Como se da el Estudio de Caso Misiones Jesuitas
Enviado por Jerry • 27 de Diciembre de 2018 • 4.581 Palabras (19 Páginas) • 452 Visitas
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A partir de 1970, se realizaron diversas reuniones buscando integrar un circuito de turismo cultural por parte de la UNESCO. En 1977 se realizó un informe del INTAL-BID en el cual se formulaba un Plan de Desarrollo Turístico en la región de las Cataratas, las Misiones y zonas lindantes. En la Conferencia General de la UNESCO de 1978 se nombró a las Misiones Jesuíticas de Guaraníes como aquellas que debían preservarse por la importancia que tienen para la historia y la civilización de toda la humanidad. Luego fueron también incorporadas al “Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural” de la UNESCO en 1994 a través del Programa Regional “Misiones: camino hacia la integración” que involucraba a la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. De la misma manera, en 1995 las Misiones Jesuíticas fueron incorporadas en los acuerdos del Mercosur Cultural, constituyendo una comisión técnica regional. Por otro lado, es importante destacar la co-participación del Gobierno Nacional y Provincial en conjunto con el Gobierno de España, Gobierno de Alemania y Universidad “Federico II” de Nápoles para desarrollar planes de prevención, estudios históricos, arquitectónicos, arqueológicos, medioambientales, geotécnicos, socio-económicos y medidas de prevención en las Reducciones Jesuíticas de Nuestra Señora de Loreto, Santa Ana y Santa María La Mayor. Finalmente, en la actualidad existe también un acuerdo con Paraguay para desarrollar el corredor turístico integrado binacional con el fin de promocionar el conjunto de Reducciones Jesuíticas de ambos países.
San Ignacio
San Ignacio es una localidad y municipio argentino ubicado en la provincia de Misiones, a menos de 3 kilómetros de la margen derecha del río Paraná. Es la cabecera del departamento San Ignacio, al sur de la provincia. San Ignacio es muy conocida por contar en su casco urbano con las ruinas históricas de la reducción jesuítica de San Ignacio Miní, cuyos restos se encuentran entre los mejores conservados de esta etapa histórica.
Si bien desde fines del siglo XIX se habían realizado algunos relevamientos y tareas de cercado del antiguo asentamiento jesuítico, fue recién en 1940 que, con intervención de la Dirección General de Arquitectura de la Nación se dio inicio a los trabajos de recuperación.
Por entonces, la vegetación había invadido, no solo los interiores de las estructuras, sino también los mismos muros, facilitando en algunos casos su deterioro y caída. Otros muros habían sido destruidos para re-utilizar el material en la construcción de nuevas estructuras, entre las que se contaba la vivienda del propio cuidador del sitio.
La fachada principal del templo mayor fue intervenida desarmando y rearmando una parte. Esta operación también se realizó con otros elementos y partes de diferentes construcciones del asentamiento. Se logró recuperar algunos de los elementos estructurales de madera, como las columnas de urunday que sostenían la galería, delante de la casa de los padres. También se despejó los pisos de baldosas y encontró una cantidad importante de tejas rotas que habían formado parte de los techos -por entonces derrumbados- de los edificios.
Se logró recuperar gran parte de las estructuras dejando casi todos los muros en su altura original. Las construcciones perdieron los techos y las carpinterías, de los que no han quedado vestigios.
En las cinco décadas posteriores en el sitio se realizaron ciertas tareas de mantenimiento, como el control de la vegetación, apuntalamiento de estructuras y la restricción de la circulación del público en sectores con niveles potenciales de riesgo, a las que se sumaron la puesta del centro de interpretación y el montaje del espectáculo de luz y sonido. También hubo algunos proyectos de mejoramiento del entorno, pero no se han vuelto a realizar intervenciones de importancia sobre las estructuras arquitectónicas.
Se han realizado muchos trabajos de reparación, sin embargo, muchos de ellos no fueron los más indicados: un sector de la iglesia de San Ignacio Miní fue reparado utilizando epoxi, lo que provocó un daño irreparable, ya que el epoxi se adhiere y es imposible quitarlo para reemplazar las piedras dañadas. Justamente ese sector es el de mayor valor arquitectónico: tiene piezas trabajadas de gran valor ornamental y conserva los pisos originales. "Las paredes tienen problemas estructurales, por el estado o ausencia de elementos pétreos que las constituyen, la acción de agentes bionaturales, la ausencia de los techos y de las columnas de madera originales", sostuvo en un informe el delegado de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, el ingeniero José Luis Pozzobón. "La libre exposición a los agentes climáticos y la falta de trabajos de prevención desembocan en un avanzado estado de deterioro", señaló el funcionario.
Actualmente, existen algunos muros que presentan diversos deterioros entre los que se cuentan pérdida de estabilidad, desprendimiento y rotura de mampuestos, erosión superficial de elementos en relieve, vandalismo de los visitantes, etc. Los coronamientos son afectados por el desarrollo de vegetación invasiva. A través de ellos el agua de lluvia ingresa al interior de los muros facilitando su degradación.
También es preocupante el estado de aquellos que fueron apuntalados, ya que por la putrefacción de la madera con la que fueron construidos, están quedando fuera de servicio. Estos casos, y otros en que ya se han producido desprendimientos de mampuestos, obligaron a restringir la circulación de los visitantes por un lapso de tiempo, ya que implican un riesgo concreto, tanto para la supervivencia de las estructuras, como para la seguridad de los visitantes.
Propuestas de intervención
- Elaboración de un Plan de Manejo que contemple las necesidades de conservación y restauración del sitio; el establecimiento de la restricción de acceso al visitante para áreas no controlables o con problemas de conservación; el control de la vegetación y reforestación, establecimiento de un programa de limpieza permanente; así como el mejoramiento del centro de interpretación.
- Capacitar a los guías turísticos tanto en la mejora en la calidad de la atención, dando énfasis en los aspectos históricos y de conservación al visitante y un mayor control sobre éste que limite el vandalismo.
- Realizar un estudio de capacidad de carga del sitio, para determinar el número de turistas a recibir por temporadas (alta y baja), con el objetivo de conservar el sitio.
- Implementación de servicios educativos para alumnos y estudiantes que incluyen
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