Evaluación del nivel de pensamiento crítico en estudiantes universitarios de pregrado y posgrado. El caso de un Centro Temático de la Universidad de Guadalajara.

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Nadie cuestiona que los docentes cuenten con los estudios suficientes para impartir su clase, pero hay que dejar en claro que un pensador crítico va más allá de tener un título e incluso una maestría, ya que la sabiduría, el autoconocimiento, y la capacidad de toma de decisiones no se iguala con el conocimiento adquirido en los distintos niveles de formación mencionados anteriormente. A lo que se quiere llegar es, que el lector entienda que una persona puede estar cursando su posgrado y aún no tener desarrolladas ni la mitad de habilidades que lo identificarían como un pensador crítico, y por el contrario, alguien que va comenzando sus estudios universitarios, sí.

Con esa última frase, lo que quiero concluir es que si, las universidades podrán querer llegar al fondo del problema y comenzar a delegar responsabilidades de por qué esto, porque el otro, porque se obtuvieron esos resultados, cómo es que los alumnos apenas y en 1 de los factores pudieron superar el mínimo, pero, hay que aterrizar un poco y empezar por analizar a la primera y única responsable de toda esta investigación: los estudiantes.

Ellos son los que tienen a un docente guía durante toda su formación, poseen las herramientas informativas permitentes para cada situación, y se dan cuenta de las cosas. Seamos realistas. Si un alumno quiere destacar, busca los medios y acomoda su realidad para lograrlo. Si un alumno quisiera ir más allá de su planeación académica y convertirse en un pensador crítico, lo haría. Y así a su vez, los demás, copiarían su conducta y con suerte, el mundo de pensadores críticos se expandiría del pequeño número actual en el que se encuentra.

Pero, no lo hace. No avanza. O más bien, no quiere avanzar. El progreso personal es cuestión de uno y ese uno somos nosotros. Debemos dejar de querer encontrar “culpables”, o razones por las que tal o cual cosa no se logra. No le damos la importancia debida a las cosas. Partiendo de esto, casi puedo asegurar que más de alguno de los estudiantes encuestados no sabe con exactitud lo que se requiere para ser considerado pensador crítico. ¿Cómo se puede llegar a ser algo, que no se conoce? Estamos atrapados. Atrapados en el mundo de la ignorancia disfrazado de “estudiar una carrera” o “tener buenas calificaciones”. Esto no demerita la importancia que poseen, no, pero no lo podemos ver como una realización absoluta. El pensar que por tener título en mano ya somos “superiores” a alguien que no lo tiene, es totalmente erróneo.

Y con esto, no queda más que decir que debemos sentarnos un momento (o varios, si es posible) a reflexionar sobre lo que queremos ser. No lo que queremos obtener o en dónde nos visualizamos, si no como personas, en esencia, cómo queremos ser percibidos.