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Trastornos mentales.

Enviado por   •  13 de Noviembre de 2017  •  5.424 Palabras (22 Páginas)  •  482 Visitas

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En otras ocasiones son los adultos los que presentan dificultades para interaccionar, sabemos que enfermedades de los padres (como son algunas enfermedades mentales) no les permiten llevar a cabo una buena crianza de sus hijos, perturbándose las primeras relaciones.

Existe una pérdida de referentes colectivos, cierta desestructuración social, crisis de la familia y la escuela que alimentan cada vez más las desigualdades y la competencia.

Los adultos quieren soluciones inmediatas, nos asusta cada vez más el sufrimiento, la soledad, la sociedad del placer es una prioridad y existen serias dificultades para crear un espacio mental para el otro, en este caso los hijos.

Los profesionales deben potenciar la información de que “es un hijo/a y que necesita”, así como “las necesidades de las familias respecto a su parentalidad”, para que llegue a los sectores de poder, otros profesionales y a la gente en general.

Los sectores de poder pueden planificar mejor sus políticas sociales, laborales y sobretodo el soporte a la familia.

Los profesionales podrán acompañar mejor el proceso de la crianza y las personas en general entenderán mejor las necesidades de los niños y puede que dejen de darles lo que no necesitan y den importancia a lo que si realmente necesitan, un espacio mental para ellos.

Observamos que las alteraciones de la crianza relacionadas con las dificultades de cobertura en la construcción de un vínculo afectivo estable con los padres y las dificultades de separación, nos dan como sintomatología un niño/a infantilizado, con problemas de relación, adaptación, individuación y con dificultades para simbolizar.

El estilo permisivo se sitúa en el polo opuesto a los padres autoritarios. El control que ejercen sobre los hijos es escaso o inexistente. La comunicación con los hijos es buena y a veces, excesiva. Tratan a sus hijos como iguales, haciéndoles cómplices de confesiones que no son adecuadas para su edad y su capacidad de razonamiento.

Las circunstancias familiares similares, el funcionamiento y el estilo de crianza es parecido y las conductas de los niños son una calca, aunque con las pequeñas diferencias individuales que motivan que predomine más una sintomatología que otra.

El problema que muchos pacientes afrontan es que no crecieron en una familia normal, razonablemente saludable. Crecieron en una familia incoherente, abusiva y traumática. Las mismísimas personas hacia las que se dirigía el apego del niño para sobrevivir eran también los perpetradores de malos tratos que lo lastimaron feamente. El conflicto básico, el dolor más hondo y la causa más profunda de los síntomas es el hecho de que la conducta de mamá y papá duele, no encaja y no tiene sentido. (CARRILLO, 2014)

INFLUENCIA DE LA GENÉTICA EN EL DESARROLLO DE LOS TRASTORNOS MENTALES.

Los genes son las unidades funcionales del ADN y determinan la estructura de los productos celulares, principalmente proteínas. Algunas veces los genes se alteran y generan mutaciones. Un ejemplo de esto es el daltonismo o ceguera de los colores. En esta enfermedad, ligada al cromosoma X, es defectuoso el gen que codifica las proteínas pigmentadas responsables de la visión de los colores.

En las enfermedades mentales, sin embargo, los genes conferirían susceptibilidad o predisposición pero no serían la causa directa de la enfermedad.

Se habla, entonces, de factores de riesgo cuya presencia aumenta la posibilidad de que una persona padezca una enfermedad. Esto indica que ha perdido fuerza una idea que prevaleció por mucho tiempo de que habría un gen único anormal que podría causar una enfermedad mental.

El factor genético no es suficiente para explicar el desarrollo de las enfermedades psiquiátricas más comunes tales como depresión, los trastornos de ansiedad, el trastorno bipolar, TDAH y la esquizofrenia. Aproximadamente el 1% de la población mundial estaría determinada genéticamente a tener en algún momento de su vida algún rasgo típico de esquizofrenia, pero esto no implica necesariamente que desarrollará inevitablemente la forma completa de la enfermedad. La esquizofrenia es una enfermedad que tiene múltiples causas y se produciría como un cruce del componente genético, es decir, la predisposición a padecerla, y un componente ambiental, que remite a las relaciones del sujeto con su entorno. Por ejemplo, el nacimiento urbano aumenta el riesgo de esta enfermedad en forma lineal: una persona que nació en Barcelona tiene 2,37 más chances de desarrollar la enfermedad que una persona que nació en el Olot. Esta compleja situación se comprende en un modelo que integra los factores genéticos con los factores ambientales, denominado modelo “Genes X Ambiente”.

El gen confiere predisposición, pero para que la enfermedad se desarrolle debe interactuar con algún factor o estresor ambiental.

El efecto del gen no sería producir directamente la enfermedad, sino algún déficit intermedio que favorece el desarrollo de la misma. Por otro lado, no se trataría de un solo gen, sino de una serie de genes que interactuarían para conferir susceptibilidad a padecer la enfermedad (la importancia de encontrar estos genes podría ayudar al desarrollo de estrategias terapéuticas). Todo esto nos revela que existen personas con riesgo genético para desarrollar una enfermedad psiquiátrica pero que, a la vez, poseen mecanismos compensatorios ante factores ambientales que logran evitarla. (MANES, 2013)

LAS EXPERIENCIAS INFANTILES TRAUMÁTICAS Y LOS TRASTORNOS MENTALES.

(Bardón, s.f.) La denominación de trastorno mental grave, engloba una serie de patologías que pueden aparecer en la infancia o en la adolescencia y que, por su gravedad, comprometen seriamente la evolución, el aprendizaje, el desarrollo personal y la inserción social y laboral de aquellos niños o adolescentes que lo padecen.

A diferencia del TMS en el adulto, que implica un criterio de cronicidad, el TMG de inicio infantil o adolescente abre la posibilidad del tratamiento precoz mediante el cual se puede evitar, en muchos casos, la cronificación de la patología. Además de proporcionar al paciente y la familia algunos elementos distintos para hacer frente a la compleja problemática que se les plantea. El tratamiento deberá incluir, en la mayoría de los casos, también un trabajo de elaboración conjunta con otros profesionales que atienden al niño, generalmente escuela-EAP, pediatra o médico de familia y SSAP.

Los diagnósticos

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