ALIENACION PARENTAL Efectos de la Alienación Parental

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El matrimonio es reconocido en el código civil de nuestro estado como una institución de carácter público e interés social, en el cuál un hombre y una mujer comparten un estilo de vida y buscan su realización personal, teniendo como un objetivo casi imprescindible, la formación de una familia; esto quiere decir, que dentro de nuestro sistema jurídico, ésta es consecuencia natural del matrimonio, y además es la célula base de la sociedad, donde los padres tienen la obligación de velar por el cuidado de los menores, invirtiendo esfuerzo mutuo para lograr el mejor desarrollo de los mismos; sin embargo, ¿qué sucede ante la ruptura del matrimonio? Cada día las familias monoparentales son más frecuentes, y recordemos que con la disolución del vínculo matrimonial, una de las principales disputas, es quién conservará la custodia de los menores, donde los mismos son sometidos a un proceso mental violento, pues el inclinarse hacia uno de los progenitores, supone la menor valía afectiva hacia el otro.

Para estos efectos la Organización de las Naciones Unidas (por sus siglas ONU), sostiene que el maltrato infantil es “toda forma de violencia, perjuicio o abuso físico y mental, descuido o trato negligente […] mientras que el niño se encuentre bajo la custodia de sus padres” (Humanos, 2011); tal determinación supone que la alienación parental es efectivamente un maltrato infantil, situación continua a la ruptura matrimonial, ya que a pesar de que deba prevalecer el interés superior del menor, el simple hecho de que el esfuerzo mutuo de los padres quede casi extinto con su relación jurídica, implica una decadencia en la correcta formación de los infantes, teniendo como resultado, una manipulación de los padres hacia los hijos con el fin de que éstos repudien al otro progenitor.

Efectos de la Alienación Parental

Como ya lo mencionamos, la alienación parental es una campaña promovida por uno de los padres hacia el hijo (a), donde a través del desprestigio, la denigración, y en general el “lavado de cerebro”, se pretende que el menor visualice al otro progenitor como un villano, un modelo no apto para seguir, o un enemigo. El psiquiatra Richard Gardner mencionaba que este síndrome era caracterizado por el conjunto de síntomas provocados en el menor por un progenitor, con la intención de transformar la conciencia del mismo mediante algunas estrategias, con el objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor (Milenio, 2014).

La niñez es una etapa trascendente en el ser humano, pues en ella se definen actitudes y personalidad, y comenta el Dr. José Luis Ortiz Rosales, investigador del Instituto Tecnológico de Monterrey, en su discurso acerca de la programación neurolingüística, que la forma en que somos programados orienta y define no sólo nuestra conducta, sino nuestro ánimo, posible fracaso o éxito, entre otras situaciones. Esto es de suma importancia en la alienación, pues dice Gardner¸ que en los casos de alienación grave, los daños pueden ser irreversibles, beneficiándose el padre que egoístamente quiere al menor “para él sólo”, perdiendo el menor, quien está siendo inducido a la privación de uno de los padres, y el padre mismo víctima de la alienación.

La alienación parental, además, suele viciar la conducta de los menores, debido a que ambos padres “pelean” por su aceptación, colocándolo en una situación donde éste piensa que merece demasiado, y debe ser incentivado de manera constante, con obsequios o cumplidos; como consecuencia, obtenemos a infantes con síntomas de arrogancia y asperidad al tacto.

Tipos de Alienación Parental

Explica Richard Gardner que existen tres tipos de alienación parental, la ligera, la moderada y la severa.

“En la alienación ligera, explica Gardner: “la alienación es relativamente superficial y los niños básicamente cooperan con las visitas, aunque están intermitentemente críticos y disgustados. No siempre están presentes los síntomas primarios referidos, y su conducta durante las visitas es relativamente normal.”

En este tipo de alienación podemos observar que los síntomas primarios tienen una actuación mínima, en ella únicamente termina la comodidad a la convivencia y a la situación, pero no pone en riesgo la relación con el padre alienado, y la preferencia hacia el padre alienante no es tajante.

Tenemos por otra parte la alienación Moderada, donde los síntomas del apartado anterior, en su mayoría se encuentran presentes, las faltas de respeto, la conducta negativa y el desprecio se agudizan. En esta etapa, ya se considera que uno de los padres es completamente bueno y el otro completamente malo, además de existir la negación por parte del infante de haber sido influenciado.

Finalmente nos topamos con el tercer supuesto de la alienación, la severa, en ella se puede contemplar una completa hostilidad hacia el padre malo, las visitas pueden ser desastrosas, sin respeto por parte del menor, e incluso la violencia física hacia el padre se encuentra presente; entre las respuestas del menor también llegan a registrarse “huidas” para evitar contacto con el padre, dramatizando a extremos el reproche. En este escenario el menor se encuentra fanatizado de uno de los padres, y todos los síntomas descritos por Gardner se pueden contemplar en forma alarmante.

Alienación Parental en México

La alienación tras un divorcio es casi inminente; y según estadísticas del INEGI, aproximadamente un 90% de los divorcios llegan a la vía contenciosa, donde los menores son espectadores de una pelea de los padres por su guardia y custodia; esta situación de elegir entre el padre o la madre es el panorama al que se ven expuestos alrededor de 100 mil niños por año, indica la organización Niños con MaPa.

En el Estado Mexicano se ha analizado con apuro la conducta alienante tras los procesos contenciosos de divorcio, por lo que se han presentado iniciativas de modificación a algunos artículos[5], como el 275, 283, 285, 411 y 417 del código civil federal, contemplando lo siguiente:

- Artículo 275.- En este numeral se prevé la manipulación de los menores, el legislador prohíbe la manipulación de los hijos en caminada a impedir, menoscabar o destruir los vínculos afectivos de parentesco.

- Artículo 283.- […] De oficio o a petición de parte interesada durante el procedimiento, se allegará de los elementos necesarios para ello, debiendo escuchar a ambos progenitores y a los menores, para evitar conductas de violencia familiar, de alienación