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Las Cuestiones a desarrollar para la primera entrega

Enviado por   •  5 de Noviembre de 2018  •  1.580 Palabras (7 Páginas)  •  314 Visitas

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Sin embargo, y contrario a la corriente evolucionista, Lévy-Bruhl no consideraba el razonamiento pre-lógico como una forma embrionaria del pensamiento occidental, sino que se debía entender la mentalidad primitiva en su propia esfera institucional, donde dicha mentalidad aparece como normal en sus condiciones, compleja y desarrollada a su manera.

LEVY-BRUHL, L. (1985 [1927]) “Introducció” i “Primera part”, pàg. 31-221, dins L’ànima primitiva. Barcelona: Edicions 62.

5. Fervores sociales / 6. Sociedades orgánicas e inorgánicas

En La división del trabajo social (1893), Durkheim pretendía explicar el tránsito de una sociedad tradicional a una industrial. Según este sociólogo, para distinguir entre uno y otro tipo de sociedad es necesario distinguir entre lo que él llama “solidaridad mecánica” y “solidaridad orgánica”. La primera es la propia de sociedades simples, con nula división del trabajo y con una estructura organizativa muy simple donde, para el individuo, su deseo y su voluntad son el deseo y la voluntad de la colectividad del grupo. Y la segunda, la solidaridad orgánica, o sistema normativo complejo, se encuentra en sociedades con un alto grado de división del trabajo y en las que se produce un mayor margen de interpretación individual de los imperativos sociales.

Durkheim asegura que el nuevo marco normativo, es decir, la solidaridad orgánica, no responde a ningún gran plan oculto de la historia que siga caminos preconcebidos, no hay causa general alguna. Para este autor, es un diagnóstico de las tendencias propias de la nueva sociedad, y un ideal hacia el que es necesario tender siempre. La división del trabajo, la especialización funcional, del modelo de vida asociativo más que comunitario, vigoriza a la sociedad moderna, dotándola de unidad y diversidad al mismo tiempo. No obstante, el autor era consciente que no existía (ni probablemente podría existir nunca) una “solidaridad orgánica” perfecta.

Y de la misma manera, asegura que la sociedad mecánica real no existe como tal, pues nunca se han observado sociedades que encajen al 100% en esta descripción, en todo caso, estas sociedades simples tendrían un tipo de organización mínima que tendería hacia la sociedad orgánica, como ya se ha hecho referencia anteriormente. La pura sociedad basada en la solidaridad mecánica, sería, según Durkheim, “una masa absolutamente homogénea donde las partes no se distinguirían unas de otras, y, por tanto, estaría desprovista de toda forma definida y de toda organización. Este sería el verdadero protoplasma social, el germen de donde surgirían todos los tipos sociales.” (2001: 206-207). Este protoplasma social, se interpretaría como, quizás, una forma cero de sociedad, sin ningún tipo de organización, donde los pensamientos y actos son totalmente colectivos. El escritor Miguel de Unamuno lo describió como “el plasma germinativo, el eterno Pueblo, perdurable materia prima de donde surgen los pueblos pasajeros que aparecen y desaparecen con más o menos ruido en la historia.” (1971: 49-50)

Aun no existiendo como tal, si puede presentarse en momentos concretos y singulares donde los miembros de la sociedad existen como una totalidad, es lo que Durkheim llama “efervescencia colectiva”. Para el individuo se trata de olvidar sobre su propia individualidad y pensar en uno mismo como parte del grupo, proveyendo el grupo de identidad para el individuo. Un ejemplo que ilustra es el de una escena durante las ceremonias del fuego en la tribu de los Warramunga, donde asegura que “en un momento dado, doce de los asistentes tomaron con la mano una especie de gran antorcha encendida, y uno de ellos, utilizando la suya como una bayoneta, cargó contra un grupo de indígenas. Los golpes se paraban con bastones y lanzas. Se produjo una confusión general. Los hombres saltaban, se irritaban o lanzaban gritos salvajes; las antorchas brillaban, crepitaban golpeando las cabezas y los cuerpos, lanzaban chispas en todas las direcciones.” (2008: 346). Durkheim dice que en estos momentos de exaltación o fervor, el hombre ya no se conoce, sino que es arrastrado por un poder externo y que en estas experiencias, es donde se puede preguntar si no es posible que existan dos mundos, que no se pueden comparar: el mundo profano y el mundo sagrado. De aquí es de donde se cree puede surgir la idea religiosa, de estos momentos sociales de efervescencia.

DURKHEIM, É. (2001) [1893]: La división del trabajo social, Mal, Barcelona.

Sobre el cultivo de la demótica, Conferencia pronunciada en el Ateneo de Sevilla el 1896, a Obras completas, IX, Madrid, 1971, pp. 49-50.

DURKHEIM, É. (2008) [1912]: Las formas elementales de la vida religiosa, Alianza, Madrid.

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