INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOS ADOLESCENTES
Enviado por Sara • 17 de Octubre de 2018 • 3.294 Palabras (14 Páginas) • 376 Visitas
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Sobre este aspecto, Barboza (2009), considera que los conflictos interparentales afectan notoriamente a los hijos(as) sobre todo en la etapa adolescente porque en la misma, el sujeto trata de protagonizar e interviene en las discusiones de los padres. Asimismo, en ocasiones es objeto de desahogo por parte de alguno de los progenitores que le comentan fuertes crítica sobre aquel que no está presente.
Para el precitado autor, cuando el adolescente presencia de manera frecuente los conflictos entre sus padres es posible que a través de ello, vea mermar progresivamente su autoestima, atendiendo a que “una familia en la que los conflictos son frecuentes reduce la autoestima y potencia la presencia de síntomas de depresión, haciendo a los jóvenes vulnerables al acoso” (p.261)
Asimismo, para la Universidad Central de Venezuela (2010), existe
una relación entre la percepción del clima familiar con la autoestima
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la depresión y la expresión de las emociones de forma negativa cuando los adolescentes se encuentran inmersos en crisis familiares, sobre todo si las mismas son frecuentes, dada la vulnerabilidad en esta etapa de vida. Más aún cuando el conflicto se traduce en un divorcio porque la disolución del vínculo conyugal también disuelve la convivencia con alguno de los progenitores, el cual, para Ladra (2007), es resultante de la decisión acordada entre los dos cónyuges o tan solo la voluntad de uno de ellos, según corresponda el caso, de disolver el vínculo matrimonial por las diferencias irreconciliables que se suscitaron en la pareja.
Para este autor, el divorcio deberá ser tramitado ante un tribunal que se ocupa de las cuestiones civiles o de familia pudiendo solicitarlo los dos cónyuges luego de un acuerdo previo o por una sola de las partes. Luego de la sentencia favorable, la persona no vuelve al estado civil de soltero, sino de divorciado.
De acuerdo a las consideraciones anteriores, se deduce que el divorcio se trata de disolver un matrimonio por vía legal, separar o apartar personas o cosas que estaban juntas, por lo tanto, es la disolución legal del matrimonio por acuerdo entre ambas partes o por
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la violación de alguno de los derechos u obligaciones matrimoniales.
Es pertinente destacar, que Barboza (ob.cit), argumenta como a nivel de Latinoamérica dadas las características ideosincráticas así como las costumbres de la población, se denota que las principales consecuencias de los divorcio mal avenido las sufren los hijos(as) quienes se ven afectados en sus conductas por tanto, las mismas responden a sensaciones de inseguridad, malestar e inconformidad con la disolución legal del vínculo que unía a sus progenitores.
Del mismo modo, en Venezuela autores como Fonti (2012), argumentan acerca de los cambios conductuales producidos en los hijos(as) a consecuencia del divorcio en los padres, los cuales, reflejan en conductas como mal humor, desagrado hacia los demás, sobre todo con el grupo de pares, con quienes llegar a discutir o pelear. Asimismo, para este autor, es frecuente observar en adolescentes de padres divorciados un comportamiento desinteresado hacia la academia o las actividades escolares de aprendizaje o socialización, por lo cual, tienden a bajar su rendimiento académico, así como también aislarse de la interacción grupal recreativa o formativa
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Sobre la misma temática, el Programa de Atención al Niño y al Adolescente en Circunstancias Especialmente Difíciles (PANACED, 2013), declaró en el diario El Impulso que como consecuencia del divorcio en los padres los hijos(as) adolescentes comienzan a presentar modificaciones en sus esquemas comportamentales, por lo cual, se manifiestan con rebeldía, se niegan a obedecer a los progenitores u otros adultos encargados de su cuidado, comienzan a ser desordenados con sus pertenencias, se desinteresan por los estudios, presentan faltas en la entrega de recaudos académicos, así como bajan su rendimiento estudiantil entre otros aspectos.
Más específicamente a nivel local, en el Colegio Inmaculada Concepción del Municipio Iribarren en Barquisimeto, estado Lara las investigadoras han tenido la oportunidad de observar de manera directa las conductas de los adolescentes cuyos padres se están divorciando o ya culminaron la disolución del vínculo matrimonial. Dichos comportamientos se manifiestan en constantes peleas con sus compañeros y gritos a la hora de solicitarle una explicación por las discusiones.
También se ha dejado notar cómo estos adolescentes han bajado su nivel de interés en las actividades académicas, no participan en el
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desarrollo de proyectos, se aíslan del grupo, se mantienen en ocasiones muy callados o en otras muy activos en el habla. También fallan en la entrega de asignaciones, indicando que no recuerdan hacerlas, no saber cómo elaborarlas en contraste a situaciones anteriores al divorcio cuando cumplían diariamente con las mismas.
De la misma manera, la investigadora ha recabado información de otros docentes quienes le informan que los estudiantes de padres divorciados frecuentemente buscan aislarse evitando compartir con los compañeros, se muestran generalmente muy tristes o por el contrario enojados, inconformes, llevan la contraria y discuten sin aparente razón.
Al conversar directamente con los jóvenes estos manifiestan sentir disgusto, rabia, incomodidad por la decisión de sus progenitores de separarse, porque esto implica que en la actualidad en el caso del padre ya no viven en el mismo hogar, sino por el contrario lo ven muy limitadamente, ya no pueden compartir, ni conversar, ni contar con sus consejos. En este sentido, se considera que los jóvenes expuestos a la separación de los padres pueden ver afectada su inteligencia emocional trayendo como consecuencias niños y jóvenes agresivos, con un mal comportamiento que les afecta en las relaciones sociales,
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al mismo tiempo que conlleva a un desequilibrio emocional.
Al respecto, Carrión (2001), señala que “la inteligencia emocional considera el dominio emocional, la motivación, perseverancia, disciplina y comprensión hacia los otros”. (p. 22), igualmente, indica que “La persona emocionalmente inteligente es consciente de sí misma, vive el aquí y el ahora, no permitiendo que alguna emoción destruya o altere
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