Psicoanálisis sin histéricas
Enviado por monto2435 • 11 de Diciembre de 2018 • 1.472 Palabras (6 Páginas) • 297 Visitas
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Freud experimentó de propia cuenta un caso que resultó similar al de Anna O. Este caso fue el de la señorita Elisabeth von R. quien se quejaba principalmente de dolores en las piernas, entre otros síntomas. Freud relata lo siguiente:
“Este dolor subsistía mientras el recuerdo gobernaba a la enferma, alcanzaba su apogeo cuando estaba en vías de declarar lo esencial (…) y desaparecía con las últimas palabras que pronunciaba (…) cuando ella enmudecía, pero todavía acusaba dolores (…) no lo había dicho todo y la instaba a continuar la confesión hasta que el dolor fuera removido por la palabra.”[4]
Este hecho, además de reafirmar el descubrimiento de Breuer sobre la talking cure, aludía también a la existencia del mecanismo de la represión, aunque Freud no lo describe aún de esa manera, fue capaz de asegurar que la señorita Elisabeth von R. había omitido partes esenciales de su historia debido a la persistencia del síntoma.
Continuando con los descubrimientos que fueron posibles gracias a las pacientes histéricas, para ese entonces, Freud comenzaba a tener la teoría de que los episodios histéricos tenían su origen en traumas de la infancia, principalmente los relacionados con la sexualidad, por lo que cuando se encontraba con un paciente insistía en rebuscar en el pasado, intentando alcanzar los recuerdos más tempranos, hasta que una paciente le hizo reconsiderar su método: Emmy von N., cuando Freud insistía en hacerle preguntas sobre su pasado ella se enojaba y le exigía que dejara de preguntarle de dónde provenía esto y aquello, y que le permitiera decirle lo que ella tenía que decir, enseñándole que la hipnosis es un tratamiento “absurdo e inútil”,[5] así lo reconoció Freud ante su hija en 1918.
Sin lugar a dudas, Emmy von N. hizo tanto por Freud como lo que él hizo por ella al brindarle terapia, pues le dio la pauta para desechar la hipnosis y dedicarse de ahí en adelante a proporcionar una escucha mucho más fina y atenta a sus próximos pacientes.
Ahora bien, aunque Breuer fue de inicio quien descubrió el carácter catártico de la conversación, esto no hubiera sido posible si Anna O. no hubiera tenido la particularidad de desmenuzar ella misma sus recuerdos hasta llegar al que originaba su síntoma, aliviándolo al terminar el relato que narraba cómo lo había adquirido, sin embargo, había un detalle al que Breuer no quería prestar demasiada atención, ya sea porque iba contra sus ideales morales o porque ponía en riesgo su reputación: el lado erótico del origen de la histeria. Pese a la negativa de Breuer, con el caso de la señorita Elisabeth von R. Freud confirmaba la existencia de éste, cuando en este caso la aceptación del deseo inmoral de amar a su cuñado puso fin a su sufrimiento.[6]
Fue de esa manera como las histéricas de Breuer y Freud fueron dejando huella para el psicoanálisis durante su tratamiento. Se puede afirmar que la teoría psicoanalítica como se conoce y se estudia hoy en día no hubiera sido posible sin las aportaciones de todas ellas. Así como la manzana cayendo del árbol fue el “eureka” de Isaac Newton acerca de la gravitación universal, las histéricas que se mencionaron a lo largo de este ensayo fueron el “eureka” de Josef Breuer y Sigmund Freud, pues si se hubieran quedado tratando la histeria sólo con la hipnosis nunca la habrían curado de verdad, y la teoría psicoanalítica posiblemente jamás hubiera sido consolidada. Si bien Breuer y Freud caminaron juntos en este largo y cansado camino de posicionar al psicoanálisis, fue Freud quien tuvo el valor de asumir las consecuencias de absolutamente todo lo que estaba descubriendo con las histéricas, además, al separarse Freud de la hipnosis gracias a Emmy von N., también lo hizo de Breuer, dejando así a Sigmund Freud como el padre de la teoría psicoanalítica.
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