El nuevo institucionalismo en el análisis organizacional.

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Para Parsons, la acción siempre tiene un aspecto evaluativo y un fin deseado, pero para Garfinkel la acción es mayormente justificada y explicada, después de ocurrida, y en referencia a una reserva de explicaciones culturalmente disponibles.

Garfinkel se enfoca en dos palabras importantes la fenomenología y la etnometodología. La fenomenología abarca que el conocimiento contextual no puede, por sí mismo, sostener el orden interaccional, porque el orden simbólico nunca es perfectamente compartido. Así, la conversación no es automáticamente sostenida, sino un logro organizacional práctico. La gente entra en una conversación con una actitud de confianza y tolerancia, acomodándose en orden a normalizar interacciones que no parecen marchar bien. Las reglas y las normas tienen grandes zonas grises donde queda lugar para la negociación y la innovación. Garfinkel cambió la imagen de la cognición, de un proceso racional discursivo, casi científico, a uno que opera mayormente por debajo del nivel de la conciencia, una razón práctica gobernada por reglas.

“La etnometodología y la fenomenología, en conjunto, proveen al nuevo institucionalismo de una microsociología de considerable poder, que está implícita en el rol de la lógica de la confianza en el sostenimiento de una ilusión de intersubjetividad, y en la definición de reglas institucionalizadas”

El habitus es parte de la teoría de la práctica de Bourdieu, explica cómo y por qué agentes estratégicamente orientados, reproducen y permiten estructuras sociales que no favorecen sus intereses.

Posición frente al tema

El nuevo institucionalismo está más enfocado en los procesos de legitimación y reproducción social, que pendientes del cambio y la eficiencia; las organizaciones ponen restricciones, reglas que guían la conducta y dejan a un lado los elementos culturales, no se puede pedir un cambio organizacional cuando no existe un marco cultural ya que muchos autores han manifestado que con el marco cultural cual la gente selecciona fines institucionalizados y las estrategias para perseguirlos.

Pero en la actualidad el poder y los intereses modelan la evolución de los campos organizacionales.

Para lograr legitimidad social, las organizaciones actúan con frecuencia según mitos racionalizados, según argumentos y razones que quizá no se pueden demostrar pero que todo el mundo en el sector tiene por verdaderos. Seguir esos mitos racionalizados es una manera de adquirir o mantener la reputación de empresa bien gestionada y en la que se puede confiar.

Un sector estructurado es aquel en el que una serie de prácticas sociales han logrado la suficiente aceptación por parte de los agentes como para convertirse en pautas para nuevos actores; seguir la pauta establecida, entonces es signo de inclusión en el entorno en el que este; la reproducción de pautas de conducta lleva consigo la tendencia a la homogeneidad de los sujetos, que se imitan unos a otros para conseguir la legitimidad de su conducta.

En lo que respecta al nuevo institucionalismo, se puede decir que su aporte al conocimiento de las organizaciones es mínimo porque si bien el nuevo institucionalismo representa un esfuerzo por considerar a la empresa como algo más que una simple función de producción, no logra apartarse de su visión racional económica al considerar a la empresa como reductora de costos de transacción, perdiendo de vista su complejidad.

Y como se han encargado de demostrar la Teoría de la Organización y los Estudios Organizacionales, la empresa puede ser considerada como algo más que un simple instrumento para regular las transacciones. Por tanto, el nuevo institucionalismo representa más un avance para la ciencia económica, que para la Teoría Organizacional ya que representa para la economía un avance en el entendimiento de la empresa.

Palabras claves:

Cambio organizacional

Ciencia política

Cognitivos

Economía

Institucionalismo

Neo-institucionalismo

Sociología