Reflexiones sobre Literatura y Cibernética
Enviado por Albert • 22 de Agosto de 2018 • 1.083 Palabras (5 Páginas) • 262 Visitas
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La visión de las nuevas tecnologías como medios de liberación viene de antaño y alimenta movimientos como los del software libre o el aprendizaje colaborativo en la red. El arte, en muchos casos, parece sumarse a esta ola, aunque desde el relativismo o pluralismo posmoderno –como se prefiera–, la dificultad en cuanto al criterio estético resulta mayor. ¿Cómo valorar una obra de arte digital cuando convergen nuevas tecnologías y posmodernismo estético? La lógica de la liberación posmoderna, alimentada por el individualismo y la caída de los metarelatos, parece haber encontrado una frontera en la propia incertidumbre de su búsqueda. En este sentido, la lógica del software aparece ante el artista como proveedor de un nuevo escenario de exploración que, sin embargo, tiene un margen de acción que se percibe menos como limitación frustrante que como un orden necesario pero flexible.
De allí, las manifestaciones de arte digital que se quedan en el efectismo; es decir, que aprovechan las virtudes tecnológicas, pero no presentan nuevas propuestas estéticas ni constituyen expresiones de solvencia artística. Sin embargo, por las peculiaridades mencionadas, todavía resulta difícil plantear una crítica con una escala de valores claras frente a este fenómeno. Parece, más bien, que estamos en un tiempo de exploración donde el “todo vale” adquiere una nueva ascensión al utilizar las nuevas tecnologías de la información. Sería la consolidación de la lectura profana, particularmente con sus valores lúdicos, polifónicos y aislados, donde la curiosidad no requiere de legitimidad o relevancia social sino simplemente la satisfacción de un deseo individual, por más nimio que pueda ser, ya que impera el mentado “todo vale”.
Ante esto, no sorprende tanto manifestaciones como la llamada twiteratura, que aprovecha la red social Twitter para contar historias. Utilizando su cuenta, el cineasta Steven Soderbergh ha publicado 14 capítulos de Glue, una extraña novela que se acompaña de imágenes tomadas por el propio realizador. Pero esto serían intentos tímidos de aprovechar las potencialidades expresivas de las nuevas tecnologías de la información, que parecen centrarse en el carácter fragmentario de la lectura profana que establece el hipertexto. Otros van más allá en la exploración efectista y se sirven de los avatares para convertir a los usuarios en personajes de realidad virtual que permiten vivir una ficción en 3D, ya no en el imaginario íntimo que promueve el libro de papel. Esta es la veta del llamado ciberdrama, impulsado también por lo lúdico.
¿A dónde va el arte en estas exploraciones? La lógica del poder instaurada en el software parece no preocuparse, en tanto, el logos y la metafísica occidentales se siga extendiendo en un mundo globalizado que anularía otras manifestación culturales y de conocimiento. En el planteamiento de Roncoroni, no tendríamos un trato justo del conocimiento sino una imposición o neocolonización a través de las nuevas tecnologías, mientras la fascinación por el efectismo que estas proveen cubren las posibilidades de una nueva estética en convergencia con una revitalización de la cultura, la ciencia y la sociedad. Lo que más bien parece que tenemos extendiéndose ante nosotros es un adormecimiento de esa pulsión estética que muchos extrañan.
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