La ciudad, pensamiento critico y teoria.
Enviado por monto2435 • 28 de Mayo de 2018 • 2.216 Palabras (9 Páginas) • 372 Visitas
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Al final de este capítulo abre el debate al aclarar no referirse a la existencia en sí de la ciudad y lo urbano, sino a la problemática y su aprehensión teórica, y la puesta en evidencia de una argumentación global de la ciudad y lo urbano y su elemento fenoménico que implica entender que lo urbano rebasa los muros de la ciudad. Acercamiento con base en la perspectiva marxista que a su vez estructura el libro en su discurso argumental.
Y es en ese limitado tratamiento de la problemática de la ciudad, insuficientemente analizada como receptora y generadora del fenómeno de la alienación material capitalista de la vida cotidiana, donde centra el debate. Sin embargo, paradójicamente esta problemática es liberadora; no podemos olvidar que el conflicto y la crisis hacen los cambios y se gestan los futuros promisorios.
En segundo pliegue pone el acento en la historicidad de la ciudad a partir de una trilogía de planos para su acercamiento: el primero inicia con las condiciones que posibilitan su existencia social en la producción de valores de uso mediante la forma simple de metabolismo entre hombre y naturaleza; el segundo, que da un giro distinto en torno aquella relación con la naturaleza, ahora en un ambiente no natural como constructo artificial o proceso de reproducción social fabricado que alude a la ciudad; y finalmente el tercero se aproxima con mayor detalle a la ciudad capitalista y como parte de esa existencia del proceso de reproducción social artificial. Con estos lineamientos fundamenta la aprehensión de la concreción de la relación sociedad-naturaleza para argumentar las premisas para la génesis de las ciudades.
Pero distinguiéndolas entre las de orden natural y no natural bajo condiciones, por un lado de una continuidad en el proceso de reproducción natural; y por otro, el desarrollo de condiciones de alto desarrollo en la transición del nomadismo al sedentarismo; en el paso tribal de la aldea a la protociudad, a partir de la presencia de un capital natural signado por la conjugación de factores óptimos y de conocimiento para la edificación y estructuración del espacio físico protourbano. En estos elementos se explicita una traducción de la economía política al plano urbanístico.
En el potencial del sedentarismo protourbano articula la capacidad de la observación y reflexión de sus habitantes en el implante de civilización y cultura material, como discurso colectivo de los valores de uso y monumentalidad socio-natural, en su paulatina distinción y separación de su interland, el campo. Por ello, en esa distinción menciona a la ciudad como un lugar de aglomeración de aquel capital natural; y al campo como la tierra y palimpsesto del discurso natural de los valores de uso. Ambos, mediados por la división social y territorial del trabajo.
En último pliegue, la ciudad contemporánea es vista a la manera lefebvreana de sistema y con los fundamentos de las Formen marxianas, explora la vida cotidiana urbana como simples referentes de la producción, distribución, cambio y consumo. Muestra un viraje en el método de investigación del discurso del fenómeno urbano, parte del funcionamiento interno de las ciudades centrales reproductoras a otras escalas jerárquicas. Es decir, desde la ciudad a su globalización en el resto del territorio. Siguiendo el método de análisis crítico del regreso de categorías emanadas de la ciudad en su sentido de la vida y en una labor de unidad científico política en una socialización del saber científico con el fin de humanizar el territorio.
La ciudad es vista como sitio donde el capitalismo se realiza como sistema. Esta deviene sistema por el tendido de redes sobre partes del territorio. A su vez, este sistema se manifiesta en su existencia social-material, al tiempo que hegemonía de un proyecto dominante, pero, contradictorio. Esta contradicción se muestra en la ciudad funcionalista y sus postulados del urbanismo moderno: habitar, trabajar, recrearse y circular. No obstante, para Marx la ciudad es el sitio en el que el todo económico se realiza como sistema y expresa la vigencia de la reproducción social capitalista de lugar de máxima eficiencia.
Finalmente, cierra el tríptico y el libro con una Epítasis, dos apéndices y recomendaciones. En la Epítasis, a manera de no conclusión, sino tan sólo como nudo problemático fi nal, invita a la exploración en términos de formular una agenda de temas pendientes de la ciudad y no trabajados aún por los teóricos de la segunda posguerra.
Plantea que el drama social material de su civilización es el drama de la ciudad en su totalización y sus profundas contradicciones. En ellas destaca que con la globalización de la urbanización se subsume su esencialidad histórica: el uso parasitario del territorio social. Este, expresado en una cultura capitalista contemporánea polimorfa en los usos de ese territorio.
Con su visión, el autor eleva el análisis de la ciudad a una condición urbanocéntrica que subsume al campo. Percibe el inminente fi n de la oposición campo-ciudad para argumentar la desaparición del campo, semejante al planteamiento hipo-tético precursor de Lefebvre de la urbanización total de la sociedad.
A este momento, Gasca lo denomina Subsunción, y por lo tanto incursiona en un ámbito de experimentación ante un posible escenario posturbano, al poner en entredicho las formas convencionales del espacio hasta hoy producido, habitado y vivido por la modernidad.Es decir, se aleja de una postura marxista dogmática y acude a los referentes teóricos weberianos en términos flexibles y de crítica con la estratificación social, traducida en esas formas convencionales vigentes de la ciudad y la vida urbana en todas sus escalas de la organización espacial general e individual del habitar; para sugerir la noción de que tal organización espacial reproduce la no sociabilidad de sus habitantes. Estratificación material de la ciudad y su diferenciabilidad en sus usos del suelo para la búsqueda de prestigio social en distintos niveles de poder.
Con ello, hay claras reminiscencias discursivas alusivas al post-estructuralismo, con la crítica al sujeto al subsumirlo a los artefactos técnicos urbanos, entre ellos de manera determinante el automóvil, el desplazamiento y la pérdida del lugar de encuentro por excelencia de la vida urbana: la calle.
Con los apéndices, añade la temática de dos autores clave para el soporte argumental del libro: la Pregunta por la Técnica y las Formen, de Heiddeger y Marx, respectivamente. Además, incluye recomendaciones a manera de orientación para no perder el rumbo, en una especie de Hilo de Ariadna para no extraviarse en los oscuros laberintos de la ciudad. Por tanto,
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