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El jurista y el simulador del derecho. ¿Qué diferencia a un abogado de un jurista?

Enviado por   •  20 de Abril de 2018  •  2.134 Palabras (9 Páginas)  •  680 Visitas

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Sobre éste punto podemos decir que en México existen muy pocos abogados. Partiendo desde la mentalidad típica, la cual dice “De sueños no vive el hombre”, eso aplica a los ideales y toda forma de pensamiento que implique sacrificarse sin recibir nada a cambio. La mayoría de los “abogados” trabajan para una empresa, especialmente si es de gobierno; se ponen la camiseta y atacan sin importar si la causa es justa. El dinero es la pieza que mueve toda esa maquinaria. Quizá esto ocurra con todas las carreras, pero en el caso del derecho no debería ser así, ya que otro requisito que certifica a un verdadero abogado es la honestidad, sin mencionar la vocación. Pero el sistema actual se preocupa más por resolver sus propios intereses, antes de buscar la verdad, creando un ejército de ególatras sin ideales, dispuestos a vender sus conocimientos por un buen sueldo.

Aquí es donde se liga el derecho que vivimos, con el derecho que debería ser. Yo pienso que el problema no radica en la ciencia en sí, sino en el modo que es aplicada. No es el sistema lo que está mal, sino quienes permitan que se corrompa.

Para ser abogado se necesita carácter, no se trata solo de ser agresivo, sino de tener la capacidad de no tolerar las injusticias. Existen abogados con un vasto conocimiento sobre el tema, pero son pasivos, no tienen la capacidad de defender sus puntos de vista ni de imponer la verdad a toda costa. La pasividad es sinónimo de servilismo y para dentro del derecho no se puede bajar la cabeza. La debilidad no está permitida, porque puede marcar la diferencia entre ganar o perder un caso, o lo que es más importante: Ser o no escuchados. Un abogado debe tener su propia voz, una que sea capaz de trascender, de penetrar los oídos de quienes se hacen sordos.[4]

Además de eso, no puede faltar la honestidad. Un abogado no puede proteger intereses individuales a costa de la justicia. Como ya hemos mencionado, el derecho y los ideales van de la mano, o por lo menos deberían hacerlo, porque sin éstos, se convierten en empleados. El abogado es un científico y como tal debe saber desenvolverse en el medio. Su ciencia no se usa para resolver casos concretos, sino para saber los principios que rigen dichos casos y tener la habilidad de proceder para resolverlos, sin titubeos, con bases sólidas. Para eso se necesita ir hasta los orígenes, conocer la historia que precede al derecho y las corrientes de pensamiento que le dieron forma.

Pero además de científicos, también son artistas. El arte busca la elevación del espíritu, por eso el derecho aspira a la bondad y la justicia. Pero no se trata de un arte común y corriente. El derecho es una creación que nunca está concluida, su perfeccionamiento es eterno, va mutando continuamente, al grado de que lo que fue algún día, en el futuro queda irreconocible, con el paso de las generaciones. La mayoría de las expresiones artísticas son efímeras, poseen un proceso de inicio, creación y culminación. Luego se extinguen o pasan a la posteridad, según el caso. Pero el derecho sigue, avanza, cambia, jamás queda limitado, sino por el contrario, se expande y se abre a nuevas posibilidades. Si el abogado deja de seguirle los pasos, puede empequeñecerse, hasta que quedar sobrepasado.

En el aspecto moral, el jurista debe tratar a todos por igual, su vocación no le permite tomar un bando. El equilibrio es la piedra angular para llevar a cabo esa tarea. Así que para él, guardar su ideal de justicia es una de las cosas más importantes.

Pero la vocación no solo es el deseo de convertirse en abogado. Existen demasiados estudiantes con esa meta. La vocación es el factor emocional que los hace inclinarse hacia lo justo, es la naturaleza innata de interceder, manteniendo al margen la corrupción. El jurista ideal es aquel que logra actuar regido por ese impulso espiritual, sin contagiarse ni ceder ante los intereses o inclinaciones personales. Así que un verdadero abogado no se vende, sino que aporta su conocimiento para el mejoramiento de la sociedad.[5]

LA CULTURA JURÍDICA

Como se menciona al inicio de éste ensayo, el arte del derecho es un arma de doble filo. Por eso ha adquirido mala fama con el pasar del tiempo. A diferencia de los atributos que debe tener un verdadero abogado, existen muchos exponentes de moral flexible; éstos utilizan el derecho como un arma. Lo cual es una de las principales barreras para quienes se toman enserio su trabajo. Ya que ante la necedad de algunos jueces, ningún argumento jurídico es válido. Y ahí es donde el problema comienza. Ya que el jurista, abogado o juez que pierde su libertad, se convierte en esclavo de los sueldos y por lo tanto entorpece la justicia, llegando al grado de obstaculizarla o negarla, por miedo a perder sus beneficios.

A pesar de que se han tomado medidas para solucionar éste hecho, creo que no se ha contado con la avaricia de la gente. En teoría, para evitar la corrupción, la misma constitución le ha garantizado un sueldo estándar a los jueces, que no está supeditado al capricho del estado ni del mismo presidente. Pero también se maneja una cierta tendencia en México y ésta es la del: Nunca es suficiente. Aquellos que más ganan…suelen querer más. Y así la cadena va creciendo hasta cifras exorbitantes. Quizá esto se deba a que los funcionarios de estado perciben sueldos ridículos, sobrepasando el absurdo. Así que aunque se acuerde un sueldo “justo”, si no se corrigen los cimientos, el problema seguirá, sumiéndonos en un círculo vicioso.

TIPOLOGIA DEL JURISTA

Estudiar Derecho exige mantenerse involucrado con las actualizaciones, puesto que la sabiduría que no se cultiva, terminando siendo estéril. En éste caso, un jurista que no sigue el paso al conocimiento, se estanca hasta convertirse en un simple licenciado o doctor en derecho; lo cual refleja que ya no posee las herramientas necesarias de su cargo y lo único que posee son simples papeles que lo acreditan, pero sin el respaldo de la experiencia.

EL SIMULADOR DEL DERECHO

Existe otro tipo de abogado que difama la profesión. Se trata de los simuladores. “Profesionistas” que pretender ser algo que no son. Se rodean de personas que alimenten su ego, proyectando una imagen que esconde sus propias inseguridades.

Podemos descubrirlos allí donde cobran cantidades exorbitantes por no hacer nada. Desgraciadamente, en México también existen muchas de éstas personas, montando sus despachos, aprovechándose de inocentes, tan solo para llenar sus bolsillos.

- CONCLUSION

En conclusión, la experiencia

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