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Por lo tanto lo que propondría para aplicar esta técnica no sería más que una metodología constructivista y cooperativista en el aula, en que el alumno se formara íntegramente adquiriendo el saber ser necesario para la convivencia, y trabajando aspectos metacognitivos para su despertar consciente a las emociones y su expresión. Incluiría ejercicios físicos y artísticos dedicados a canalizar los sentimientos, e introduciría debates con aspectos filosóficos en clase que les ayudaran a reflexionar.

Los planes de convivencia a nivel del centro deberían ser coordinados por el director y propuestos y validados por la comunidad educativa en su conjunto, imagino, así que es algo que se escapa a mi experiencia de momento pero con lo que estoy muy ilusionada en tener contacto.

Otra causa que me resulta de especial interés es el cyberbullying, por tratarse de una forma nueva en que en ocasiones las repercusiones mediáticas de los actos de humillación públicas pueden alcanzar límites enormes. Por lo tanto, un alumno puede sentir el rechazo no sólo en su clase, sino la burla común y el murmullo de un curso, un centro, una localidad o incluso a nivel internacional, a través de la publicación de material en internet y el efecto de los trolls que habitan en la red.

El paso fundamental durante esta generación es el de la formación de los padres que no estén alfabetizados digitalmente para que comprendan el impacto de las acciones de sus hijos y sepan controlarlas. Para ello guías como el Kit Stop Ciberbullying mencionado en el artículo, o talleres propiciados a nivel nacional como los que proponen asociaciones sin ánimo de lucro como Cibervoluntarios (proyecto Internet en Familia), son capaces de ayudar a crear confianza y seguridad en los padres a la hora de proteger a sus hijos, no a través del exceso de control o la negación del uso de la tecnología, sino desde el conocimiento de la misma.

Por otra parte acciones que algunas redes sociales infantiles como Habbo Hotel llevan a cabo a través de la Habbo Way o Manera Habbo también son necesarias. En ellas se instruye a los niños para utilizar la red no sólo de forma segura sino también respetuosa con los demás. Los niños entienden que, si siguen las normas pautadas, sus datos estarán a salvo y con ello su privacidad. También ayudan iniciativas en que se potencia la solidaridad, bondad y se percibe como sinónimo de éxito y reconocimiento el comportamiento de aquél que sigue las normas y es capaz de aportar y ayudar a los demás.