Las Relaciones entre Pensamiento y Lenguaje según Piaget, Vygotsky, Luria y Bruner

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El habla interna hay que considerar no como una característica ancilar del habla, sino como una función de ésta totalmente independiente, el habla interna presenta una sintaxis desconectada e inconexa, es mucha más abreviada, además opera con conceptos semánticos, no con la fonética.

El paso del habla interna al habla externa no es para Vygotsky una simple transición de un lenguaje a otro, implica la transformación de la estructura idiomática del habla interna en habla articulada sintácticamente e inteligiblemente para lo más.

La Función del Lenguaje en el desarrollo mental del niño según A.R. Luria.

Para este autor, el lenguaje no sólo es un medio de generalización, sino que es el al mismo tiempo la fuente del pensamiento, tiene el poder de coordinar, establecer y facilitar otras formas de comportamiento. La primera etapa es la secuencia de acciones, la denomina “simpráxica” el habla es incomprensible, dentro de esta etapa el niño es cada vez más capaz de regular su acción a través del habla por medio de la internalización de las acciones.

La función directiva de la palabra sólo se mantiene hasta el momento en que ésta entre en conflicto con las condiciones de la situación externa. A los dieciséis o dieciocho meses el habla adquiere un papel primario más que de acompañamiento.

Luria llega a la conclusión de que el habla, que es reflejo de la actividad objetiva, influye directamente en la formación de la actividad compleja humana. Que el lenguaje (el sistema de señales) introduce un nuevo principio de actividad nerviosa – la abstracción – y con ello la generalización de las señales precedentes, elevando los procesos mentales hasta un nuevo nivel.

La idea de Bruner sobre el Lenguaje

Bruner dice que el lenguaje es que éste no es ni más ni menos que el agente del desarrollo cognitivo, el hombre desarrolla tres habilidades de representación enactiva, representación icónica y representación simbólica.

Establece que hay dos tipos de representación: la representación: la acción más percepción (representación inactiva) y la acción libre de percepción (representación icónica).

Ve el desarrollo cognitivo de dos formas de competencia:

- La habilidad para representar las regularidades iterativas del medio ambiente.

- La habilidad para superar lo momentáneo, desarrollando modos de enlazar el pasado con el presente y el futuro.

La representación enactiva, consiste en la representación del comportamiento en términos motóricos, esto surge por la necesidad del niño de relacionar su acción con su campo visual: al principio le resulta muy difícil separar su noción de objeto de su reacción hacia él.

Una representación icónica es un representación a través de imágenes, tiene lugar cuando recurrimos a una imagen mental para guiar nuestras acciones, es un modo de representar el mundo y, como consecuencia, podría facilitar ciertas tareas.

La representación simbólica es una imagen que está ligada a aquello que representa, mientras que un símbolo, caso de la palabra, tiene una conexión puramente arbitraria con la cosa simbolizada, presenta dos rasgos básicos: la categorización y la jerarquización. En posesión de este tipo de representación se ha movido desde el hacer a través del ver hasta la simbolización.

Cree que esos niveles de representación son como herramientas cognitivas que nos capacitan para utilizar el medio tecnológico en el que vivimos. El lenguaje aparte de sr un sistema de denominación, está organizado de modo jerárquico: cuenta con términos como forma o color que facilitan el desarrollo de los conceptos que encarnan.

Para Bruner el lenguaje y pensamiento son dos formas de comportamiento interrelacionadas, pero distintas en su origen y diferentes en su desarrollo.

Durante algunos años también se da una disociación entre sintaxis y semántica, el significado de las palabras a menudo permanezca de un modo impreciso y el niño no entienda a fondo las implicaciones de lo que oye. Bruner concluye que el pensamiento se acomoda al lenguaje.

Hay cinco factores lingüísticos que influyen, según Bruner, en el desarrollo intelectual, en primer lugar, las palabras pueden servir como “invitaciones para formas conceptos”. En segundo lugar, el diálogo entre los adultos y el niño puede servir para orientar y educar a éste suministrándole una fuente importante de experiencias y conocimientos, en tercer lugar, la escuela crea necesidades para usos nuevos del lenguaje. El cuarto los conceptos científicos se elaboran en una cultura y se transmiten verbalmente y finalmente la aparición de conflicto entre los modelos de representación pueden ser una fuente de desarrollo intelectual.