Los límites del crecimiento.

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Es entonces ahora el momento de la gran transición de súbditos a ciudadanos, de espectadores a actores, de silenciosos a personas comprometidas e implicadas que participan intensamente, robusteciendo la democracia a escala regional y global. Todo esto aprovechando el progreso de las tecnologías de la información y la comunicación lo cual permite la participación presencial a través del internet, de las redes sociales y de la telefonía móvil. Esta movilización ciudadana debe ser liderada por la comunidad científica y académica, por intelectuales, artistas y todos aquellos que hasta ahora han estado en el papel de súbditos, sumisos, resignados; solo resistiendo de manera indiscutible a los desafíos que el poder les iba imponiendo y exigiendo. Ha llegado la hora de poner en práctica los principios democráticos basados en la igualdad, dignidad, justicia y ética de todos los seres humanos, siendo este el estandarte que debeos defender para que, a la mayor brevedad posible podamos llevar a cabo la transición del actual sistema de imposición, violencia y guerra que hasta ahora se ha basado en el perverso lema de “si quieres la paz, prepara la guerra” que las grandes potencias han tomado como su única bandera y forma de manipular y dominar el mundo a su propia satisfacción.

Hay que limitar también el poder mediático que en estos momentos solo procuran la uniformización en lugar de favorecer la diversidad cultural que es propia de esta riqueza que representa cada ser humano único, donde las posiciones políticas están más atentas a los resultados electorales que al bien común. Se busca cumplir con las necesidades de todos, y no solo los insaciables deseos de unos pocos como se ha venido llevando a cabo hasta el momento, por lo que a partir de ahora se tiene que tomar en cuenta a la humanidad misma.

Es vergonzoso que se apruebe que se gasten 3 mil millones de dólares al día en armas cuando mueren más de 60 mil personas de hambre. Hasta ahora hemos asistido al “rescate” de las instituciones financieras, pero ahora debemos exigir el “rescate” a la gente que está padeciendo las consecuencias de un sistema nacional e internacional totalmente injusto. “No hay dinero” nos decían, pero no había dinero para remediar el hambre; sin embargo, han aparecido centeneras de miles de millones de dólares para “rescatar” a los mismos que son responsables de las crisis actuales. Buscamos mejorar la calidad de vida de cada una de las personas que habitan el planeta, y esta depende de la nutrición, el agua, la salud, las fuentes energéticas, el respeto y la conservación del medio ambiente, la educación… la paz.

La nueva economía deberá basarse en reducir el gasto en armamentos, atender la producción de alimentos (agricultura, acuicultura, biotecnología), llevar a cabo el almacenamiento, reciclaje, conducción y producción por desalinización del agua que sea necesaria, y la atención a los problemas de salud en todo el mundo.

Lo importante es conocer, inventar, y utilizar la capacidad que es la esperanza, que es la que distingue a la especie humana de pensar, imaginar, inventar y crear. Como escribió el Premio Nobel Jean Dausset:

“Toda ignorancia es una limitación. Todo copnocimiento es una liberación”.