El orientador como interventor en los trastornos de la conducta alimentaria
Enviado por klimbo3445 • 19 de Diciembre de 2018 • 1.022 Palabras (5 Páginas) • 421 Visitas
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“Anorexia nerviosa: preocupación excesiva por la imagen corporal.” en tan diminutivas palabras se resumieron tres años de vómitos, atracones, saltarse horarios de ingesta de comida, humillaciones y secretos. Se diagnosticó el día en el que ingresé a una clínica especializada en trastornos alimentarios -un psiquiátrico- , después de que las posibles soluciones a mi enfermedad no solucionaron nada… Mi estado era renuente, no respondí si quiera a un: “¿Cómo te llamas?” por parte de la recepcionista rubia que recopila mis datos, tampoco le contesté cuando me preguntó
mi edad; no olvidaré a esa mujer, pues su expresión al verme era más que clara, ¡y cómo no!, frente a ella le hablaba una chica rubia, con los hombros huesudos y de clavículas prominentes.
Presión baja, un grave cuadro de anemia por mis eternos ayunos, 37 kilos y un miedo, eso, era lo que evidenciaba mi ficha médica.
La soledad era implacable en aquel lugar, la incertidumbre y la tristeza me embargaba día y noche, me volví en una vergüenza.
Al paso de dos semanas y tras una evidente mejoría, bajo un permiso terapéutico regresé a casa. Me pusieron a prueba, cuatro comidas diarias y mis necesarias colaciones diarias, además de darme una hora para los alimentos e ingesta rápida y dos horas de una lentísima asimilación), medicación administrada a la que únicamente mi madre tenía accesos y una desconfianza general era lo que traía consigo la libertad condicional.
Días después regresé al consultorio y el doctor me esperaba sentado y con cierta expectativa. Mi madre le entregó el informe y ese día abandoné del todo la clínica creyéndome libre y finalmente recuperada. Dos semanas después todo se derrumbó de nuevo, una crisis nerviosa me atacó, regresaron los atracones, vómitos, ayunos y el uso de medicamentos laxantes para eliminar cualquier residuo de comida de mi cuerpo. Tras haberme internado una semana más, como una “anoréxica bien portada” se me dio de alta y mi madre firmó el alta voluntaria, salí victoriosa de la clínica, con sentimientos encontrados, con la euforia al mil, la libertad me daba felicidad y comenzaba a mentalizarme y a invadirme la firmeza de no volver jamás y salir de esto.
Tres días después regresó como plaga la etapa de vómitos, atracones y de nuevo la ingesta de medicamentos y saltar comidas obligatorias. Y una vez más retorné al psiquiátrico para comenzar con un tratamiento que hasta el día de hoy rige mi vida. Hola, mi nombre es Angélica y sufro de anorexia nerviosa y estoy en proceso de recuperación desde hace dos meses.
Hoy escribo desde mi computadora, disfruto de un café y un permiso terapéutico de tres días. Hoy más que nunca tengo unos deseos incontrolables de recumperarme. El día de hoy elijo luchar en contra de esta enfermedad, comida a comida y día a día.
EQUIPO #1:
ALVARADO JIMÉNEZ EDTHMA KARELLY
OCHOA UGALDE ROXANA AYLIN
PAREDES LAZCANO ALCIDES ROGELIO
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