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Las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación: TODO UN DESAFIO

Enviado por   •  22 de Septiembre de 2018  •  8.029 Palabras (33 Páginas)  •  276 Visitas

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Las Instituciones Educativas y los docentes deberían ser un ámbito privilegiado en cuanto al uso de las nuevas herramientas tecnológicas tanto en sus procesos pedagógicos como administrativos o de gestión.

Sin embargo,aún sabiendo quelas denominadas Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación están presentes en muchos aspectos de la vida cotidiana de la mayoría de los individuos y que la Institución Educativa no es ajena a este cambio y también, que las nuevas tecnologías forman parte de políticas educativas, ¿Por qué los docentes del Centro Educativo Leonila de Las Mercedes Lemos en el Ciclo Lectivo 2014 no utilizan estas nuevas herramientas como parte del proceso de enseñanza-aprendizaje?

Marco Teórico.

Los escenarios educativos actuales distan mucho de los transitados en biografías de la modernidad. El “mandato fundacional” que inauguró a la escuela moderna como dispositivo transmisor de la cultura hegemónica perdió eficacia simbólica.

El discurso de la instrucción pública se sustentó en una concepción pedagógica progresista, por un lado de carácter “inclusivo” que buscaba la movilidad social, por el otro, de carácter político restrictivo que excluía a ciertos sectores “ineducables”. Parte de esta homogeneización fue posible, porque también lo era la promesa del progreso a través de la educación mediante el disciplinamiento y la sujeción a normas morales. Hoy la escuela, como sostiene Duschatzky (2008) al indagar en los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones, perdió ese poder performativo por el cual eran interpelados los sujetos. El discurso de ciudadanía, por ejemplo, tenía poder performativo no porque precisamente se concretara el principio de igualdad ante la ley sino porque producía interpelación, deseo de formar parte de esa ficción, de ese universo de discurso. En dicho sentido y desde el discurso fundador de la escuela moderna, la autora expresa que en estos nuevos escenarios la escuela ya no promete porque ha perdido credibilidad en sus posibilidades de fundar subjetividades, ya no genera marcas.

Por otra parte, expresa Lewkowicz (2006) que, desvanecido el suelo nacional y estatal en el que se apoyaba la institución escuela, agotado el Estado-nación como meta institución dotadora de sentido, deviene lo que algunos autores llaman “desubjetivación”,“destitución”, a la vez que se instauran nuevas formas de habitar y percibir el estar y el hacer en la escuela y se construyen subjetividades en situación. ZygmuntBauman, emplea la metáfora de la modernidad líquida, resumiendo dicha situación: “se trata de la “licuefacción acelerada de marcos e instituciones sociales que funcionaron como articuladores de la modernidad” (Bauman, 2005).

Al decir de Frigerio (1993)cuando se estableció el contrato fundacional entre escuela y sociedad, explícitamente se depositaron sobre las instituciones escolares expectativas y se articularon tres lógicas diferentes (económica, cívica y doméstica). Desde una lógica cívica el objetivo era formar al ciudadano. Desde allí, la escuela se presentaba como institución garante de la igualdad de oportunidades. Expresa Lewkowicz: “En la modernidad una nueva forma de organización política adviene en la historia: el Estado nacional. El nuevo orden se estableció a partir de la creación de varias instituciones analógicas cuyo fin estaba orientado hacia la creación de la subjetividad del nuevo habitante. Una de esas instituciones y quizás la más influyente es la Escuela.” (Lewkowicz, 2004).

La escuela contó con el reconocimiento social que hizo posible el cumplimiento de estas lógicas. Así quedó posicionada y reconocida socialmente como monopolio de la producción y distribución de saberes, en el que, como explica Foucault, la asignación de lugares individuales posibilitó el control simultáneo de todos y produjo el funcionamiento del espacio escolar como una máquina de aprender, pero también de vigilar y de castigar. La escuela moderna puede pensarse en términos de Foucault como una institución de “secuestro” en tanto espacio para la inclusión y normalización de los cuerpos.

Ahora bien, ¿Qué cambios han operado para que los escenarios escolares se hayan alejado de estas lógicas fundacionales? En primer lugar, expresa Frigerio (1993) la escuela como institución, es una construcción que resulta del parcelamiento del terreno social en determinadas coyunturas históricas. Por ende, está sujeta a los mismos procesos de transformaciones que sufre el tejido social a lo largo de la historia.

Muchos autores coinciden en que hoy la escuela está en crisis. Sin embargo, mantiene una gran capacidad de supervivencia y sigue cumpliendo, en palabras de Carbonell Sebarroja (2001), “las funciones de control-custodia, retención y distribución de la cultura”. Por otra parte, dicho autor sostiene que la escuela se presenta en estos nuevos escenarios como una institución anacrónica, que se resiste a todo tipo de evolución y renovación. Ello explica que a veces tengamos la sensación de que en tiempos posmodernos habitamos una institución que se quedó en la modernidad, como si no hubiese sido afectada por el paso del tiempo. Sin embargo, sostiene: “esta escuela anclada en un presente-pasado debe ser pensada en un presente-futuro” (Sebarroja, 2001) y ello, al decir de Frigerio, dependerá de la capacidad y del modo en que la escuela pueda redefinir y readaptar su mandato fundacional a los nuevos escenarios sociales.

Un ejemplo de ello reside en el hecho de que las nuevas tecnologías y la sociedad de la Información han obligado a repensar cuánto de la vieja estructura de la escuela debemos preservar y cuánto demanda hoy una transformación importante de sus formas de pensar el conocimiento, de sus relaciones de autoridad y de su propia estructuración como institución social. En esta pregunta sobre qué se preserva y qué se transforma, la cuestión sobre la caducidad de la forma escolar obliga a nuevas respuestas.

Analizar y comprender los procesos que atraviesan a la sociedad actual nos otorga herramientas teóricas a partir de las cuales podemos estar pensando las funciones de la escuela en estos nuevos escenarios. Resulta útil, al respecto lo que plantea Edgar Morin. El autor sostiene que el nuevo siglo se caracteriza por la presencia de incertidumbre debido a la producción acelerada del conocimiento. De allí que muchos autores coincidan en que asistimos a un nuevo paradigma social, que suele denominarse: “Sociedad del conocimiento” o “Sociedad de la Información”. Al respecto podríamos estar indagando: ¿Qué procesos describen a este nuevo contexto?

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