UN FORDISMO QUE NUNCA EXISTIO

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Ford no llevo a cabo ningún programa formal de sugerencia sino que fomentaban las sugerencias de los capataces y trabajadores de la línea para las mejoras productivas, teniendo en cuenta que los trabajadores podían aspirar a ascender en caso de que sus sugerencias fueran consideradas de utilidad. En términos generales el concepto de “Taylorismo informal” da lugar a equívocos ya que fracasa a la hora de especificar el carácter cuasi japonés del régimen de control laboral que Ford puso en marcha.

Si el concepto de producción en masa ha suscitado falsas representaciones en lo que se refiere a los logros de Ford, también ha promovido un concepto erróneo en cuanto a la emulación de dichos logros; se ha generalizado la creencia de que la práctica de Ford constituía ampliamente un modelo imitado en América y en otras partes del mundo.

Ford se enfrentó a una demanda insaciable del T en el mercado, tratándose de un producto que en sus momentos de auge siempre se vendió en exceso. El objetivo era producir un coche de motor robusto y fácil de manejar a un precio bajo. La compañía obtuvo éxito. Pero a mediados de los años veinte, Ford al igual que otras compañías se enfrentó a una jerarquía más compleja de problemas productivos, financieros, y de mercado que establecía unos puntos de intervención más difusos. → La compañía Ford siempre había prestado mucha atención pero llegados los años veinte se introdujeron técnicas de mercadotecnia para ajustar la demanda a los producto, debido a estos procesos se dieron cuenta que la labor manufacturera de Ford se simplifico artificialmente debido a que durante casi veinte años la compañía solo produjo versiones desarrolladas del eje de tracción y del chasis. Los cambios del diseño eran eventualmente sistemáticos y acumulativos ya que solo se reemplazó las antiguas partes del T por otras nuevas.

Ford nunca incorporo la rigurosa forma americana de dividir el trabajo. Igualmente sorprendente es el rechazo de Ford hacia todas las formas existentes de cálculo de gestión, sobre todo de la voluntad de los costes.

El fracaso a la hora de institucionalizar es obvio en el caso de control del stock, ya que Ford nunca desarrollo un sistema de regulación. La reducción del sotck era algo improvisado. La política de Ford consistió en reducir los costes mediante la exclusión de los proveedores ineficientes e introducir el trabajo en el interior de la fábrica. Ford únicamente podría seguir una trayectoria de reducción de costes si la compañía perfeccionaba y desarrollaba las técnicas de reducción de los costes de la fabricación en masa.

La utilización generalizada de transportados genero, sin lugar a dudas, un ahorro de los costes de una vez por todas; elimino el gasto del trabajo de los transportistas y la cantidad de energía necesaria para mover las bandas era bastante modesta.

Por lo que es difícil constatar que el concepto de producción en masa puede proporcionarnos una base fructífera para seguir investigando la teoría o historia de la manufactura. En términos teóricos eso se debe a que la producción en masa nos distrae con insustancialidades e irrelevancias y al mismo tiempo fracasa a la hora de identificar la fuente de la reducción dinámica de costes en rasgos como los cambios de las disposiciones y la producción de un bajo nivel de stock. En el ámbito de la producción en masa es igualmente engañoso ya que promueve una falsa periodización y elimina importantes cuestiones sobre la continuidad y discontinuidad.

Por esto la idea de la producción en masa pertenece a una época pasada.