A lo largo de la carrera no solo se aprende conocimientos

...

Mi primer lugar al que me asignaron fue Punta Oriente, un día antes de la aplicación tuve que ir a las oficinas del ICHEA a recoger los exámenes y la lista de las personas que realizarían el examen, me dieron un croquis para poder llegar con más facilidad, sin embargo, al no conocer la colonia se me complico un poco llegar al lugar asignado, pero gracias a Dios pude llegar a tiempo, afortunadamente las personas todavía no habían llegado al lugar, conforme pasaban los minutos las personas empezaron a llegar.

Una vez que la mayoría de las personas habían llegado, me presente de una manera cordial y sencilla, me presente como la persona responsable de llevar a cabo la aplicación de exámenes. Con una actitud amable, propicié entre los educandos un ambiente agradable y de confianza, en la que cada persona me fue diciendo su nombre.

Al finalizar la presentación les solicite a cada educando su credencial del INEA o cualquier otra identificación con fotografía, pero como la mayoría eran jóvenes menores de edad muchos no traían una identificación y menos del ICHEA, aun así la maestra me dio autorización de aplicarles los exámenes y para aquellas personas que si traían su credencial verificaba que la fotografía de cada credencial correspondía a quien la portaba, y que no estuviera alterado.

Todos los educando que deseaban presentar un examen deberían aparecer en la lista de solicitud de examen. En caso de que alguno no se encontrara registrado en la lista no podrá presentar examen.

Al momento de aplicar el examen les solicitaba a los educandos que guardaran cualquier otro material de apoyo o consulta no autorizado.

Antes de entregarles el examen anotaba su nombre y clave del examen en mi hoja de registro, así mismo las hojas de respuesta debían tener algunos datos como la zona, la cede de aplicación, clave del examen y la firma del aplicador en este caso el mío.

Al entregarles el examen les explicaba la manera de llenar la hoja de respuestas y que en varios exámenes las respuestas deberían de ser anotados en el cuadernillo de examen, les dejaba en claro que no podrán salir del lugar de aplicación hasta que terminen su examen y hayan devuelto el cuadernillo de examen y la hoja de respuestas.

La aplicación duraba alrededor de 6 horas, ya que la mayoría de los personas realizaban dos o tres exámenes, y muchos otros duraban alrededor de dos o tres horas en un examen. Así mismo debo reconocer que muchas personas se les complicaba leer, ya que apenas unos días antes la habían aprendido, y aun no estaban muy familiarizados con las letras, pero sus ganas de continuar y seguir aprendiendo me motivaban más a seguir aplicando exámenes.

Cuando los educando me entregaban su examen les pedía su libro, correspondiente a cada examen que fueran presentando, en el buscaba la hoja de avances, revisaba que el alumno hubiera realizado las actividades, así mismo revisaba la penúltima hoja y verificaba que estuviera completamente llenada por el asesor y que estuviera firmada por el asesor.

Me informaron que si el libro ya no tiene hoja de avances, es porque el educando presentó con anterioridad ese examen sin aprobarlo y las evidencias ya fueron revisadas, así que no tenía que volver a presentarlas. Cuando un alumno no llevaba su hoja de avances ya sea porque no tenía libro o se le había olvidado llevar, el técnico docente le entregaba una carta donde pedía se le aplicara el examen al alumno. Así mismo si el alumno ya había presentado el examen anteriormente se debía revisar que en la primera hoja del libro apareciera la fecha y la sede de aplicación anterior, así como nombre y firma del aplicador.

Al terminar de revisar y comprobar que todas las evidencias estuvieran completas desprendía la hoja de avances para entregarla en la Coordinación de Zona, todo aplicador debía poner su nombre, firma, fecha y sede de aplicación en la primera hoja del Libro del Adulto.

Al finalizar la aplicación regresaba a mi casa, en donde ordenaba todo conforme las especificaciones que me pedían para poder entregar los exámenes, así mismo tenía que llenar un formato donde especificaba cuantos personas aplicaron exámenes, donde fue la cede, hora de inicio y hora de término de la aplicación y finalmente firmaba la hoja, en la mayoría de las aplicación era el mismo procediendo.

La mayoría de mis aplicaciones los realice en Punta Oriente, siempre realizando las mismas actividades. Tengo que considerar que al tener o estar estudiando una licenciatura y un conocimiento más completo y especializado, no significa que sé tiene la capacidad de transmitirlos. Ya que muchas veces me tocaba explicarles a los educandos algo que no le entendían, al no tener yo las técnicas necesarios para explicarles, muchas veces los dejaba con más dudas por eso tuve la necesidad de buscar y conocer diferentes formas de enseñar a los educandos.

Otra sede de aplicación fue en la colonia villas del prado, aquí realice las mismas actividades que en las otras sedes, muchas veces me tocaba buscar un lugar para la aplicación de los exámenes, ya que veces a la profesora no le prestaban las llaves de la escuela o la persona encargada no se encontraba en su domicilio, por lo que en muchas ocasiones tuve que aplicar los exámenes en la calle.

Las Técnicos Docentes deben de tener más cuidado con estos tipos de situaciones, ya que tanto los educando como yo teníamos que esperar largos tiempos para que nos abrieran la escuela, y como mencionaba anteriormente muchas veces tuve que aplicar los exámenes en la calle, lo cual representaba un peligro para los niños que llevaban algunas madres.

Los conocimientos se adquieren de los profesores sin importar el método que utilicen. Sin embargo debo confesar que los técnicos o los asesores tenían los conocimientos y las habilidades para poder transmitir los conocimientos a sus alumnos y así poder cumplir con los requerimientos del programa. Un buen profesor requiere de habilidad para propiciar en los alumnos el interés por el estudio, y también de la capacidad de transmitir los conocimientos, complementándose una de la otra, por lo cual mis respetos a estos hombres y mujeres que día a día dedican su tiempo para que las personas y jóvenes puedan continuar con sus estudios, ya que también los motivaban a seguir adelante.

La labor de un asesor, profesor, o facilitador de información no es nada fácil, mucho menos cuando se está al frente de un grupo de jóvenes y adultos, en la que muchas veces son jóvenes con problemas de drogadicción, niñas embarazadas y adultos mayores de 60 años, pero que tienen el deseo de salir adelante,