ÉTICA COMO AMOR PROPIO “ANÁLISIS DE LA PELÍCULA EL VALOR DE UNA PROMESA”

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Ante un mundo donde las ideas abstractas nos ofrecen como norma y modelos (la ciencia, el Estado, la democracia, el mercado, el modelo económico, etcétera), el autor nos vuelve a colocar ante nuestros ojos el valor primordial del individuo como actor principio único de la moral: "La ética y Cultura. Esto es producto superior y relativamente reciente del desarrollo intelectual humano es una propuesta de vida estando de acuerdo con valores universalizables, e individuales y que en su plano no se puede admitir otro motivo ni sanción que el dictamen racional de la voluntad del sujeto."

Se opone, a conducir la ética generosa a la que estamos acostumbrados. Esa ética individual consiste en el amor propio, el cual es una autoafirmación del propio ser y se anhela con excelencia y perfección. Podemos partir de este anhelo y basándonos en las normas que Kant propone en su metafísica de las costumbres tanto así pasa a la inmortalidad, característica de una ética basada en el amor propio: "Esta opción del amor propio por la eminencia la podemos ver difícil, pero incluso puede ser fatigante, de cierto modo la invulnerabilidad del postulado que a la vez exalta, irrita y angustia a nuestra causa vulnerable. Por ello sería extraordinario de no darse el afán de perduración inacabable, es decir: de inmortalidad, que se caracteriza enérgicamente al amor propio... En el fondo, las inmortalidades es el objetivo simbólico básico de todas las sociedades que en el mundo han sido, son y serán.

Así se demuestra que sólo existe la ética del amor propio que se tiende a la inmortalidad, y que en el fondo siempre ha sido radical por diversos autores, se retoma oportunamente textos de Nietzsche, Unamuno, Hobbes, Spinoza, Mandeville, Jaspers, A. Smith, La Rochefoucauld, Helvetius, Rousseau, Bentham, Fromm, Fichte, Hegel, Marx, Feuerbach, M. Stirner, Schopenhauer, Engels, M. Hess, Kierkegaard, Sartre, Hume, Kant, K. O. Apel, Habermas, Arendt, Adorno, Rank, Simmel, Heidegger, entre otros muchos.

Ante la contraposición con algo general a lo que deba someterse el individuo renunciando a su amor propio, debe seguir unas instrucciones

"Obligado en conciencia a renunciar al interés propio en nombre de algún otro más general y elevado, el sujeto no aprende a vivir mejor sino sólo a mentirse a sí mismo... Cuanto más se le predica que la moral consiste en renunciar al egoísmo o amor propio, menos capaz se siente de amar a los demás y someterse a normas sociales que se le presentan como directamente contrarias a su interés", Teniendo como fondo lo que es ideal del amor propio nunca es el objetivo, sino una orientación que define a la persona siendo a través del hacer, presentamos a la virtud como un ejercicio, una forma de comunicación en la búsqueda del propio perfeccionamiento y nunca como adecuación a una norma. Desde esa perspectiva se ubica al parecer una dimensión corporal y espiritual.

"En cuanto a la ética, la tarea consiste en orientar racionalmente la libertad hacia el máximo placer compatible con la limitación histórica y ontológica del ser humano concreto". Se llega cuestionar acerca de los derechos humanos: ¿Son de tipo moral, ético, o político? ¡Pero simplemente son el derecho a ser hombre!, responde; y los toma como un fundamento del orden mundial en la medida que se reivindiquen el papel central del sujeto, del individuo: "A que se apuntan los derechos humanos, a través de su enumeración circunstancial e históricamente, se previene desde luego a incorporarse a los principios de ninguna constitución estatal, es al universal derecho humano a ser sujeto de derechos". Esta tradición humanista es tan olvidada en nuestra cultura actual: "Lo distintivo del planteamiento humanista es considerar sobre la ética como amor propio al hombre como única base real de los valores que han de regir las acciones y las instituciones humanas, estos criterios de evaluación son inventados por la imaginación, descubiertos por la ciencia, y son convenidos por la sociedad y queridos e impuestos por la creadora voluntad de los hombres, no recibidos de ninguna Entidad superior, natural o sobrenatural a la que sea debido necesario acatamiento". Así es basada la dicha tradición que sostiene a estar en guardia contra las teorías y tendencias absolutistas actuales, puesto que la soberanía popular sigue siendo hoy día, el camino para la mayor transformación política.

Siendo consecuente con la ética de cada sujeto el amor propio que rechaza toda norma procedente de entidades supuestamente superiores, y enaltece la libertad del individuo, ofrece un conjunto de tesis sobre las drogas que es un grandioso tema de gran actualidad mundial, en nuestra cultura y como todas las demás, se conoce y se utiliza en busca drogas. Es una educación, la inquietud y el proyecto de gran vitalidad en cada individuo en el que puede decidir cuál droga usar y cómo hacerlo. El papel del Estado no puede ser sino informar lo más completa y razonadamente en posible sobre cada uno de los productos, para lograr controlar su elaboración y su calidad, y poder ayudar a quienes lo deseen o se vean damnificados por esta libertad social".

En enseñanza, Savater nos pone ante una ética basada en el amor propio que lejos de ser una mera salida ocurrente al grave problema que representa la acción humana en toda la sociedad, se avanza con pinceladas más coloridas del pensamiento ético a través de la historia y se logra impresionar con un cuadro en el que destaca que el individuo como origen y término, principio y fin de su actuar sobre el mundo.

Esta lectura resulta interesante por el tema, ágil por su estilo y eficiencia por la reflexión necesaria sobre el que hacer individual en momentos de definiciones, como el que vivimos en cada país donde estemos presentes.