LA PERCEPCIÓN DE LOS JÓVENES SOBRE EL MOVIMIENTO FEMINISTA.

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Gran parte del valor de la palabra feminismo radica en su historia. Esta palabra reconoce el esfuerzo y el valor de todas las personas que han luchado, enfrentándose a veces a grandes castigos, para que las mujeres tengamos los mismos derechos y oportunidades que los hombres. Las feministas consideran que el feminismo es un igualitarismo, pero la palabra “feminista” permite visualizar a las mujeres y su lucha específica, y subrayar el hecho de que son ellas las primeras víctimas del patriarcado. El feminismo lucha por la igualdad entre varones y mujeres, pero esa igualdad se alcanzará cuando se deje de oprimir, maltratar, denigrar a las mujeres, y cuando se acaben con los estereotipos de género que atribuyen a unas y otros cualidades distintas.

Pero el primero en usar ese término para designar a las mujeres que luchaban por sus derechos fue en realidad el escritor francés Alexandre Dumas hijo. En 1872, publica El hombre-mujer, en el que se burlaba:

"Las feministas, perdón por el neologismo, dicen: todo lo malo viene del hecho de que no se quiere reconocer que la mujer es igual al varón, que hay que darle la misma educación y los mismos derechos que al varón".

A partir de ese neologismo, la palabra se difundió como una manera despreciativa de designar a las mujeres que luchaban por sus derechos.

- La lucha feminista en la actualidad: los jóvenes y las jóvenes.

Muchos teóricos, durante los últimos tiempos, han establecido una crítica fundamentada en el cuestionamiento de la implicación activa de los jóvenes y las jóvenes en el cambio socio-político. Se plantea la desvinculación juvenil del activismo, en una época donde la lucha perdió su fuerza. Es cierto que nos encontramos en un periodo histórico de bloqueo mediático, desinformación generalizada y apolitizante.

El feminismo de jóvenes queda en muchas ocasiones diluido bajo el feminismo globalizante, tendiéndose a quitar, en cierto modo, su importancia. Las juventudes feministas han servido de gran impulso en el ámbito mediático. Son la generación por excelencia de lo que se ha pasado a denominar «ciberfeminismo». Las redes sociales se han convertido en fuente de protesta activa entre los/las jóvenes.

Parafraseando a la autora, Ana de Miguel: “En definitiva, hoy como ayer las jóvenes harán lo que quieran, y no podría ser de otro modo, pero seguro que unas cuantas, las suficientes, seguirán tomando el testigo del feminismo y ellas, como en su día las sufragistas, las socialistas y las radicales, ellas cambiarán el mundo”.

En la actualidad al hilo del concepto del activismo y la participación en este, se da una tendencia del desapego, de la tendencia apolítica y de la tendencia al estigma del feminismo.

Al mismo tiempo, creo que es primordial educar bajo valores feministas, bajo valores de igualdad, de igualdad para todos, para las clases bajas, para todas las culturas, para el colectivo LGTB, para los hombres y mujeres. El feminismo debe integrar todo el cómputo social.

En definitiva, podemos decir que si existe una diferencia de géneros claramente plausible. Las mujeres tienden al activismo, al cambio a través de la educación, del desmonte del sistema normativo, de recuperar la agencialidad humana. Los hombres por su parte recurren al relevo generacional, acogen la educación desde una perspectiva de inercia del sistema, son más prácticos, dan soluciones tirita.