ANÁLISIS DE POEMAS DE MONICA GONTOVNIK.
Enviado por Sara • 3 de Diciembre de 2017 • 1.248 Palabras (5 Páginas) • 583 Visitas
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La victoria:
Cuando danzo
mi cuerpo se retoma
fragmentándose ante la mirada (metáfora)
de los demás
recojo el rompecabezas (metáfora)
mientras en el laberinto (metáfora)
insisten en perdurar
todas las respuestas
Las preguntas insisten en perdurar, por otro lado, porque con el baile no se han resuelto todos los problemas de la vida. Antígona y el hablante lírico, pues, terminan por convertirse en una sola. La idea del suicidio está conjurada por el momento gracias al poder revitalizante de la música y la danza.
MILJAMA
Miljama es el nombre hebreo que se le da que se da a la guerra en el Antiguo Testamento. Este poema, pues, habla de una batalla: la del tiempo que todo lo consume contra el espíritu que lucha por permanecer; la del cuerpo que se afirma a través del goce contra la actitud trágica que se desprende de la conciencia plena sobre la brevedad de la vida. De hecho, el término “batalla se hace explícito en la primera estrofa”:
La batalla de flores
Es mi memoria
Disfrazada de marimonda
Ahora bien, en el primer verso de la estrofa citada, la palabra “batalla” tiene una connotación diferente. Despojada de su definición habitual, la metáfora completa (“batalla de flores”) alude al desfile con que se la da apertura al Carnaval de Barranquilla, pero el tercer verso no da lugar a las ambigüedades:
Disfrazada de marimonda
La estrofa completa, pues, estaría referida a una actitud cómica ante la vida. Es como si el hablante lírico dijera, como los versos de aquella canción de Celia Cruz, que la vida es un carnaval, y que no vale la pena vivir con un lamento constante a flor de piel.
La derrota de La vida sobre La muerte, vuelve a aparecer en la segunda estrofa (ocho versos), pero no en cualquier parte sino en el trópico (las palmeras son las plantas por excelencia del trópico). El movimiento de pies en la efervescencia de la danza (que bien podría ser un ritmo de cumbia), y el movimiento de caderas terminan por triunfar sobre La muerte, tal como se aprecia en los tres últimos versos:
Mis pies descalzos creen danzar
Sobre palmeras sin rostro
Que se mueven como la muerte esquiva
Usurpando metáforas
Desplazando mis caderas
Desarmando con la luz de la vela
Ese sonido que detiene la respiración
Ese ruido que impide todo movimiento (8)
Además parecería cumplirse aquella afirmación de Antonio Benítez Rojo cuando dice que en el caribe no existe el apocalipsis, que la tragedia está conjurada por el carnaval.
La tercera estrofa (6 versos) es más reveladora de esto que se ha venido diciendo. La muerte aparece personificada, desacralizada, sin zapatos y mezclándose con la multitud. Su guadaña ya no puede hacernos daño; la eternidad está en el goce puro y auténtico, tal como se revela en los tres últimos versos.
La muerte también descalza (Personificación y metáfora)
Guarda su guadaña mentirosa
Se escabulle entre la multitud
Permitiendo el goce que
Desde hace milenos
Ningún disfraz tapa (6)
Los dos versos siguientes podrían entenderse como una referencia a la brevedad de la vida. El tiempo no aparece trasformado ya en un reloj de arena, sino en una vela. A medida que la cera se derrite, se va acabando nuestro tiempo sobre la tierra.
El canto es una sola línea
Que dura lo que la llama permite
Pero el último verso es mucho más contundente: sabemos que somos mortales ¿por qué sufrir entonces por algo que no tiene remedio? Finjamos entonces no ver el punto final; finjamos que somos inmortales
Se finge no verle el punto final.
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