Resumen Capitulo 1: la Modernidad como cambio social en el pensamiento de la sociología
Enviado por tomas • 29 de Abril de 2018 • 1.477 Palabras (6 Páginas) • 603 Visitas
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La profesión, la formación profesional y cada profesional en concreto, ha de tener en cuenta que cada una de las Ciencias Sociales (Sociología, Economía, Antropología, Ciencia Política) y las Ciencias Humanas, no son una realidad homogénea. Existen diferentes enfoques que tienen implicaciones diferentes, ya sea para la interpretación de la realidad como para la propia praxis profesional.
Las teorías de referencia se hacen operativas (en el sentido que se aplican al quehacer profesional), a través de modelos del trabajo social. No existen teorías para la práctica en sí misma: sólo se hacen operativas a través de modelos
En el Trabajo Social, con cierta frecuencia ha existido una cierta esquizofrenia entre teoría y práctica. Se enseñan asignaturas teóricas que corresponden a determinados marcos u orientaciones y, luego, los modelos de actuación se apoyan en otros supuestos teóricos que, a veces, ni profesores ni alumnos saben muy bien en qué consisten.
Los componentes que configurarían este sistema girarían en torno a cinco elementos principales:
Un ámbito específico de actuación: atender a necesidades sociales y a movilizar los recursos humanos.
Una oferta específica de servicios y prestaciones sociales.
Una red de equipamientos para la prestación de estos servicios.
Una legislación que establezca el marco prescriptivo de funcionamiento de dichos servicios.
Un presupuesto específico y discriminado como tienen los servicios de salud y de educación.
La cuestión básica que hay que preguntarse es la siguiente: ¿Capacitan las Facultades y Escuelas de Trabajo Social para que los graduados de las mismas estén en condiciones de aplicar los conocimientos que reciben en la labor profesional, que luego deben realizar cuando hayan terminado sus estudios y comienzan a trabajar en lo que es su profesión?
El Trabajo Social es una praxis social (y algo más en cuanto a su intencionalidad); consecuentemente en la formación de los trabajadores sociales, el núcleo o tronco básico de lo que se enseña debe tener como centro de referencia la práctica profesional.
La formación de los trabajadores sociales comporta diferentes aspectos. Me limitaré a unas breves reflexiones sobre tres cuestiones fundamentales: la formación teórica, la formación en investigación social, la práctica profesional. Estos cuatro aspectos están muy lejos de agotar el tema de la formación, pero me parecen los más importantes.
Para la formación de los trabajadores sociales y luego para su práctica, lo importante no es que sepan hacer formulaciones teóricas, ni que utilicen procedimientos metodológicos muy sofisticados que poco sirven para conocer la realidad [preciosidades metodológicas]. Lo que tiene importancia y centralidad indiscutible, de acuerdo con la naturaleza propia del trabajo social, es la práctica
El paradigma de la sociedad del conocimiento ha cambiado la idea de una educación “para” toda la vida, a una educación “durante” toda la vida. Todo graduado universitario es un producto inacabado; consecuentemente, la educación es una tarea permanente e inacabada para todos los seres humanos.
Existe una necesidad de realizar cursos de Didáctica para el Trabajo Social, especialmente para quienes son docentes en las facultades y escuelas de Trabajo Social. Los Trabajadores Sociales, en general, no tienen formación pedagógica, es decir, no se han capacitado en todo lo referente al cómo enseñar. Este déficit no es exclusivo del Trabajo Social. Los médicos, ingenieros, abogados y otra gama muy amplia de profesionales carecen de formación específica para la docencia.
Llamo “virus de la profesión” a ciertas tendencias y modos de actuar que resultan nocivas a los principios éticos y a los aspectos más sustanciales de la práctica profesional. Del mismo modo que la salud de los seres humanos (y también de las computadoras) pueden ser atacados por virus, esto también acontece en la práctica del Trabajo Social.
En las últimas décadas del siglo XX surgen nuevos actores sociales, para atender a los problemas más acuciantes de la gente y que no son atendidos por el Estado, cuya presencia se reduce al mínimo, ya sea por incompetencia o como consecuencia de haber aceptado los postulados neoliberales acerca del recorte del gasto social.
El modelo neoliberal de globalización, bajo el dominio de las multinacionales, los verdaderos amos del mundo y la nefasta influencia del eje de la perversidad (FMI, BM y OMC), ha producido en las últimas décadas tal nivel de estragos sociales que exigiría una mayor necesidad de profesionales del trabajo social y mayores recursos; en la realidad, los recortes de los gastos sociales y la privatización de servicios que habían sido responsabilidad del Estado han llevado a un estrechamiento del mercado de trabajo para la profesión.
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