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“Importancia de la comunicación docente-alumno en el proceso enseñanza-aprendizaje de la Educación Física en la ESEF”.

Enviado por   •  26 de Marzo de 2018  •  3.545 Palabras (15 Páginas)  •  508 Visitas

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La comunicación en la actividad docente desempeña un rol importante en la formación de la personalidad de los alumnos y de su futura actuación profesional, ella es una necesidad vital del hombre a lo largo de su vida. El ser humano adquiere conocimientos, desarrolla opiniones, gustos, habilidades, valora a los demás y a sí mismo, a través de la interrelación con otros, en la actividad y por medio de la comunicación. Esto pasa a constituir uno de los agentes formadores de la personalidad. (González Castro, 1989). Al hablar de comunicación pedagógica se refiere desde la óptica de las relaciones que establecen profesor-estudiante en dicho proceso, aquí se entiende por estudiante no solo a la individualidad sino también al colectivo, al grupo y a todo el sistema de relaciones que en él se experimenta. El profesor necesita estar atento a las características que adopta la comunicación entre los jóvenes y estar preparado para influir en su desarrollo, tanto buscando la ampliación del círculo de comunicación del estudiante dentro y fuera del colectivo como tratando de variar el contenido de la misma, si ella no abarca toda la diversidad de temas referidos a las diferentes esferas del saber o la problemática social que son asequibles al estudiante. Al analizar las relaciones entre los estudiantes no es posible separar al profesor y la actividad que este desarrolla. Si su personalidad responde a las exigencias sociales y es tomado por los alumnos como un modelo, llega a establecer con ellos relaciones de camaradería y por tanto, los alumnos desarrollan con él las mismas formas de comunicación que establecerían con sus iguales. Otro elemento a considerar es el estilo de comunicación y su influencia personal sobre los estudiantes, los estilos que emplea el docente pueden ser copiados por los alumnos en su accionar, de ahí la importancia a una apertura flexible en dependencia de la actividad que desarrolla en la formación de la personalidad de sus estudiantes. (2)

Resulta significativo el hecho de que la mayor parte de lo que se ha escrito sobre la comunicación pedagógica se refiere a la comunicación profesor-alumnos, prácticamente, todo lo que se analiza sobre el tema se refiere a la actuación del profesor como fuente de comunicación, es decir, sus habilidades y capacidades comunicativas, quedando el análisis del alumno restringido a receptor-comunicativo. De aquí la comunicación asimétrica, dada la poca alternancia en los papeles de emisor-receptor. A diferencia de este tipo de comunicación, la simétrica se caracteriza por el intercambio sistemático de papeles de fuente y recepción de los participantes, en los que todos emiten y reciben, comparten informaciones indistintamente, como es el caso del diálogo, por solo citar un ejemplo. Desde este punto de vista se puede cuestionar si la comunicación pedagógica es una comunicación básicamente asimétrica, como parecen sugerirlo algunos trabajos sobre el tema, y en qué sentido se produce esta asimetría. La comunicación pedagógica no puede referirse únicamente a la comunicación profesor-alumno, en ella intervienen otros componentes, entre los cuales el más importante es el de la comunicación alumno-alumno que posee una significación pedagógica aún no bien valorada. Al incluir en la comunicación pedagógica el componente alumno-alumno se hace más difícil enfocarla como un proceso asimétrico, ya que el intercambio comunicativo entre los alumnos se caracteriza por su naturaleza multidireccional, por la gran alternancia en las funciones de los participantes (4).

Según Fernández y Cuadrado (2008) describen las estrategias comunicativas verbales y no-verbales que docentes y alumnos emplean durante el proceso de enseñanza y aprendizaje en el aula y como principal conclusión extraen que el nivel de conocimiento y consciencia que los profesores presentan sobre los comportamientos comunicativos no-verbales es inversamente proporcional al que presentan en relación a sus conductas verbales. Es decir, que los docentes son más conscientes de las estrategias verbales que utilizan y de los efectos que desean provocar en sus alumnos.

Para ello es importante realizar una práctica educativa desde una visión multidisciplinaria, unificadora y coherente, como plantea Tobón (2004), como fundamento para crear un espacio de comprensión y de acción que permita articular el lenguaje y la pedagogía en las modalidades estratégicas de la interacción comunicativa. Debemos preparar a los profesionales de la educación para que sepan cómo, cuándo, con quién, dónde y, sobre todo, con qué intención pueden utilizar las estructuras y los medios lingüísticos de que disponen. Que sean capaces según la situación de adecuarse al contexto y utilizar diferentes estrategias comunicativas, que pueda comprender y producir enunciados adecuados a intenciones disímiles desde el punto de vista comunicativo. (3)

Los profesores reconocen puntualmente muchos de los recursos lingüísticos que utilizan para hacer más compresible el conocimiento. Sin embargo, en otras ocasiones, no conocen en qué momento de su enseñanza emplean recursos y la intencionalidad clara de sus efectos. Según Fernández y Cuadrado (2008) son los años de práctica docente los que les llevan a rutinizar algunas de sus intervenciones educativas, de esta manera y como comenta López (2007), se hace necesaria la puesta en práctica de estrategias comunicativas conscientes que optimicen la dinámica de clase, mejore la información inicial, así como los feedbacks que sean necesarios.

Durante esos años de práctica los profesores son capaces de adquirir niveles de conciencia en determinadas conductas no verbales, sobre todo las localizadas en los movimientos de brazos y manos, pero desconocen cuándo y por qué recurren a determinadas expresiones faciales, miradas o desplazamientos por el aula. Igualmente los recursos comunicativos que se van a emplear en el aula deben ir variando según el tipo de persona a la que se dirige, así cuando el ritmo de aprendizaje de los alumnos sea más lento que el de los compañeros, las preguntas se van a volver más sencillas y cerradas, las repeticiones van a ser más numerosas, así como diferentes las formas de comunicar una misma idea. A la hora de comunicar mensajes debemos tener en cuenta tanto la emisión como la recepción de los mismos, y la naturaleza del propio mensaje. Esto nos alerta en cuento a que:

• A veces damos por sentado que nuestros alumnos saben qué y cómo pensamos, pero ya que gran parte de nuestra comunicación es no verbal, puede no estar tan clara para ellos.

• En segundo término parte del éxito en las comunicaciones se desprende de saber escuchar. Debemos retroalimentar a nuestros alumnos, pero también escucharlos,

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