Capítulo I: El Comienzo De Todo
Enviado por mondoro • 23 de Septiembre de 2018 • 1.092 Palabras (5 Páginas) • 240 Visitas
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Que desgracia, ahora tenía un poder del que no podía escapar, el poder que me enseñaba todo mas no me permitía hacer nada para evitarlo, desde hace 9 meses he estado viendo a la doctora para que me ayude por mi problema, me receto unas drogas calmantes, mas, no me las tomo porque me dan mucho sueño y me dejan en otro lugar como el paraíso, estas píldoras a muchos les parecería la solución perfecta, pero a mí no, parecía que las drogas eran muy fuertes, no lo soportaba, preferí dejarlas antes de volverme un adicto.
Cuando acabe de contarle a Mónica lo que había pasado los últimos 9 meses, ella me miró fijamente y me pregunto: “Carlos, estás loco o qué?”. Yo la mire con la cara más sincera y no respondí, ella frunció el ceño mientras dirigía su mirada a otro lugar para aceptar la realidad, cuando volvió a dirigirme la palabra lo único que salió de su boca fue, con miedo: “Porque no me habías dicho?, no tenemos secretos, no los hemos tenido y no los tendremos ahora!”
-No quiero que te preocupes, es algo que pasara- dije- ella me tomo de la mano y me hizo prometerle que la próxima vez que asistiera a cita con la doctora Charlotte, le avisaría y ella me acompañaría. No quise negárselo, pues, ella se preocupa por mí, solo nos tenemos los dos!.
Ella me dijo que cuanto más pronto fuera a ver a la doctora mejor. Ella insistía, pero me negué y espere.
Llego el verano, mi temporada menos favorita, no le veo la ciencia a estar todo el día en una playa o realizando alguna actividad, no me gusta pasar todo el día gastando mi dinero en bebidas “REFRESCANTES”, según lo que dice su etiqueta, pero de refrescante no tiene ni el nombre.
Decidí ir a cita con la doctora, llegue y, como siempre, debía esperar mi turno porque llegaba más temprano de lo que debía, cuando por fin es mi turno, entre al consultorio con Mónica. La doctora me vio y me dijo: “Sabes muy bien que no puedes entrar a terapia con acompañantes”, me lo dijo con un tono tan imprudente, que casi sonó como un regaño.
-Es mi novia- dije – no hay posibilidad de que se quede?- me miro e hizo una seña de “como sea”
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