Hacia una infancia libre
Enviado por Mikki • 7 de Diciembre de 2017 • 2.905 Palabras (12 Páginas) • 445 Visitas
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La experiencia ha sido muy positiva y enriquecedora tanto para ellos así lo han demostrado a lo largo del tiempo, bien por sus cambios, bien por sus deseos de venir al Club- como para nosotros, pues hemos podido vivencias y confirmar aquellos aspectos teóricos que mantenemos y por los que seguimos aquí -Véase autonomía, búsqueda del placer, posibilidad de expresar sus impulsos, etc.
Ahora bien, también hemos encontrado trabas en nuestro trabajo; estos niños, día a día, se enfrentan a modelos represores de la sensibilidad, de la sexualidad, del crecimiento... Se les infunden (y se nos infunde a todos) valores de competitividad, individualismo, enajenación mental y creativa, desde la escuela, la televisión, la sociedad; estos estímulos negadores, en ocasiones pueden más que aquello que se vive en la familia o que se trabaja en el Club. Hemos observado positiva-mente cómo vienen los niños y cómo se van después de las sesiones, y la realidad es que el disponer de una única sesión semanal nos limita el trabajo ante el bombardeo social que se recibe hora tras hora. Cuando la convivencia se prolonga por dos o tres días -acampadas, excursiones,'...- se ha demostrado que los niños y niñas comienzan a ser ellos, más fácilmente, con su propio ritmo, dejando a un lado esas influencias. Ello nos ha hecho ver la importancia y necesidad de la cotidianeidad, del día a día, cosa difícil debido a su escolarización y las cargas que ello acarrea, véase deberes, horarios estrictos, actividades extraescolares. que la inmensa mayoría de instituciones educativas tienen que acomodar, incluso aquellas que se consideran progresistas.
Es de esa forma como, Conscientes de nuestras propias limitaciones, nos hemos lanzado a una nueva perspectiva de trabajo. El tiempo y el espacio para seres en crecimiento, para toda la infancia, es más el día a día, la regularidad, la charla frecuente con los padres, el intercambio, la fiesta,...
Así se ha ido conformando un grupito dé pequeños entre 2 y 5 años el grupo con el que comenzamos el año pasado, y con el que vimos que era el momento de decidirse por conformar esos "espacios diarios infantiles", para crear esa "Escuela infantil" que permitiera trabajar con niños que están accediendo a 14 socialización y la vivencia de una sexualidad plena. La experiencia de esta nueve etapa del club comienza el segundo trimestre .del curso 96-97 contando únicamente con tres niños; durante el curso 97-98 el grupo aumenta a nueve.
Nuestro primer objetivo fue realizar un período de adaptación tranquilo y relajado, donde la presencia del padre/madre o persona allegada al niño era fundamental; los niños/niñas, unos más rápidamente, otros más lentamente, pero cada uno según su propio ritmo se han ido abriendo a lo social siendo ellos mismos los que elegían entrar en el grupo, separándose de sus figuras parentales sin traumas que imposibilitaran el disfrute y el placer. Primero con los padres en una misma sala, posteriormente en una habitación contigua mientras los niños realizaban idas y venidas de una sala a otra integrándose cada vez más en el grupo de iguales, por último ellos mismos se despedían e incluso echaban a los papás. En muchos momentos ha sido una labor costosa tanto para los padres como para los educadores, por los diferentes ritmos de los niños y el diferente nivel de implicación que cada uno necesitaba; en ocasiones, los mismos padres sin darse cuenta transmiten a los niños cierta angustia ante la separación que debe ser tenida en cuenta. Con todo, los resultados han sido muy gratificantes y positivos pudiendo fundamentar una labor profiláctica que permite rechazar esos comentarios oídos frecuentemente: "así, los niños se acostumbran a los padres", "la presencia de unos padres hace que los demás niños también los reclamen", "tanto trabajo ¿para qué?, se acostumbran pronto, sólo lloran un poquito"...
El eje de las dinámicas personales de los niños es el Juego Libre, entendido tal y como dice la palabra, libertad para jugar, para hacer lo que les apetece, cómo y cuando quieran, sin más limitaciones que los peligros reales o invadir la libertad del otro. El espacio, está estructurado por rincones de juego (construcciones, creaciones, disfraces, intimidad,...) a los cuales los niños acceden por ellos mismos pues el material está totalmente a su alcance; de esta manera, ellos eligen que quieren hacer y lo hacen hasta cansarse.
Una niña se ha disfrazado y se pinta la cara delante del espejo, otros dos ríen dentro de la caseta, tres juegan a médicos, dos pintan sentados en el suelo. De repente, Andrés grita: "¿Jugamos a perritos?", y dos o tres voces contestan: "Vale, yo soy el papá", "yo el bebé", mientras los demás permanecen ensimismados en su actividad.
Para ellos, juego y trabajo van totalmente unidos y así lo consideramos educativamente, no existen distinciones, gozan plenamente de la atención y el esfuerzo que utilizan en cualquier actividad. Beatriz coloca su zapato en el pie de un muñeco, quiere atar los cordones y pasa largo rato intentándolo con gran insistencia e intensidad, tiene dos años. Carles crea un dibujo e intenta poner su nombre, manifiesta gran interés por aprenderlo. Se sitúa delante de la estantería donde guardan sus trabajos y se fija en la etiqueta que refleja su nombre; no consigue hacerlo pero marcha contento después de haber hecho varios garabatos y círculos diciéndome: "Mira, he escrito mi nombre, Carles".
Por otro lado tampoco existen horarios; no hay una hora precisa para entrar, unos lo hacen a las 9, otros a las 10,30', algunos se van a las 13 h y otros se quedan hasta las 17 h. Tampoco hay horarios para pintar, dormir, construir... Durante la estancia en el Club, se autogestionan como quieren. Sólo proponemos comenzar a almorzar a partir de las diez y media; no obstante, si alguno tiene hambre, puede hacerlo antes; por supuesto, no se obliga a nadie a comer, también pueden compartir almuerzos e intercambiarlos, y no comer aquello que no les gusta (i cuantas cosas no comemos los adultos porque no nos gusta y nadie rechista!).
Dentro de la línea del juego libre el educador es una figura referente del mundo adulto, estar ahí con ellos, acudiendo cuando te necesitan y recibiéndolos cuando se acercan pero no interviniendo en sus juegos, no les hace falta pues ellos saben jugar mejor que nosotros. Es muy importante como herramienta de trabajo del educador la observación activa; observar no es estar quieto sin hacer nada, es "estar presente", "empatizar", "contactar" en cada situación que se esté dando; pues de lo contrario no podemos
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