CRECIMIENTO INSOSTENIBLE

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En los siguientes 15.000 años, se producen los primeros asentamientos estables. Un modelo que perdura hasta mediados del XIX. Interactuamos más con la naturaleza. Nuestro nivel de renta se multiplicó por cien.

En los últimos 150 años se produce el gran cambio. Desarrollamos la ciencia moderna y la tecnología, que han provocado el más rápido crecimiento demográfico y económico. La población que vive en ciudades se multiplica por veinte hasta alcanzar la cifra de tres mil millones. El nivel de renta volvió a multiplicarse por cien, según datos del International Programs Center y del Centro Groningen de Crecimiento y Desarrollo.

Convencidos de que el crecimiento era imparable, las previsiones sugerían que en los próximos 40 años el nivel de renta se multiplicaría otra vez por cien. Los gurús de la economía afirmaban que el crecimiento traería prosperidad y este, a su vez, más crecimiento en una espiral sin fin.

“Cuantos más seamos, mejores serán nuestras oportunidades de sobrevivir los próximos millones de años”, decía Tim Harford. El resto de los mortales quisimos creerlo

¿Posibles soluciones?

Como contrapartida al crecimiento sostenible, en los últimos tiempos expertos como Serge Latouche han apostado por el decrecimiento sostenible. Desde este punto de vista se considera que cierto grado de decrecimiento económico es fundamental para la sostenibilidad social y medioambiental. Algunas de sus propuestas pasan por:

– Reducir nuestra huella ecológica y retroceder la producción material a los niveles de los años 1970.

– Reducir el transporte y evitar el despilfarro de energía.

– Relocalizar todas las formas de actividad.

– Reducir la jornada de trabajo al mínimo posible

– Reutilizar y reciclar a mayor escala.

– Estimular la producción de «bienes relacionales» en lugar de explotación de los recursos