Domingo Faustino Sarmiento

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De este modo, Sarmiento como enunciador, va construyendo el personaje de Facundo como la síntesis del gaucho de la campaña: inculto, ocioso, supersticioso, rebelde, individualista, instintivo, jugador e indomable. Pertenece a una familia honesta y humilde. Por su capacidad de líder, su ambición y el uso del terror como arma persuasiva, representa el símbolo del caudillo americano.

“…En todos sus actos mostrábase el hombre bestia aún, sin ser por eso estúpido…

Incapaz de hacerse admirar o estimar, gustaba de ser temido;…” (Sarmiento, 1845, pág. 82)

En el cap. II del Facundo, Sarmiento hace una pormenorizada descripción del gaucho, estableciendo una clasificación, por así decirlo: el rastreador, el baqueano, el cantor, el gaucho malo.

De acuerdo a lo que Sarmiento construye alrededor del personaje de Facundo, éste se ajusta en varios aspectos a la descripción del gaucho malo: es caracterizado como bipolar y misterioso. En las peleas mata personas y todos les tienen miedo. Roba por necesidad y se enfrenta usualmente con la Justicia y la desafía. Roba caballos, ya que conoce la característica de cada uno. Secuestra mujeres y al día siguiente las devuelve. A los gauchos se los consideraba personas solitarias, ya que al ser nómades se les imposibilitaba formar una familia. Al no poseer una familia, perdían posición en el orden social, ya que no trabajan para mantenerla y además, al no tener contención ni cariño Sarmiento resalta que “de ellos puede esperarse lo peor”.

Pero para Sarmiento, el personaje riojano no es más que el representante del proceso transcurrido entre la colonia y el gobierno de Rosas.

Por otra parte, Juan Manuel de Rosas es el caudillo que supera a Quiroga en sutileza, habilidad y cálculo pero es, al mismo tiempo, quien representa el grado máximo de barbarismo puesto que, dado su origen, podría haber tomado otro rumbo pero, conscientemente, eligió la barbarie y su aplicación sistemática.

Si se tuviera que establecer un tema central en el Facundo, sin duda, podría decirse que es la vida de Juan Facundo Quiroga. Pero no es solo eso: ya en el título la oposición entre civilización y barbarie se erige como otro eje fundamental de la obra.

La batalla entre estos elementos contrapuestos constituye para Sarmiento el problema esencial que desgarra al país, en tanto que le sirve como recurso de análisis histórico: si bien Buenos Aires, por su cultura, es civilizada, Rosas la ha conducido a la barbarie; si bien Quiroga es un caudillo, es superado en barbarie por Rosas, que es culto.

Sarmiento pensaba que el gran problema de la Argentina era el dilema entre estos opuestos, concepto que no abandona nunca. Como muchos pensadores de su época, entendía que la civilización se identificaba con la ciudad, con lo urbano, lo que estaba en contacto con lo europeo, o sea lo que para ellos era el progreso. La barbarie, por el contrario, era el campo, lo rural, el atraso, el indio y el gaucho. Este dilema, según él, sólo podía resolverse con el triunfo de la "civilización" sobre la "barbarie". Sarmiento confundía civilización con progreso y había declarado como bárbaro todo lo americano y vernáculo, conceptos que serían rebatidos por Alberdi al responderle que la noción de civilización es relativa y no absoluta y que aun las campañas podían ser civilizadas.

Finalmente, lo que Sarmiento se proponía con la obra Facundo era lograr la adquisición de una conciencia nacional, a través de la comprensión de los problemas que se suscitaron como consecuencia de la reciente independencia y que llevaron al país a padecer el despotismo y la demagogia. Para ello, se valió del personaje de Facundo, lo que le posibilitó interpretar este proceso y efectuar, de esta manera, un análisis exhaustivo de la realidad argentina.

Bibliografía

- Sarmiento, D. F. (1845), Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas, Argentina. Ed. Gradifco

- Chávez, F. (1982) – Historicismo e Iluminismo en la Cultura Argentina. Bs. As. CEAL

- Wikipedia (datos biográficos)