Principales tendencias museológicas
Enviado por monto2435 • 18 de Julio de 2018 • 1.778 Palabras (8 Páginas) • 572 Visitas
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A mediados del siglo XX ya se empezó a usar el término nueva museología, pero aún no se concibieron las ideas que caracterizarían a esta tendencia. Aunque la autora remarca que la nueva museología debe ser entendida como una continuación transformativa de la museología tradicional, encontramos en esta nueva tendencia una clara contraposición con su predecesora. Las ideas esenciales de esta nueva realidad museal serán: “la prioridad de la persona sobre el objeto dentro del museo y la consideración del patrimonio como un instrumento al servicio del desarrollo de la persona y la sociedad”[4]. De este modo, el nuevo museo focaliza su interés en la comunidad en la cual se encuentra y se presenta como un medio puesto al servicio de la sociedad. La difusión e instauración de estos ideales no se dio de forma sencilla y, fue gracias a movimientos como el Mouvement Internationale por la Nouvelle Muséologie – proclamado en 1984 – como se pudieron construir unas bases más sólidas y situar a la nueva museología como la tendencia correcta a seguir.
Como ya hemos mencionado, el nuevo museo se centra en el individuo social para el desarrollo y definición de sus proyectos museísticos. Trata de crear vivencias significativas a partir de la interdisciplinariedad entre un gran número de especialistas diversos[5] y la participación activa del público del museo, teniendo también en cuenta el entorno no sólo geográfico y político y económico, sino también social y cultural. Asimismo, para lograr estos objetivos, se concibe como necesario la conformación de estructuras flexibles y descentralizadas que favorezcan el compromiso de la población y la interacción de ésta con los integrantes del equipo museístico. Por lo tanto, la colección y el espacio museístico se conciben aquí como un instrumento, un medio para transmitir y construir el conocimiento a y con la sociedad. Los nuevos museos, cuando elaboran sus programas, no los fundamentan en los objetos que poseen, sino en las ideas que están dispuestos a presentar al público. Y así debe ser, los objetos no pueden ser la figura de autoridad alrededor de la cual gire toda la lógica museográfica de un museo, sino que la idea que pretende transmitirse, los conceptos que quieren ser mostrados, deben convertirse en las figuras de autoridad. A medida que el museo está concebido como un medio, aquel está llamado a experimentar una gran transformación. De este modo, y contraponiéndose al museo tradicional, el nuevo museo contiene de manera intrínseca un carácter educativo evidente y fundamental.
El carácter social del nuevo museo y su mayor apertura demandan consecuentemente una descentralización de la estructura museística y una condición autogestora de la institución, tratando de disminuir la incidencia e influencia de las instituciones gubernamentales tanto en la financiación como en la construcción del discurso y la definición de los objetivos. En este sentido, el nuevo museo juega un papel fundamental en la construcción de la identidad de las poblaciones, pero a diferencia del museo tradicional – que pretendía construir una identidad nacional definida y regida por las élites políticas y socioeconómicas –, trata de construir la identidad cultural a partir de la observación y participación social, permitiendo que los propios individuos tomen parte en la caracterización y construcción de sus procesos pasados y presentes. De este modo, la museología deja de ser elitista para convertirse en popular, comunitaria y democrática. Dominique Poulot habla de democratización de las obras y, en este sentido, menciona el debate existente sobre la posible accesibilidad completa por parte de los visitantes a la totalidad de elementos que los museos puedan poseer y la obligación de los museos de trabajar para una mayor y mejor difusión y emplear criterios destinados a una mejor comprensión de las obras por parte del público; aunque éstos no coincidan con los aceptados en otros círculos sociales más especializados.
En cuanto a las funciones específicas de la nueva museología, éstas siguen siendo las mismas que las de la museología tradicional: coleccionar, documentar, investigar, conservar y difundir el patrimonio natural y cultural; sin embargo, dos funciones son añadidas en el nuevo museo. La primera es la formación continua, centrada en la adecuada preparación de la comunidad museística para tal de que ésta pueda trabajar de forma independiente y seguir el hilo de los cambios sociales y tecnológicos de cada momento particular. La segunda es la evaluación, entendida como una “continua llamada a cuestionarse y hacerse nuevos planteamientos sobre la manera de realizar su propio trabajo”[6], con el fin de satisfacer todas las necesidades demandadas por el conjunto social.
Finalmente, señalar el relevante papel de la nueva museología como constructora y conservador de la memoria de los pueblos – con o sin escritura – desde la propia concepción de ésta por parte de los individuos de una sociedad. Como menciona Scheiner, el museo guarda la memoria de los valores y es un espacio que permite ordenar y mostrar de forma material las principales características que definen la memoria histórica de los pueblos.
La nueva museología ha tenido una evolución muy significativa y positiva desde su aparición en las últimas décadas del siglo XX. Sin embargo, se encuentra aún en una etapa “primaria” que necesita de la máxima involucración y concienciación de los sujetos sociales como participantes activos de la institución museística para ser superada.
Como menciona la autora y a modo de conclusión, decir que “las tendencias museológicas ponen de manifiesto las diversas sensibilidades culturales y sociales, que influyen en el desarrollo de la museología hasta el punto de impulsarle a tomar conciencia de la realidad social y cultural”; lo cual resulta evidente con el estudio del texto de la Dra. Hernández.
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