Informe La plenitud de la Cristiandad
Enviado por Jerry • 14 de Noviembre de 2018 • 836 Palabras (4 Páginas) • 317 Visitas
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5. La nueva sociedad del siglo XIII, mas internacionalizada y urbana que la anterior, modifico la piedad popular.
Nació la mayor parte de las Cofradías, muchas de ellas dedicadas a Santos y a la Viren María. Por otro lado, la autoridad de la iglesia permitió una organización social diferente y más justa que la organización feudal previste.
Esta sociedad obligo también a nuevas formas de evangelización.
6. Las ‘Ordenes mendicantes’ surgieron providencialmente en la historia de la Iglesia en el siglo XIII, fecha capital en un periodo de cambio –siglos XI-XIV– en que la sociedad medieval, eminentemente agrícola y con estructuras feudales (que en parte eran imitadas por la organización piramidal de los monasterios), sufría cambios de tanta importancia que algunos historiadores los asemejan, aunque a mucha distancia, a los cambios operados en la revolución industrial moderna. En efecto:
1) Es el momento en el que la mentalidad socioeconómica del mercado por trueque o intercambio de piezas y artículos queda trasnochada y es sustituida por el sistema de transacciones (principalmente de compraventa) con cálculo del valor dinerario de mercancías y bienes: un sistema en el que, por así decirlo, todo se hace dinero y suscita pasiones por el dios oro.
2) Es el tiempo en que las ciudades crecen y se convierten en nudos o centros donde se teje la revolución económico-mercantil y laboral. La ciudad es dinero, comercio, cultura, flujo religioso o antirreligioso.
3) Es el amanecer de un nuevo contexto, urbano, que despierta al pueblo golpeando a su inveterada rusticidad cultural y le hace sentir el atractivo y la necesidad de cambio para participar en una calidad de vida más compleja y creativa, previo adiestramiento o formación en aulas o centros culturales de estudios municipales, monásticos o generales.
En ese conjunto de circunstancias sociales, económicas y culturales de creciente urbanismo, los monjes y monasterios que acompañaron a la etapa histórica anterior ya no pueden, desde su retiro, iluminar, cuestionar, ofrecer criterios de comportamiento moral, social, religioso a las nuevas generaciones. Éstas, ansiosas de mayor libertad, autonomía, creatividad y audacia, requieren profetas y predicadores más cercanos en las iglesias y centros de estudio, y nuevas formas de presencia apostólica. La voz majestuosa y señorial de los Obispos o Abades es demasiado solemne, lejana, carente de atractivo y ejemplaridad para gentes inquieta
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