EL LLAMADO EFECTO MOZART

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El cerebro humano capta el sonido y realiza su procesamiento central en la corteza auditiva para determinar su origen y localización, e identificar el tipo de objeto, persona o animal que produce dicho sonido. Este procesamiento comienza desde la captación de la onda sonora que ha generado un emisor.

Se conocen los eventos acústicos y neurofisiológicos de la transducción a través de las estructuras periféricas y de toda la vía neural hasta el SNC, donde se realiza el procesamiento en la corteza temporal. La organización tonotópica del sonido se inicia desde el oído medio, donde los diferentes segmentos de la membrana timpánica vibran de acuerdo con la frecuencia del sonido, esto origina el ‘principio de lugar’ que es la activación de neuronas por diferentes frecuencias y se aplica en toda la vía auditiva. De esta manera, cualquier estímulo sonoro, sea vocálico, ambiental o musical, accede a las áreas auditivas primarias.

El estudio del procesamiento central de la música permite atribuir a los dos hemisferios cerebrales la función de reconocimiento de distintas características del sonido:

El hemisferio derecho se relaciona con el análisis del tono y del timbre y el izquierdo con el ritmo, el reconocimiento de melodías y el análisis de las estructuras musicales en músicos o personas con entrenamiento musical. Existe una relación entre un procesamiento tonal en el hemisferio izquierdo y las lenguas orientales (tonales), como el tailandés y el chino, ya que los que hablan dichas lenguas tienen una activación del hemisferio izquierdo al oírlas, mientras que los que hablan otras lenguas tienen una activación derecha.

Hay diferencias significativas entre la representación cortical auditiva en los músicos y los que no son músicos, y es mayor en cerca de un 25% en los músicos respecto a los sujetos que nunca habían interpretado un instrumento, además de un aumento en el volumen del cuerpo calloso, el cerebelo y la corteza motora. La destreza motora y la coordinación que se requieren en la interpretación musical con cualquier instrumento explican la plasticidad observada en estas estructuras, estrechamente relacionadas con dichas habilidades.

Otros estudios miden las consecuencias de un entrenamiento musical formal a largo plazo. El aprendizaje de un código escrito estimula en los niños habilidades de memoria, de atención y de coordinación que se requieren para el adecuado desempeño en todas las demás áreas del saber, como matemáticas, lectura y memoria auditiva. Se atribuyen a estas últimas consideraciones el mejor desempeño escolar general que se encuentra en los niños que reciben clases de música, pues la música desencadena un mayor estado de alerta y una mejor actitud afectiva en el individuo. Lo anterior marca una importante diferencia entre el denominado efecto Mozart y las habilidades que pueden potenciarse en aquellas personas con aptitud y entrenamiento musical formal.

Por otro lado, según un artículo de ABC, El efecto Mozart es sólo un mito científico que se derrumba, pues otros científicos realizaron nuevamente el experimento de Rausher y Shaw sin éxito. Los últimos en realizar estudios relacionados con este tema fueron los psicólogos de la Universidad de Viena, quienes declararon que no son las melodías de Mozart sino el estímulo, “ya sea de Bach, o Pearl Jam”, el que podría causar el mejoramiento en los test. El responsable de la nueva investigación, Jakob Pietschnig, señala que: “Da igual lo que escucharan, ya sabemos que una persona es más eficiente con estímulos”.

Actualmente el controversial “efecto Mozart” se encuentra en la sexta posición en el libro Los 50 grandes mitos de la psicología popular escrito por los norteamericanos Scott E. Lilienfeld, Steven Jay Lynn, John Ruscio y Barry Beyerstein (2009).

La música no ha de significar exclusivamente ni una diversión, ni un complemento, ni un adorno en la vida. La música ha de constituir una parte importante de la vida en sí, de la vida en general y de la vida de cada persona en particular. - Kabalevsky -