UNA ESCUELA PARA CADA ESTUDIANTE
Enviado por Albert • 19 de Noviembre de 2017 • 1.312 Palabras (6 Páginas) • 1.639 Visitas
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En el capítulo 3 nos dice que los maestros y profesores influyen realmente en las vidas de sus alumnos al facilitarles apoyo, estímulo y retos que fomentan el crecimiento y la creatividad. Los educadores tienen que entender que su influencia en sus alumnos es más importante que las materias que enseñen. Ayudar a nuestros estudiantes a confiar en sus capacidades únicas y en la promesa de hacer realidad sus sueños debe ser nuestra principal contribución. Tenemos la obligación no negociable de creer en ellos para que, a su vez, ellos puedan tener aspiraciones más elevadas.
A pesar de lo poderosa que pueda ser la influencia positiva de un gran profesor sobre un estudiante, no podemos perder de vista la realidad de que solo un comentario negativo puede arruinar a un alumno. Las relaciones no se desarrollan mejor cuando están completamente orquestadas, sino cuando hay suficiente tiempo para que las personas interactúen significativamente.
El capítulo 5 nos habla de doce principios para ser un profesor excelente. Nos orienta a elevar los niveles en un centro escolar.
1) Tener capacidad resolutiva. Habla de ser personas que busquen posibilidades.
2) Ser persona reflexiva. Reflexionar sobre el trabajo para que sea el mejor posible
3) Ser riguroso en la tarea. Esto es como tener retos para mejorar cada clase o cada día.
4) Actuar con respeto. Que respeten a los adultos.
5) Responder siempre. Que los maestros respondan a las necesidades de los alumnos.
6) Establecer rutinas. Reglas de clase que indiquen un buen aprendizaje para los estudiantes.
7) Ser un modelo para los estudiantes. Ser un ejemplo para los estudiantes.
8) Evitar el estrés. Nos habla de equilibrar el trabajo entre los alumnos para facilitar el trabajo.
9) Actuar con responsabilidad. Que el maestro debe ser responsable para que el alumno también lo tome como ejemplo.
10) Tener grandes expectativas. Tener equilibrado y saber qué es lo que vamos a querer.
11) Ser resilientes. Aplicar esto con los alumnos para que ellos aprendan de distintas maneras.
12) Considerar la enseñanza como recompensa de sí misma. Esto quiere decir que no esperemos que esta carrera sea lo mejor pagado, que aprendamos a que lo que enseñamos es lo que recibimos como regalo.
Conclusión:
Nosotros los maestros podemos ser faros de esperanza para nuestros alumnos y apoyarlos en su intento de dar lo mejor de sí mismos. El mensaje que nos quiere transmitir es claro pues nos expresa que nosotros los educadores tenemos como reto plantear la educación a modo en que los alumnos se sientan cómodos y felices aprendiendo. Nos dice que cada alumno es único para el educador.
El libro está lleno de anécdotas e historias vividas por el autor tras muchos años en las aulas como profesor y como director de varios centros educativos. Que nos permitieron darnos cuenta que los alumnos a pesar de su corta edad son muy inteligentes, que ellos también pueden exigir y que tienen necesidad de sentirse con un valor en la sociedad.
El libro nos ofrece una mirada positiva y esperanzadora sobre el trabajo cotidiano del profesor, nos anima a tomar los retos y nos recuerda todo lo que un auténtico educador puede hacer por cada uno de sus alumnos y alumnas para que mejoren en su rendimiento académico y en su formación como personas.
Hace mucho hincapié en que el trabajo como educadores sea efectivamente para los alumnos, que sepamos darle la importancia que se merece cada alumno y que poniendo la atención debida a cada alumno lo de más que nos pide y rigen las autoridades se vuelve más llevadero y menos complicado.
Bibliografía: Beaudoin, N. (2013). Una escuela para cada estudiante. La relación interpersonal, clave del proceso educativo. España: Narcea (pp. 21-41, 63-84, 113-133)
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