por si la situación se desbordaba. Mientras tanto, Montoneros convocó al acto bajo la consigna “Vamos a Ezeiza compañero, a recibir a un viejo Montonero”. El Ministro del Interior Esteban Righi, no logró imponer que fuera el Estado, a través de la policía, la única fuerza encargada de custodiar el acto. Marcelo Larrraquy, en López Rega, el peronismo y la Triple A, narra que en “… la mañana del 20 de junio de 1973, las ambulancias salieron del Ministerio de Bienestar Social(a cargo de López Rega) cargadas de armas, el Automóvil Club Argentino (ACA) prestó su red de comunicaciones, la Juventud Sindical de la UOM, la UOCRA y SMATA acupó instalaciones vecinas al aeropuerto, los francotiradores prepararon su sitio entre las ramas de los árboles y los hombres de Osinde y la CNU (ultraderechista Concentración Universitaria) ocuparon el palco y escondieron sus ametralladoras en los estuches de los instrumentos de los músicos de la banda sinfónica”.
El final fue previsible. Cuando las columnas de Montoneros presionaron para llegar al
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