Resumen las transformaciones fundamentales de todas las relaciones económicas y sociales
Enviado por Mikki • 11 de Noviembre de 2018 • 6.084 Palabras (25 Páginas) • 454 Visitas
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En el NE se desarrolló un comercio activo y los navíos de Boston y Nueva York surcaban todos los mares. Pero el tráfico marítimo americano no alcanzaría su apogeo hasta mediados del siglo XIX.
Los primeros telares de algodón de los Estados Unidos, copia de los británicos, se fabricaron en las décadas de 1790 y 1800. El hilo era transformado en tejido por tejedores independientes o se vendía directamente al consumidor final. En el interior del país, y en la frontier, las grandes distancias hacían que incluso este procedimiento de fabricación doméstica resultara extremadamente lento. La provisión de hilados de confección barata de telares que en su mayor parte estaban localizados en Nueva Inglaterra significaba un paso adelante en relación con esta primitiva organización. El siguiente paso se dio con la aparición, durante y después de la guerra de 1812, de las grandes máquinas de hilar y tejer movidas por energía hidráulica. Las nuevas fábricas eran tan grandes porque proyectos en menor escala no habían logrado sobrevivir a la competencia británica. El problema de la mano de obra que se había planteado allí donde los telares estaban instalados en zonas despobladas, se resolvió empleando a las hijas de los agricultores. Los mercados del sur y del oeste se desarrollaban con gran rapidez gracias al crecimiento de la población y también a los adelantos de los transportes que facilitaban el acceso de los agricultores y de los hombres de la frontera en busca de vestidos acabados. Las florecientes ciudades del Este representaban un mercado que crecía a mayor velocidad que las de cualquier país europeo, al haber quedado excluido los productos británicos e ir en aumento la inmigración.
Pero los tejidos de algodón no eran en modo alguno la única industria de Nueva Inglaterra; en 1900 la región producía tejidos de lana, zapatos y todo tipo de maquinaria textil y general. Por supuesto, muchas de estas industrias estaban relacionadas de algún modo con los tejidos de algodón.
Las grandes industrias de la segunda revolución industrial (acero, productos químicos, maquinaria pesada y automóviles) no se desarrollaron en Nueva Inglaterra, en parte porque carecía de las materia primas necesarias. En la América del siglo XVIII no se utilizaba mucho carbón ni hierro, los abundantes bosques proporcionaban tanto el material necesario para la construcción de las estructuras y las máquinas como el combustible doméstico y el carbón vegetal empleado en la fabricación del hierro imprescindible en los primitivos utensilios de trabajo.
El hierro y el acero eran necesarios para la fabricación de maquinaria potente y precisa y de las máquinas de vapor de las nuevas factorías, de los raíles que comunicaron al país y de los nuevos y elevados edificios que comenzaron aalzarse en las ciudades a partir de la década de 1870, así como para gran número de otras aplicaciones. Esta masiva expansión de la producción de hierro y acero no habría sido posible sin un crecimiento paralelo de la minería del carbón y del hierro, que se convirtieron en importantes industrias por derecho propio. Aun cuando también se desarrollaron otras industrias extractivas y metalúrgicas, solamente desempeñaron papeles complementarios y nunca pudieron amenazar el carácter esencial del hierro en esa época.
La gran transformación se produjo a mediados del siglo XIX, con la aparición de acero barato producido por el método Bessemer, de tal forma que en 1900 los procedimientos empíricos de las primitivas forjas estaban siendo reemplazados por un conocimiento más preciso de la química de la fabricación del acero; al mismo tiempo fueron descubiertas fórmulas para reducir al mínimo el empleo del calor y de la mano de obra. Los más importantes productores de acero de América, como Andrew Carnegie, se hallaban en condiciones de instalar el equipo más avanzado y complejo debido al gigantesco incremento de la demanda procedente de las ciudades y los ferrocarriles americanos al término de la guerra civil; gracias a los beneficios obtenidos, podían sustituir los viejos hornos y superar a sus competidores.
Una consecuencia importante de la concentración del comercio y de la industria en el Nordeste fue la rápida expansión de las más importantes ciudades allí ubicadas: Nueva York, Chicago y Pittsburg.
4. El sur:
Aun cuando durante el siglo XIX los estados del Sur y del Oeste siguieron siendo fundamentalmente agrícolas, desempeñaron una importante función de estímulo de la industrialización americana al tiempo que influía sobre ellos la presión industrial procedente del Este. La tragedia de la historia económica sudista estriba en que, a pesar de esta contribución, tras la guerra civil su sociedad se convirtió en el arquetipo de la pobreza rural.
La importancia del Sur para el resto de Estados Unidos radicaba en sus enormes exportaciones de algodón en bruto a Gran Bretaña. Estas exportaciones no sólo dieron vida a la sociedad sudista y a la esclavitud sino que alrededor de 1810 generaron un activo comercio fluvial de maíz y carne de cerdo. Los beneficios de este comercio fueron compartidos también por los mercaderes y los fabricantes del Nordeste, que proporcionaban bienes y servicios al Sur y al Oeste, lo que enriqueció enormemente a ciudades como Nueva York y Boston. Todo ello explica que algunos hayan insistido en que, al igual que ocurrió en otros países como Gran Bretaña y Japón, América se industrializó sobre la base de las exportaciones. No hay que sobrestimar, sin embargo, la importancia de este estímulo. Entre 1800 y 1840, el algodón fue ciertamente el factor más dinámico en las exportaciones, pero los Estados Unidos dependían menos del comercio exterior que otros muchos países que carecían de sus variados recursos continentales
Al término de la guerra civil, los estados sudistas se convirtieron en los más pobre de la Unión. Ello se debió en parte al impacto de la industrialización del Norte, pero también a las propias deficiencias de la región. La economía del sur fue próspera hasta la guerra civil, deteriorándose después. El hecho de que el Sur no lograra industrializarse antes del conflicto incidió fatalmente tanto sobre su capacidad bélica como sobre sus oportunidades subsiguientes de prosperidad. La esclavitud podría ser una posible explicación de este fracaso; muchos escritores del siglo XIX sostuvieron que la esclavitud era menos eficaz que el trabajo libre porque los esclavos carecían de los incentivos necesarios para trabajar duramente o de manera inteligente. Esto explicaría que al margen de la superproducción y de la caída de los precios del algodón, el Sur estuviera condenado a producir
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