El retorno de Ronald McDonald´s
Enviado por Antonio • 3 de Diciembre de 2018 • 2.778 Palabras (12 Páginas) • 388 Visitas
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En la lejanía podía ver un gran local, a medida que se acercaba veía un hombre vestido de colores sobrios, pero a un costado estaba la M que lo representa, algo no calzaba, recordaba que sus locales estaban llenos de colores, de eso se trataba, llamar la atención de los niños y adultos con sus múltiples colores. Ya estaba afuera del local y de pronto sin esperarlo el hombre con colores amargados le dice- que bien que llegaste, te estábamos esperando, el otro Ronald renunció- No sé cómo Ronald no se desmayó, había más como él, cualquiera se desesperaría. La respuesta a esta reacción es que él era fiel a su propósito, por lo que regreso a la vida, debía ignorar el acontecimiento. Además, pensó que las personas lo extrañaban por eso lo reemplazaron o intentaron hacerlo. Cocieron y lavaron su traje, le pasaron zapatos y comenzó a trabajar. Durante tres meses estuvo trabajando ahí, hasta que juntó el dinero necesario para pagarle a un coyote que lo cruzara hasta México, sabía que el camino no era para nada fácil, para su suerte todo salió bien- ¿será que estaba en su destino llegar a Chile? -. Una vez en México debía seguir hasta Guatemala, olvidó la forma en que debía hacerlo así que a la primera persona que se topó en la calle le consultó, era un hombre con cabello y barba de chivo blanca, vestido de blanco y corbata negra, si, era el coronel Sanders así que como sabemos la rivalidad que existe entre ambos, el coronel no tardó en pensar en un plan que posiblemente eliminaría a Ronald de la cadena de comidas rápidas. - ¿Cómo Ronald no se dio cuenta de con quien estaba hablando? No lo sabemos, quizá había perdido un par o muchas neuronas y era de esperarse, pues había vuelto de la muerte-. Siguió las indicaciones al pie de la letra, estaba en frente de lo que lo llevaría rumbo a Guatemala, empezó a andar el motor y luego a moverse lentamente, se dio cuenta que todas las personas comenzaron a correr y a subir al techo, escalando por lo que pudieran, no lo pensó dos veces e hizo lo mismo, tuvo la suerte de que un joven lo ayudara. Fueron largas horas en el tren donde le robaron sus zapatos, cortaron su cabello y cuanta cosa más que nunca quiso insinuar, nunca pensó en rendirse, su meta estaba fija delante de sus ojos. Le pregunté muchas veces cómo llegó hasta a Bolivia, pero dice que no lo recuerda, nunca insistí, creo que podría ser algo que oculta y todos tenemos derecho a tener privacidad.
Caminando por Bolivia, notó que muchas personas lo miraban extraño, con rechazo y repugnancia, Ronald no sabía porqué, hasta que un adolescente se le acercó y le dijo que en ese país no había McDonald´s, mantuvo el silencio por unos cuantos segundos hasta que se atrevió a preguntarle la razón de semejante estupidez. El joven le explicó que en su país las personas preferían la comida autóctona, Ronald calló unos segundos más y solo le preguntó su nombre, era Sergio, y dijo -Sergio necesito llegar a Chile, podrías decirme la forma más rápida de llegar- porque ya estaba tardando demasiado. Sergio le explica que lamentablemente había una disputa entre ambos países por lo que era complicado cruzar la frontera, lo que más le convenía era viajar hasta a Argentina y desde ahí hasta Chile, Sergio estaba dispuesto a acompañarlo hasta Argentina y luego hasta Talca porque él conocía las rutas. Ronald durante un día se dedicó a hacer reír a los niños en una plaza, consiguió el dinero justo para emprender el viaje y equiparse para lo que venía. El viaje duró menos de lo que esperaba, una vez en Argentina se dirigieron a un pueblo llamado Malargue. Una vez ahí tuvieron que llegar al paso Pehuenche que une Argentina y Chile, fue muy fácil cruzar ahí, el vigilante estaba durmiendo una siesta, Ronald estaba sorprendido de la situación, pero a la vez feliz porque su suerte estaba beneficiándolo una vez más.
Sergio sugirió hacer autostop, solo tuvieron que mecer sus dedos una vez, una pareja de ancianos se detuvo para llevarlos, los atendieron con té y galletas, Ronald estaba muy contento. Ellos llegaban a un lugar llamado Armerillo ahí tuvieron que bajar, fue precisamente en un puente donde corría mucho viento, a Ronald incluso se le voló un zapato, una vez más estaba descalzo, era un payaso de tomo y lomo -ahí hay ráfagas de hasta ciento veinte kilómetros-. Para Ronald haber llegado hasta ese lugar fue totalmente mágico, por primera vez creyó que las cosas pasaban por alguna razón. Se detuvo varias veces a sentir el aire frío en su rostro pálido, su mente parecía haberse congelado por un instante, Sergio le hablaba y él no respondía. Ronald estaba reflexionando si debía ir a darle su merecido a Carla o reconstruir lo que logró hacer mientras estuvo vivo. Sintió el aire como nunca lo había hecho, pudo volar. De pronto un aire cálido le golpeó la mejilla y de pronto su mano se desplaza hacia su bolsillo, ahí tenía su recuerdo de Chapulín, sintió la magia en él, había podido llegar a Chile como se le había prometido. Ahora solo debía llegar a Talca, ya estaba muy cerca, no podía retroceder. Aceleró el paso junto a Sergio, atravesar el puente no era fácil, se movían de un costado al otro, el viento podía hacer lo que quisiera con ellos -Ronald se sintió insignificante-. Una vez en el camino se encontraron con un bus que decía “Talca”, no dudaron en detenerlo para subir. Al pagar su pasaje pregunta por McDonald´s y el chofer burlándose respondió -Te dejo en el terminal y luego lo buscas, payaso inútil-. ¿Qué pasaba con las personas?, se habían vuelto tan descortés y egoístas, -Vamos Ronald, lo encontraremos de todas formas- dijo Sergio. Ronald quiso dormir todo el camino, estaba cansado, lo que decían las personas ya no lograba ocupar su tiempo porque si lo hacía podría demorarse una eternidad en llegar. Bajaron del bus a la hora en que el sol está casi escondido. De repente una brisa hechizante cubrió a Ronald, le dijo a Sergio que solo lo siguiera, pudo sentir exactamente dónde estaba su hogar, su destino y la joven.
Cuando entró me preguntó si conocía a una chica llamada Carla, no sé porqué, pero le dije que no, quizá inconscientemente quise protegerla. Así que solo miré desde lejos sin ir donde ella me esperaba mientras que Ronald se sentaba pensando en cómo encontrarla, no sabía que intención tenía Ronald ahora, porque en sus ojos noté preocupación no la frialdad que tiene una persona cuando quiere vengarse, si hubiese sabido lo que tenía en mente claramente le digo que estaba ahí en la mesa del fondo con unos lentes que cubrían sus ojeras que venían formándose de hace semanas. Ronald se levantó de donde estaba y caminó directamente hacia Carla, no preguntó si podía sentarse, solo lo hizo y comenzó a llorar como suplicando comprensión y un consejo.
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