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Analisis Caso La Traicion

Enviado por   •  23 de Noviembre de 2017  •  3.247 Palabras (13 Páginas)  •  664 Visitas

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El ambiente "tóxico" en las empresas es muy frecuente, cada vez más. Esto se debe al estilo de gestión de los superiores o los errores en relación al manejo de grupos, despreciar los logros de los empleados, el favoritismo, no fomentar la comunicación, entre otros.

Gozar de un ambiente laboral en armonía debe ser un deber de todo empleado y jefes de empresas llevando a cabo algunas medidas. Una de cada 10 empresas padece de una atmósfera "tóxica" entre los empleados o jefes. Crear lazos afectivos en el lugar de trabajo donde se pasa y comparte tanto tiempo aumenta el compromiso del empleado con su desempeño.

Se afirma que mantener buenos vínculos con los colegas permite mejores resultados, así como rapidez y eficacia, caso contrario, los equipos donde se fomentan las competencias negativas entre miembros o que no ayuda a la comunicación disminuyen en un 25% la productividad.

Una compañía que no promueve el respeto entre empleados, sino la rivalidad, paga un precio psicológico alto.

Lo más común en los trabajos es la envidia por los demás. Si bien es cierto que no todas las personas tienen una personalidad de este tipo, el ambiente laboral coopera en "sacar lo peor de cada uno". Los jefes pueden contribuir en ello, los objetivos fijados, la preferencia.

Para poder enfrentar la envidia laboral es preciso analizar la agresión de los compañeros si es contra una persona en particular o sobre todos los miembros del grupo, será simple de abordar y de modificar, porque son varios los que pueden ayudar, cuando la agresión es personal es necesario valorar cómo esto afecta en el desempeño diario.

Nunca hay que reaccionar de manera agresiva ante compañeros "envidiosos", porque alimentará el poder que éste tiene. Es lo mismo que estar diciendo "tus palabras o acciones me afectan mucho y me hacen perder el control". Responder con calma deja sin "armas" al atacante, porque no es el que toma las riendas.

La mentira

Este caso y cada caso de comportamiento profesional reñido con la ética nos llevan a plantearnos interrogantes sobre el comportamiento de profesional y la toma de decisiones del mismo que lo llevaron a realizar tal conducta.

Carlos desde que entro a trabajar a la empresa actuó de forma responsable y profesional, ganándose con esto la admiración de sus jefes. Pero por parte de sus compañeros solo gano repudio y envidias y por eso los mismos compañeros mentían y robaban la mercadería para tener un beneficio propio y actuando de forma malvada inculpando a Carlos que era inocente. Inventando y exagerando cosas sobre su persona y sobre la pelea solo para lograr que despidieran a Carlos.

La honestidad

Carlos siempre actuó de buena fe y es más demostró poseer un carácter moral y atributos positivos y virtuosos tales como la integridad, veracidad y sinceridad, junto con esto demostró ser una persona honesta aislado de la mentira, el engaño o robo, a diferencia de sus compañeros de trabajo. Y nunca tuvo apoyo de sus compañeros de trabajo para demostrar su inocencia y tampoco sus jefes le dieron la oportunidad de demostrar lo contrario, despidiéndole de la empresa, siendo él la victima de esos acontecimientos.

El egoísmo

Las pautas de comportamiento predominantes y más extendidas en esa cultura "empresarial “que nos invade se enraízan en una mala interpretación de la "mano invisible “según la cual la búsqueda del interés egoísta particular acaba contribuyendo a la mejora del interés general.

La búsqueda del máximo beneficio a cualquier precio y lo más rápidamente posible, la competencia entendida como lucha de unos contra otros, la agresividad, el activismo, la velocidad, el estrés, el éxito en ganar y en vencer al competidor, la justificación de los medios por el fin, las continuas decisiones sobre la marcha sin apenas reflexión,... son sólo algunos de esos erróneos rasgos paradigmáticos ambientales de ese mundo "empresarial “que por arte de birlibirloque se convierten en virtudes sociales atractivas y convenientes.

En el cada vez más sofocado y arrinconado ambiente familiar por el contrario, las conductas clásicas tienen otros caracteres bien distintos: decisiones con miras a un periodo de tiempo más amplio, más colaboración entre los agentes, más espíritu altruista, mayor atención a lo importante frente a lo urgente, ritmo pausado, más solidaridad, más reflexión, mayor humanidad, más producción de "bienes relacionales",...Menos competitividad y más cooperación y colaboración en la empresa común orientada al muy largo plazo.

Podemos también decir que se supone que es a cierta edad cuando dejamos de posicionar el “yo” en primer lugar y aprendemos a que hay un nosotros, un tú e incluso un vosotros; está claro que esto lo vamos asimilando cuando nos vamos dando cuenta de que para los demás soy un “tú”, un “nosotros” e incluso un “vosotros”, y cuando vamos siendo conscientes de esto, comenzamos a ser menos egoístas (en un primer momento, porque nos interesa, ¡claro!)

Pero… ¿quién es el responsable de hacernos evolucionar? ¿Quién nos motiva a pensar en algo más que no sea en uno mismo? Se supone que es nuestro entorno (familiar, profesional, social…), nuestras experiencias, nuestra conciencia, educación, etc… la que nos permite pasar de nivel además de nuestra propia personalidad.

Ahora, si la sociedad en que vivimos, te exige cada día el ser competitivo, si no interaccionamos sino que intercambiamos, no nos comunicamos sino que damos y recibimos información, … si no reflexionamos porque el día a día no nos deja tiempo, sino que actuamos de forma reactiva… no aprendemos. Entonces, ¿supeditamos el aprendizaje de este valor a la genética? ¿A la personalidad de cada uno?

Si no aprendemos a dejar de ser egoístas… ¿cómo llegaremos nunca a trabajar en equipo? porque eso sí, da igual la empresa en la que trabajemos, da igual el sector o el puesto que desempeñes. Uno de los valores o competencias críticas que todas las empresas dice tener o valorar, seguro que es el trabajo en equipo.

La justicia

Los líderes empresariales y los estudiosos de los aspectos del comportamiento hace tiempo que saben que para maximizar la motivación, satisfacción y fidelidad de los empleados tienen que tratar a las personas con justicia. Parece algo sencillo, pero la justicia en la empresa es un objetivo

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