LA LABOR DEL ESPÍRITU SANTO- EL ESPÍRITU SANTO DISCIPLINANDO LA IGLESIA

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de los malos espíritus revelaban que el poder divino no se había desvanecido. Muchos nuevos creyentes continuaron siendo añadidos al Señor. Todo esto era demostración y eficacia de la autoridad que revestía a los apóstoles durante esta brillante época de su obra,

C. LA IGLESIA SUMAMENTE EFECTIVA

Muchas cosas acontecían en su desarrollo y expansión. Pero la iglesia existió y existe aún para hacer de los hombres malos, personas salvas; además existe aún a fin de que por medio de los milagros de la gracia de Dios. Veamos su poder. Las personas asisten a la iglesia y es allí uno de los lugares donde las vidas de los hombres son transformadas.

"¿Qué hace al cristianismo atractivo? Es fácil sentirse atraídos a una iglesia por sus programas, buenos predicadores, comodidades o compañerismo. La iglesia primitiva atraía los creyentes por el poder y los milagros de Dios, la generosidad, la sinceridad, la honestidad, la unidad de los miembros y el carácter de los líderes" (Biblia Del Diario Vivir, Caribe, Nashville, Tennessee: 1997, p. 149 I).

III. LA PROTECCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

A. EL ARRESTO DE LOS APÓSTOLES

En Hechos 5:17-18, vemos que era inevitable que los dos poderes en Jerusalén volviesen a chocar, y que el sanedrín no realizara otro intento para imponer su autoridad. El favor del pueblo pesaba mucho, refrenando por algún tiempo la furia y el despecho de la casta sacerdotal. Pero por fin los jefes tomaron la decisión de arrestar a los apóstoles. El arresto se supone fue en la tarde, para ser presentados ante el sanedrín el día siguiente.

B. LA LIBERACIÓN NOCTURNA

Pero "Dios no duerme" (Hechos 5: i 9-20) y quiso seguir dando manifestaciones de autoridad a sus siervos, de la protección que los envolvía y de su voluntad que hizo resonar aun "la predicación del evangelio" hasta en los patios del templo. Envió un ángel (un ángel del Señor) durante la noche, y este no sólo abrió las puertas de la cárcel para sacar a los apóstoles, sino que les dio la orden de volver precisamente a los pórticos del templo para continuar el ministerio interrumpido por el arresto. Dios no habría de librar a sus siervos del sufrimiento y la vergüenza de la persecución (5:40-41), pero les hizo invulnerables en cuanto a su ministerio.

D. UN TRIBUNAL SIN REOS

La historia que aquí se narra (5:20-26) no necesita explicaciones. El sanedrín convocó a una reunión plenaria (v.21) sin que nadie se diera cuenta de que los reos no estaban en el calabozo. Luego, enviaron a los alguaciles para que fueran a buscar a los presos. Ellos fueron a la cárcel y encontraron todo en orden, pero ’ no había presos dentro. Los demás reos estaban en el lugar de siempre.

Alguien dio la noticia de que estaban en el templo enseñando al pueblo. “Ya estaba por amanecer cuan do los apóstoles llegaron frente a templo y empezaron a hablarle a la gente. Mientras tanto, el jefe de los sacerdotes y sus ayudantes reunieron a toda la junta Suprema y a los líderes del pueblo. Después manda-ron traer a los apóstoles" (v.21 TLA). Tenemos en estos versículos 29-32 la defensa de todo el cuerpo apostólico, pero en el versículo 29 indica que, una vez más, Pedro actuó como portavoz a favor de todos, Pedro reiteró el principio fundamental de su ministerio: La obediencia a Dios, es fundamental como ya lo había anunciado con toda claridad cuando anteriormente fue acusado ante el mismo tribunal (Hechos 4:19-20).

Gamaliel era doctor de la ley y fue también maestro de Pablo (Hechos 22:3); un líder rabínico muy importante, miembro del sanedrín y nieto de Hile!, uno de los principales intérpretes de la ley judía en la era romana. Gamaliel se refirió a que otros movimientos se habían levantado con anterioridad y habían fracasado y declaró que si esta obra (la de los apóstoles) no era de Dios, por sí sola caería; pero si lo era, nada podría detenerla, y si se empeñaban en estorbarla, estarían resistiendo a Dios (vv.34-39).

Los miembros del Sanedrín lo escucharon a Gamaliel y luego, volvieron a amenazar a los apóstoles, los azotaron y después, los dejaron ir: "así que en seguida mandaron traer a los apóstoles, y ordenaron que ¡os azotaran en la espalda con un látigo. Luego les prohibieron hablar de Jesús, y los dejaron en libertad" (v.40 TLA). El relato concluye en los versículos 41-42 donde se menciona que salieron de la presencia del concilio gozándose de las tribulaciones, de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por haber demostrado su lealtad al nombre de Jesús. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar el evangelio. El temor, la persecución o la amenaza no pudieron impedir la labor del Espíritu Santo en los líderes de la iglesia primitiva. Al contrario, demostraron ser hombres de valor, de principios, que tenían una idea clara de su función.