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La utopia tecnologica y mentalidad tecnicista

Enviado por   •  25 de Diciembre de 2018  •  2.668 Palabras (11 Páginas)  •  271 Visitas

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Entre otras cosas, el pensamiento de Bacon parece ser en el fondo una reacción contra la perspectiva de la filosofía aristotélica. El autor de Nueva Atlántida consideraba que esta filosofía no daba la debida primacía a la utilidad. Él, en consecuencia, trata de proponer un tipo de conocimiento que permita dominar la naturaleza. Desde esta perspectiva descalifica a la ciencia tradicional porque piensa que la ciencia debería orientarse hacia el dominio, hacia la práctica y hacia la utilidad. Para Bacon las filosofías de Platón y Aristóteles deberían ser sustituidas. El pensamiento de Santo Tomás, y de otros escolásticos, lo juzga igualmente inadecuado. En su lugar, para él, debería aparecer una ciencia experimental universal con un nuevo tipo de lógica.

De los escritos de Bacon destaca el que lleva por título Novum Organon Scientarum seu indicia vera de interpretatione naturae et regno hominis (1620)[51]. En esta obra, conocida simplemente como Novum Organon, hace el intento de presentar una nueva lógica que lleve al conocimiento útil y al dominio de la naturaleza. El criterio de lo verdadero o de lo bueno queda desplazado por el criterio de "utilidad". El criterio de transformación de todo lo posible queda como central y cuanto no está en esa dinámica, o la obstaculiza, queda relegado. La lógica que propone para respaldar su perspectiva estaría recogida en un nuevo método que llama científico. Su pretensión no es otra que desarrollar un conjunto de normas que permitan un conocimiento científico ordenado a la modificación de la realidad, a través de experimentos que deberían ser metódicos, ordenados, reflexivos y dirigidos por la razón. Por supuesto el método como era entendido y aplicado excluía todo otro ámbito de la realidad y como tal era eminentemente reduccionista. Lo cierto es que su propuesta además de reductiva a nivel ontológico era tan complicada, y poco científica, que fue totalmente inservible; en contra de sus propias premisas resultó inútil.

Junto con la obra de Bacon, Nueva Atlántida, se debe mencionar también el libro de Tomaso Campanella, La ciudad del sol. Se trata de otra obra de carácter utópico en la que la técnica va a ser colocada también como la fuente suprema de conocimiento de la realidad y de solución de los problemas del ser humano, aunque con un papel no tan central ni preeminente como en la obra de Bacon. La técnica para Campanella era en cierto sentido el factor determinante en la configuración de la cultura. Por ejemplo destaca en su obra la importancia del invento de la imprenta, de la pólvora y de la brújula. En un pasaje en el que se relata lo que dicen los habitantes de la ciudad del sol, se afirma: «Hablan también de la maravillosa invención de la imprenta, de la pólvora y de la brújula, cosas éstas que constituyen otros tantos indicios e instrumentos de la reunión de todos los habitantes del mundo en un solo redil»[52]. Y en otro fragmento llega a decir: «el descubrimiento de la imprenta y del arcabuz, y no se puede dudar que ofrecieron a los hombres el motivo, o más bien la ocasión, para mudar profundamente las leyes...»[53]. Es decir, la tecnología --a través de artefactos concretos-- jugaría un papel capital en la configuración de la sociedad humana. Como en el caso de Bacon, en la obra de Campanella la dinámica intramundana aparece clara. La técnica y la manipulación de las cosas constituyen la fuente de lo superior en el ser humano. La técnica está en el centro de todo y condiciona todo lo demás. Algo como lo que siglos después Karl Marx planteará en relación a lo que llama estructura y medios de producción en relación a la superestructura. En esa línea, hoy, y después de Harold Innis, y sobre todo de Marshall McLuhan --con su homo typographicus y la aldea global--, Campanella resultaría un verdadero "adelantado" de su tiempo.

Así como Bacon y Campanella se anticiparon al futuro, también iniciaron algunos graves vicios en la aproximación a la técnica que después serán asumidos y desarrollados por los ilustrados --desde su endiosamiento de la razón y la ciencia--. Galileo Galilei (1564-1642) y René Descartes (1596-1650), por ejemplo, desarrollarán su pensamiento en inocultable sintonía con los planteamientos de estos utópicos renacentistas. Por esta razón, no parece descabellado calificar a Francis Bacon y, en cierta medida a Tomaso Campanella, como los iniciadores de lo que después devendrá en la mentalidad tecnologista y el tecnocentrismo, es decir la mentalidad que absolutiza de tal manera el papel de la tecnología que termina desplazando otros ámbitos del saber y de la realidad, con grave desmedro del fin último del ser humano. Esta aproximación constituye un reduccionismo metodológico[54] --tanto valorativo como práctico-- cuya norma suprema es la eficacia por la eficacia sin ningún interés por la verdad o el bien y mucho menos por la belleza. Es una mentalidad que se expresa en el cientificismo y que en el fondo no es otra cosa que una máxima confusión de los medios con los fines o, si se quiere, la perversión de los medios. Esta mentalidad evolucionó y se fue difundiendo sobre todo por obra de los iluministas. De la Ilustración pasó al positivismo y de allí a los liberalismos y a ese derivado antitético que es el marxismo. Hoy en día se descubre muy extendida, como se puede colegir de lo que hemos mencionado en relación a los tecnófobos y tecnófilos.

Es ésta la mentalidad que se descubre en los que propugnan las perspectivas tecnocentristas y los promotores de lo que podríamos llamar hoy la utopía tecnológica. Así como Bacon propuso una utopía donde la técnica era el saber supremo y el centro de toda la vida social, el siglo XX ha visto cómo se ha reeditado ese viejo sueño tecnocentrista. Pero a diferencia de los tiempos de Bacon y Campanella, esta nueva utopíatecnológica no sólo tiene defensores, sino también serios detractores que lejos de anhelar la realización de esta utopía buscan la manera de evitarla.

El inglés Aldous Huxley, por ejemplo, ponía como pórtico de su novela de fuertes tonos críticos a un futuro en exceso tecnologizado, Brave New World[55], un texto de Nicolás Berdiaeff: «Las utopías aparecen como más realizables que lo que se creía en otro tiempo. Y nos encontramos actualmente frente a una cuestión muy angustiante de otra manera: ¿Cómo evitar su definitiva realización? Las utopías son realizables. La vida marcha hacia las utopías. Y quizá comienza un siglo nuevo; un siglo donde los intelectuales y la clase cultivada soñarán los medios de evitar las utopías y de retornar a una sociedad no utópica, menos "perfecta" y más libre». Como se ha dicho, Huxley forma parte de un conjunto de escritores del género de

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