Desmanicomialización: entre la salud mental y el arte.
Enviado por Christopher • 4 de Abril de 2018 • 6.790 Palabras (28 Páginas) • 383 Visitas
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Marisa Wagner dice que es tranquilizador suponer que la “locura” está dentro de los manicomios y para eso se han hecho los mismos, con esa “tranquilizadora pared que divide los sanos de los locos”; eso nos permite tener la fantasía a lxs que estamos afuera que estamos “sanos” y que la “locura” está ahí, encapsulada y depositada: “Para eso se han hecho, pero cuando uno mira a su alrededor sabe que la locura nos invade a todos, que estamos en una sociedad enferma, injusta, y una sociedad injusta no puede generar salud mental ni para los de afuera ni para los de adentro. Entonces tal vez, cuando haya una distribución mejor de la riqueza, la haya también de la salud, de la locura...”
¿Por qué se “enloquece”?
Marisa Wagner nos dice: “Se `enloquece´ por un dolor extremo o por una soledad extrema. Un mundo injusto genera subproductos patológicos, y eso somos nosotros. De hecho, algunas personas pueden zafar de la `locura´ y sobreviven. Claro, se mutilan un riñón o el hígado, hacen algo psicosaomático, mueren de cáncer...la enfermedad se les aloja en el cuerpo. Otras personas, con un mecanismo absolutamente sensible, `enloquecemos´. Este mundo genera `locura´ por donde lo mires. A los niños empiezan a darles Ritalina a los 3 años. Estamos construyendo adictos, cosa que es muy rentable para la industria farmacéutica. Y ni hablar de los que están en la calle sin otra madre que la estación Retiro, como dice un amigo poeta. ¿Qué hacés para sobrevivir entre tanta injusticia y crueldad sin enfermarte?”
Si yo no estuviera loca/ ¿Qué estaría?/ ¿Muerta?/ ¿Desaparecida?/ Y estar loca/ ¿No es una manera –como otra cualquiera-/ de desaparecer o de morirse?/ (Fragmento de la poesía “Si yo no estuviera loca”, del libro Los Montes de la Loca, Marisa Wagner)
Armando Bauleo explica que en los estudios sobre neurofisiología y sobre psicofarmacología, personalidades “más inteligentes”, así denominadas por el autor, como Candel, Damasio y otrxs plantean la función del entorno, del contexto social, en el desenvolvimiento del sistema nervioso y, también, en cierta evolución que tienen las células nerviosas y cómo se dan cierto tipo de percepciones y de sensaciones. Estos personajes, dice Bauleo, están planteando que directamente sin sociedad, el cerebro no funciona bien.
El citado autor se pregunta: “¿Qué significa curación?” Dice que el sujeto salió de un conflicto, de una crisis, de una situación que lo angustiaba mucho, y tal era la angustia que la terminó proyectando en alucinaciones, en delirios, en conflictos pasados que no pudo elaborar, en duelos que se quedaron enquistados. Asimismo se pregunta quién de nosotros no tiene algo de eso: “¿Usted cree que más de uno que está por la calle no delira? ¡Por favor! Leamos los diarios y vamos a ver que más de una cosa que está escrita ahí son estructuras delirantes.” Y continúa: “En realidad, muchas veces, los médicos psiquiatras hablan de curación como esperando tipo Pigmaleón, la obra perfecta, un tipo que no tenga más nada, que sea extraordinario. ¿Y quién es extraordinario? ¿Quién es perfecto? Por lo tanto, cuando decimos se curó, entonces, lo mínimo: sufre menos; no tiene tanta ansiedad, angustia, todo eso; sabe mejor instalarse en un contexto, en la relación con los otros; puede dialogar mejor todos los problemas que tiene; no se guarda ciertas cosas que después lo van a frustrar, a hacer doler, acepta más los deseos que tiene. Pero después, ¿Qué más quiere? ¿Quiere algo más?”
El arte y “la locura”
Moffat considera que el arte existe porque existe la muerte, porque el arte enfrenta estéticamente, esclarece y permite entender lo desconocido. El arte es lo contrario de la ciencia, que controla, analiza y corta en pedacitos; en cambio el arte junta y da un sentido que no existía antes. La muerte no tiene sentido y el arte le puede dar sentido. Este autor dice que el arte tiene que ver con el dolor, tiene que ver con lo incomprensible, no tiene que ver con la economía, con la realidad inmediata, razonable y burocrática, tiene que ver con lo absurdo, es explicar lo absurdo. Es la continua recreación de lo que se fue; todo el tango, toda la poesía, existen porque existe la pérdida. Toda la poesía alude a lo que se fue, a lo que no está: “Volverán las oscuras golondrinas, de tu balcón sus nidos a colgar, pero aquellas que juntos vimos, esas jamás volverán...”. El arte también hace algo con el miedo, a veces permite controlar el miedo.
Entonces el arte es lo que nos permite la síntesis y la explicación integradora, no analítica como la ciencia que siempre deja otra pregunta; el arte no deja más preguntas: cada cuadro es completo en sí mismo y en su explicación. Cada obra de arte es un universo.
Dice Moffat: “La estupidez es parte de este mundo que se está volviendo cada día más light, más tonto, más banal y menos comprometido con la vida. Por oposición creo que hay mucha riqueza en el fondo del Borda; a veces yo voy allá para tomar un poquitito de cordura, porque los muchachos del fondo son como artistas...Entonces todo ese arte del fondo de los manicomios, yo lo reivindico, donde hay escritos en las paredes que son verdaderas poesías, que pudieron haber sido escritas por Neruda, o más todavía, por Vallejo, Baudelaire o Artaud. Lo que pasa es que el melancólico del hospicio no consiguió editor.”
El citado autor considera que el arte permite no volverse “loco”, pero aclara que, sin embargo, cuando una persona está realmente “loca”, no crea, cuando está enferma hace el viaje de ida pero no puede hacer el de vuelta, a lo sumo encuentra las piezas, pero no puede armar el rompecabezas.
El artista siempre se mete en la zona que nosotros no nos metemos, porque es un territorio muy caótico que tiene que ver con la confusión. El artista llega cerca. Arte, amor, locura y muerte, están enganchados, interactúan unos con otros, no se pueden entender por separado.
Dice Moffat:“Arte, sociedad y locura están unidos y al artista le agradecemos porque nos defiende de nuestra propia locura y la hace comunicable y hermosa.”
El psicodrama es muy parecido al arte, porque es hacer que una escena caótica adquiera sentido, y, a la vez, darle un cierre estético.
Alfredo Moffat se pregunta: “¿Por qué necesitamos a los poetas?” Considera que los necesitamos porque nos permiten acercar a los temas más profundos y más antiguos de nuestra memoria y de nuestra vida. Nos permiten entender lo incomprensible desde lo racional, la muerte, la locura y el amor,
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